ACLARACIÓN

El Blog FARABUNTERRA, no tiene ninguna responsabilidad por el contenido de los sitios que han sido citados como fuente, los cuales se seleccionan según las normas del diálogo abierto y civilizado.
Las imágenes y productos multimedia, son extraídos en su gran mayoría directamente de la Red. En el caso de que la publicación de algún material pudiera lesionar derechos de autor, pido por favor ser notificado por correo electrónico ubicado en la parte superior para su inmediata remoción
.
PARA NUESTROS ENEMIGOS IDEOLÓGICOS LES DECIMOS DESDE SIEMPRE: NO NOS CALLARÁN!!!
TODOS SOMOS UNOS!

Nuestro facebook, otra oportunidad màs para enterarte de nuestro acont ecer

Nuestro  facebook, otra  oportunidad  màs  para enterarte  de  nuestro  acont ecer
Click en imagen

miércoles, 21 de agosto de 2013

El retorno de Cheburashka

http://spanish.ruvr.ru/2013_08_21/El-retorno-de-Cheburashka-3105/

Чебурашка мультипликация мультфильм

No hay cubano entre los veinticinco y los cincuenta años que no haya crecido viendo al Tío Stiopa regular el tránsito; a la Liebre escabulléndose del malvado Lobo mientras repetía “nu, pogodí”; o al Cocodrilo Guena y su acordeón, compartiendo aventuras con el inseparable Cheburashka. Imágenes que aunque en su momento tal vez aburrieron a unos cuantos por la reiteración, el paso del tiempo las ha hecho entrañables.

Y es justamente esta nostalgia por esos animados de la infancia, la que ha movido al diseñador Darwin Fornés para llevar a cabo un proyecto que hasta a él mismo le ha sorprendido por su acogida.
Con la feria de verano Arte en La Rampa, nació Chamakovich, nombre que surge del muy común apelativo chama (niño), reconvertido al acento ruso. “Buscábamos un nombre que sonara bien, con alguna dosis de simpatía y que vinculara varios conceptos como infancia-retro-cuba-soviético, sin que fuera demasiado complejo o encriptado” cuenta el joven diseñador. “Finalmente encontramos Chamakovich”.
Ahora, pulóveres y bolsos con los simpáticos personajes atrapan la atención de decenas de personas cada día, que en muchos casos, aprovechan la ocasión para compartir remembranzas.
“No los apreciábamos igual entonces, pero ahora me traen lindos recuerdos”, relata Tania, una ingeniera de cincuenta y dos años, graduada en Moscú.
“Durante mucho tiempo no conocimos otra cosa. Era eso, y algunos animados norteamericanos muy antiguos”, recuerda Yoel, de cuarenta años. “Luego empezó la era del video y el DVD y se amplió el diapasón”.
“La idea de Chamakovich surge porque noté que en Facebook gustaban mucho los fotogramas de muñequitos rusos e imágenes de objetos del universo infantil cubano de antaño”, precisa Darwin. “Esas fotos provocaban tanta nostalgia en mí y en mis amigos que terminamos teniendo una entusiasmada conversación acerca de esos muñes y se me ocurrió que podrían funcionar impresos en soporte textil”.
“La primera etapa del trabajo fue recuperar y ver muchos muñequitos. Fue grato trabajar sobre esos personajes, redibujarlos, tener sus líneas y formas entre las manos tantos años después. Mi idea era que los personajes permanecieran fieles a sus diseños originales. En el caso específico de Cheburashka que es un muñeco tridimensional (animado en la técnica stop-motion) el reto estuvo en hacer una ilustración plana que recreara su volumen y textura”, apunta Fornés.
El Taller de Serigrafía René Portocarrero fue el encargado de dar nueva vida a los personajes, que tras su lanzamiento en julio, llamaron la atención a muchos en el Pabellón Cuba, sede de la Feria. Muy pronto se agotaron algunas tallas y diseños, que debieron ser reimpresos. Pero esta iniciativa también suscita la polémica.
“No por gusto los criticaban y se hacían bromas a partir de los animados rusos”, dice Orlando, de sesenta y ocho años. “No tienen nada que ver con nuestra idiosincrasia, con la manera de pensar y ver el mundo de los cubanos”.
Por su parte, Darwin, que aún no ha cumplido los treinta años, lo explica así: “Si bien para mí los muñes rusos habían sido un regalo y su presencia constante en pantalla era una forma de diversión, para algunas generaciones mayores era un símbolo de imposición que trascendía el mero recreo. Yo estaba construyendo mi universo infantil, pero ellos ya eran adultos, para ellos tenían otros significados”.
Lo cierto es que, con defensores y detractores, los muñes rusos ya son parte de la historia y la memoria colectiva cubana. “Pienso que la gente los siente ya como suyos, no como algo ajeno. El interés en ellos no es necesariamente sinónimo de interés hacia Rusia, ni al vínculo cubano-soviético, es añoranza por su infancia, es pura nostalgia”, concluye Fornés.
as
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

No hay comentarios: