Fotо: EPA
A
decir verdad, hoy pocos en Europa han esperado tal tirantez en las
relaciones entre Londres y Madrid debido a la situación relativa a
Gibraltar. En muchas capitales el motivo del conflicto parecía
insignificante y fácilmente resoluble. A los españoles les parece una
ofensa leer que hace tres siglos ellos habían perdido un territorio
reducido pero estratégico de su territorio. Así y todo, el
enfrentamiento estalló. Parecía que fuera generado por un acontecimiento
insignificante: el lanzamiento a las aguas costeras, por las
autoridades gibraltareñas, de setenta bloques de hormigón. La finalidad
de esta acumulación de concreto era crear un arrecife artificial como
obstáculo para los pesqueros españoles. Pero esto ha recordado una vez
más a Madrid la vieja ofensa, cuando perdió un pedazo de su tierra, en
el que se desmanda otro país. Tanto más que se halló un pretexto. El
presidente del gobierno español, al tratar de comprobar la justeza de
Madrid, no abandona el teléfono ni siquiera durante sus vacaciones.
Según su conversación con observadores de la UE, hoy en Gibraltar se
viola la legislación europea sobre los impuestos, contrabando y lavado
de capitales, lo que se refleja en la situación de su país. Ni siquiera
mencionó que su indignación se debía al cese de la pesca por los
españoles en las aguas costeras, donde ellos pescaban desde tiempos
remotos para la venta y para la alimentación de sus numerosas familias.
Su reacción no tardó en manifestarse: el gobierno decidió introducir un
impuesto sobre el cruce de la frontera Gibraltar-España .
Londres,
también indignado, no excluye medidas políticas y financieras contra
Madrid, si el cruce de la frontera no permanece gratis. A propósito, la
Comisión Europea considera que el pago por el cruce de la frontera viola
las normas vigentes. Ya a inicios de septiembre la UE se propone enviar
a la zona del conflicto su comisión. Las autoridades españolas no están
en contra de la llegada de observadores a la frontera con Gibraltar, a
condición de que los socios observen las leyes existentes. He aquí la
opinión de Soraya Rodríguez, portavoz parlamentaria socialista.
–No
es el momento de bravuconadas a todos, también al señor Picardo, cuando
lo que está en juego es el trabajo de los pescadores españoles que,
reitero, tienen el legítimo derecho a pescar es esas aguas. Cuando está
en juego su sueldo, cuando está en juego la sostenibilidad de sus
familias. Por lo tanto, una exigencia y una llamada de nuevo al diálogo y
a la solución del conflicto. Allí se demuestra la fortaleza de los
gobiernos.
Boris
Johnson, alcalde de Londres y uno de los políticos populares de
Inglaterra, incluso exhortó a defender Gibraltar como en 1982, cuando
los británicos reconquistaron a los argentinos las Islas Malvinas.
En
una de las conversaciones telefónicas con miembros de la Comisión
Europea, el presidente del gobierno español expresó estar dispuesto a
dialogar con Gran Bretaña para dirimir todas las cuestiones conflictivas
con pie en el Derecho internacional. Esperemos que el diálogo se lleve a
cabo a la brevedad posible, si bien en Gibraltar de repente amarró una
fragata de guerra de Gran Bretaña. “Tan solo para participar en
ejercicios y no para ahondar el conflicto pesquero”, se dejó oír la voz
de Londres. Igual que la Comisión Europea, los españoles y los
británicos confían, empero, que Londres y Madrid entren en diálogo y
solventen todas las incomprensiones respecto a la pesca costera.
Nos
queda recordar a los oyentes que Gibraltar se encuentra bajo la
dirección de Gran Bretaña tres siglos. De modo que no se descarta que
las divergencias entre los dos países en cuanto a la pesca frente a la
costa de Gibraltar, persistan en el futuro. Esperamos que las
negociaciones sean estrictamente pacíficas.
vs/sk
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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