Foto: AFP
Nadie
puede señalar con precisión, en qué momento justamente comenzó México a
alcanzar a EEUU en la tasa de población que padece de obesidad. Pero,
de conformidad con las estadísticas de 2013, estos índices de los dos
países prácticamente se igualaron y, hoy en día, el 70 % de los
habitantes de México tiene kilos de sobra y, un tercio de la población
se sitúa en la categoría de obesos, léase gordos.
Y
he aquí que, en el último día de octubre, el presidente de México
Enrique Peña Nieto dio inicio a la campaña de nacional de combate a la
sobrealimentación, definiendo de verdadera epidemia el crecimiento del
número de los conciudadanos que engordan. El presidente instó a los
mexicanos a practicar deportes, o aunque sea, a pasear con más
frecuencia. Y la cámara alta del parlamento nacional aprobó,
resueltamente, la introducción de un impuesto especial a las comidas y
bebidas "perjudiciales". Todo alimento que, por cien gramos genere de
275 y más kilocalorías pagará un impuesto adicional de un ocho por
ciento.
En
realidad, el problema de la obesidad está planteado para México en toda
su magnitud, más aún que esto concierne no solo a la población adulta,
sino que también ahora a los niños, comentaba a nuestro corresponsal el
alcalde de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera. El dirigente agregaba
que, en algunos restaurantes retiraron los saleros de las mesas. Y muy
pronto, con el apoyo de los empresarios se pondrá en marcha un vasto
programa sobre alimentación sana. Las escuelas serán provistas de agua
potable pura, a fin de que los niños dejen de consumir gaseosas dulces
de todo tipo. El problema de los kilos de sobra para los habitantes de
México es en algún sentido tradicional, e incluso para exponentes del
poder, y los policías, por ejemplo, no son en este caso una excepción,
apuntaba el alcalde Mancera:
–La
verdad es que no se cuidó eso, no se cuidó y fue creciendo y parecía
que era normal: se llegaba a decir que si alguien tenía sobrepeso era
muy sano, y quienes estaban delgados es que a lo mejor no estaban tan
sanos. La ciudad de México, desgraciadamente, tiene una gran disposición
por la comida que no es tan saludable, sobre todo la comida en la
calle. Pero estamos buscando fomentar que haya una reorientación
nutricional hacia la población.
El
alcalde indicó que la iniciativa de comenzar la lucha por una
alimentación sana fue planteada por representantes de fuerzas de
izquierda y ahora está cobrando fuerza. Por nuestra parte añadamos que,
según las estadísticas, el cuarenta por ciento de los policías en México
padecen de sobrepeso.
En
tanto, especialistas del otro lado del Atlántico evalúan con
escepticismo los métodos mexicanos de combate a la sobrealimentación.
Así, la médico-dietista Svetlana Isáienkova manifestaba a La Voz de Rusia que,
el contenido calórico constituye un índice destinado sobre todo como
una referencia para el especialista. Si la persona va a conformar su
ración sobre la base, solamente, del contenido calórico, va a caer
inevitablemente en una trampa.
La
implantación del impuesto a las calorías no es muy conveniente tampoco
desde el punto de vista de la dietista Elena Solomátina, debido a que
los productos altamente calóricos suelen ser tanto dañinos como
provechosos:
–Los
aceites vegetales mismos, que en nuestra vida son tan indispensables,
su contenido calórico es de 900 kilocalorías. Incluso una cucharada de
aceite, de 30 gramos, en cualquier caso, se aproxima ya justamente a las
270 kilocalorías. Es posible que un poco mas. Ahí está las nueces, por
ejemplo, que en dependencia de la especie, generan desde seiscientas
kilocalorías por cien gramos.
Hay
alimentos de menos contenido calórico, los que por ello no devienen
menos dañinos, precisa Elena Solomatina. De los productos con el sello
de light puede ser eliminada el azúcar y sustituido por el aspartamo, un edulcorante no calórico que no lo hace más útil. El aspartamo
puede emanar sustancias tóxicas. La alimentación debe ser equilibrada
de conformidad con las particularidades individuales del ser humano, de
su complexión y modo de vida. No es posible encerrarse en las calorías.
Pero,
en cristiano, el consumo estadístico medio de una persona no abrumada
por cargas físicas es de dos mil a tres mil quinientas kilocalorías
diarias. Pero los dietistas subrayan que, en ningún caso puede ser
comparado un plato integro con un pedazo de carne y verduras estofadas y
una barra de chocolate. Ellas son iguales en calorías, pero en el
segundo caso, el organismo no recibe material de construcción alguno. Al
servirse para el almuerzo una barra con relleno, usted querrá comer más
rápidamente que lo que deseaba antes del chocolate. Y entonces tendrá
una vez más que servirse un bocado mas, y otro más, etc.
En
lo que respecta a la combinación de productos, dietistas, fisiólogos y
químicos tienen criterios distintos. Pero, ninguno de ellos ve nada malo
en una torreja de pan negro con una fina rebanada de tocino. Sobre todo
en tiempos fríos del año, como los que están llegando ahora justamente.
Pero, con esto nos pasamos a Rusia, donde el problema de obesidad de su
población no es crítico. Más adelante les hablaremos como es combatida
esta epidemia en otros países del mundo. En tanto, ¡buen apetito!
sb/lj/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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