Foto: RIA Novosti
Después
de los Juegos, el espacio servirá de escenario no solo para próximos
eventos deportivos, sino también para celebrar conciertos y foros
internacionales de negocios.
El
Palacio Bolshói, situado en la zona costera de la ciudad, destaca entre
los múltiples edificios olímpicos que lo rodean por su enorme tamaño y
peculiar estilo arquitectónico. Tiene forma de una gota de agua
congelada y en los días de sol refleja la luz solar como una verdadera
roca de hielo, mostrando todos los colores del arco iris. Por la noche,
los afortunados que sobrevuelen Sochi podrán disfrutar del interior
iluminado del palacio a través de su techo de cristal transparente. En
las horas de oscuridad, el edificio se convierte en una gran pantalla
para visualizar imágenes electrónicas. De momento, luce los colores de
la bandera nacional de Rusia, y en los días de los Juegos mostrará los
mejores momentos de los partidos de hockey que pasen dentro.
El
Bolshói de Sochi ocupa un área total de más de noventa y cinco mil
metros cuadrados. Es casi dos veces más grande que el famoso estadio de
fútbol Camp Nou, de Barcelona. La cancha de hielo es obviamente menor
que el campo del estadio barcelonés, pero hay un enorme espacio debajo
de las gradas habilitado para controlar la parte técnica de los torneos y
espaciosos y cómodos camerinos para el descanso de los atletas. Natalia
Cherepánova, que responde por la organización de los eventos deportivos
en el Bolshói de Sochi, comenta:
–Disponemos
de un piso tecnológico que nos permite llevar a los atletas en
autobuses prácticamente hasta las puertas de sus camerinos. Hay
suficiente espacio para que pasen dos autobuses a la vez. Es un edificio
enorme. Los atletas, en su mayoría, son supersticiosos, no quieren que
les distraigan antes de la competición, necesitan tiempo y espacio para
concentrarse. El Palacio Bolshói les ofrece todas las posibilidades del
mundo para hacerlo. Llegan directamente al camerino, donde se cambian de
ropa y se concentran.
Las graderías del Bolshói tienen capacidad para doce mil espectadores e incluso más, prosigue Natalia Cherepánova:
–En
las llamadas gradas telescópicas hay capacidad para al menos tres mil
personas más. En la reciente presentación del espectáculo de hielo de
Iliá Averbuch, que sirvió para comprobar la cancha con vistas a los
Juegos, entre los patinadores y el público no hubo barreras
tradicionales de tablas y cristal, las habíamos retirado todas para que
el contacto fuese más estrecho. Esto es poco común. Normalmente, los
eventos de patinaje artístico se celebran en canchas con bordes, dejando
cierta sensación de separación entre el público y el atleta. Lo que
hicimos fue crear un nuevo ambiente, una especie de “entorno sin
barreras” poco tradicional para ese tipo de actividades.
La
gran capacidad y la facilidad de transformación prometen un buen futuro
postolímpico al Palacio Bolshói de Sochi, que ya acoge eventos no solo
deportivos, sino también de negocios como, por ejemplo, el reciente Foro
de Inversiones con exhibición de productos de muchas compañías. Es
también fácil transformar el Bolshói en una sala de conciertos, montando
un escenario y dotándolo de equipos técnicos necesarios. Tras la
celebración de un concierto, el polideportivo necesita solo un día para
recuperar su estado inicial.
nv/kg/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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