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Los
miembros de este influyente foro se han reunido ya por décima tercera
vez. Sin embargo, ni su agenda, ni la distribución de tareas entre los
participantes se ha preparado tan minuciosamente y tan largo que esta
vez. Tales cambios tienen un solo objetivo: convertir el foro en una
especie de órgano que aporte una ayuda concreta a cada uno de los
veintidos países. Las renovaciones se imponen desde hace mucho porque
los acuerdos viejos no traían a la población el bien apetecido. Es
verdad que los encuentros anteriores de este nivel las más de las veces
se limitaban al reconocimiento de defectos y errores. Esta vez todo se
ha pensado de una manera novedosa. A los líderes de los países amigos se
les encomendó establecer en la comunidad un orden nuevo y justo.
Los
ingentes cambios en la vida política, económica y social no podían que
conseguir sus objetivos con viejas leyes y tradiciones. De modo que a
los dirigentes de los países de la comunidad iberoamericana se les
exigía no solo hacer no pocos esfuerzos sino que invertir también
determinados medios. Con bastantes esfuerzos la España en crisis, una de
las participantes asiduas de los foros comunitarios, ha podido cumplir
los planes diseñados. De ello habló el príncipe Felipe que llegó de
Madrid. Declaró que su país pudo recuperar la confianza de la comunidad
internacional y está dispuesto a prestar asistencia a los
latinoamericanos . En pos de él, el presidente del gobierno de España
Mariano Rajoy, que también vino a Panamá, prometió ayuda a los estados
fraternos:
Cinta en cast.
Estas
declaraciones fueron altamente apreciadas por el Secretario General de
la Comunidad Iberoamericana Enrique Iglesias, que deseó viento en popa a
quienes prestan ayuda a los pueblos de América Latina, pues en los
propios países ibéricos la situación no es nada fácil. De suerte que la
finalidad de la cumbre que transcurre hoy en Panamá consiste en
comprender de qué manera se puede articular mancomunadamente la
cooperación en aquellas esferas que puedan surtir el máximo efecto. De
ello habló la víspera del encuentro el representante panameño Tomás
Guardia y en la propia Panamá se despliegan las primeras discusiones
tocantes no solo a las cuestiones palpitantes de política, sino también a
la consolidación de proyectos conjuntos de colaboración. Justo tal
ámbito puede pasar a ser la colaboración en altas tecnologías, donde
América Latina puede ya compartir sus realizaciones con Europa.
Y
en lo que atañe la política, muchas delegaciones se proponen exponer
sus recomendaciones en cuanto a la renovación de la cumbre. Así el
Presidente de Chile Ricardo Lagos, que encabeza el grupo orientado a dar
al foro un carácter humano y cohesionador de los pueblos, se propone
seguir propiciando que la situación en la Península Ibérica y en América
Latina sea más fraterna y que los problemas de la migración y, digamos,
de la seguridad social, desaparezcan en absoluto. Los representantes de
Argentina, Perú y Uruguay expresaron su seguridad de que la cumbre
panameña contribuirá a intensificar la cooperación entre Europa y
América Latina. También dan ejemplos a sus vecinos, en primer lugar,
Brasil, Colombia, México y Chile. Es posible que los europeos asimilen
su experiencia. Por su parte, el ya citado príncipe Felipe considera que
Europa puede contribuir a las naciones de América Latina a superar el
paro económico y la división regional. Esta opinión emitida en público
fue acogida ayer con entusiasmo por los participantes de la cumbre.
vs/sk
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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