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Los líderes de los países europeos critican duramente a la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU (NSA) por espionaje y exigen tomar medidas para poner fin a esto.
Mientras,
el 11 de julio de 2001, el Parlamento Europeo publicó un informe sobre
la existencia de una red similar de espionaje electrónico Echelon y las
trágicas consecuencias de su funcionamiento para la población y el
sector de negocios de Europa. La propia investigación en torno a esa red
empezó desde los años noventa. El informe contenía propuestas concretas
para poner fin a la actividad de los espías. Pero dentro de dos meses,
el 11 de septiembre de 2001, se perpetró un ataque terrorista contra
EEUU y las medidas propuestas no se aplicaron y ni siquiera se abordaron
más.
En
aquel momento, la red creada por cinco países –EEUU, Gran Bretaña,
Australia, Canadá y Nueva Zelanda– a principios de los sesenta para
interceptar la información que se transmitía por los canales de
comunicación del sector militar y del cuerpo diplomático de la URSS y
sus aliados se convirtió en un sistema de vigilancia global. Los objetos
de espionaje fueron los políticos, personas y las entidades de los
países europeos. El centro de control de este sistema se ubicaba en la
sede de la NSA en Fort Meade, Maryland.
A
día de hoy, el periódico francés Le Monde denuncia que EEUU espió las
embajadas de Francia en Washington y Nueva York. La canciller de
Alemania, Angela Merkel, también sospecha que la NSA pudo haber
interceptado sus conversaciones telefónicas privadas. Mientras, se sabe
que ya en la época de Echelon la NSA interceptaba las conversaciones del
entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, y recogía la
información sobre su sucesor, Ban Ki-moon.
En el mencionado informe del Parlamento Europeo de 2001 se propuso
instalar los módulos de protección de la información en los sistemas de
comunicación de las autoridades de los países europeos. Pero las
autoridades de Francia y Alemania recibieron los teléfonos con módulos
criptográficos solo después de que estallara el segundo escándalo de
espionaje con la participación de la NSA en septiembre pasado.
Además, ahora Le Monde
anuncia que la NSA no elige sus objetivos en base al principio de su
participación en la actividad terrorista, sino simplemente porque éstos
pertenecen a los círculos empresariales, políticos o al Gobierno de
Francia. Pero tampoco se trata de algo nuevo. En los tiempos de Echelon,
se probó que las tecnologías de los servicios de inteligencia se usaban
en EEUU no solo en los intereses de la seguridad nacional. Así las
cosas, en 1994, la información que estuvo en disposición de la NSA
permitió a la empresa McDonnell Douglas, que a día de hoy forma parte de
Boeing, adelantar a Airbus en el concurso de adjudicación de contrato
convocado por Arabia Saudí. Del mismo modo, la empresa estadounidense
Raytheon ganó en el concurso de adjudicación de contrato por un monto de
1300 millones de dólares convocado por Brasil en el que participó
también la compañía francesa Thomson-Alcatel.
¿Quizás
la NSA haya decidido someter a pruebas las nuevas tecnologías sin
avisar a otros servicios de inteligencia ni a las autoridades de EEUU?
Pero es imposible actuar de ese modo desde finales de 2004. En aquella
época, el entonces presidente estadounidense, George W. Bush, declaró
que “la lección principal del 11 de septiembre de 2001 es el
entendimiento que todos los servicios de inteligencia de EEUU deben
trabajar en conjunto, como una sola entidad”. Y se creó esta entidad.
Unos quince servicios secretos de EEUU fueron encabezados por una
persona – el director de Inteligencia Nacional que desde entonces
coordina las acciones de todos los servicios de inteligencia
estadounidenses y asimismo es asesor del presidente de EEUU y del
Consejo de Seguridad Nacional para asuntos de inteligencia. ¿Qué opina
el actual director de Inteligencia Nacional, James Clapper, sobre el
establecimiento de vigilancia sobre los aliados de EEUU? El pasado 8 de
julio, Clapper hizo una declaración ambigua: “Ni siquiera podemos
interceptar comunicaciones de objetivos en el extranjero si no tenemos
que cumplir una seria misión en materia de inteligencia exterior”.
Y
las “serias misiones” las aprueba el Congreso estadounidense. Por
ejemplo, en los diagramas filtrados por el extécnico prófugo de la NSA,
Edward Snowden, que provocaron el escándalo actual se puede notar una
pausa en el trabajo de la NSA en el período del 28 al 31 de diciembre de
2012. Es posible que el Congreso de EEUU haya necesitado este tiempo
para volver a poner en vigor una parte de la ley vinculada con el
espionaje electrónico en el extranjero.
Está
claro que EEUU hace todo conforme a sus leyes. Está claro también que
los servicios de inteligencia hacen la vista gorda ante las leyes de
otros países. Tan solo es difícil entender por qué en nuestra época de
dura competencia hay tan mucho idealistas entre los líderes de los
países europeos. Ya a principios de este siglo se puso de relieve que
existe un sistema de vigilancia global. Parece que ya se podría
acostumbrarse a esto.
ek/as/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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