La salud y la educación, para mí, son dos derechos básicos. Por eso no descanso en el afán de lograr que ambos sean ofrecidos y garantizados a toda la ciudadanía, cualquiera que sea su situación social.
Tú y yo sabemos que en la historia reciente de El Salvador, la salud fue vista como un mercado altamente rentable. Tristemente el país fue como un paraíso para los mercaderes de la salud, esencialmente para las grandes empresas médico hospitalarias y la industria químico-farmacéutica.
He escuchado, y probablemente tú también, a muchos decir que enfermarse es un lujo. Y cómo no considerarlo un lujo, si en el pasado para que un familiar fuera atendido en algún hospital de la red pública debía cancelar una cuota “voluntaria”, y luego con receta en mano se enfrentaba con los altos costos de las medicinas. Injusto, ¿verdad?
Ante ese lamentable escenario, en que predominaba un sistema de salud clasista y deficiente, es que, como gobierno del cambio propusimos acciones concretas, políticas, planes y programas que obedecieran a las necesidades de las personas.
En cuatro años del actual gobierno la situación de la salud cambió. Y para bien. Asumimos la salud como un derecho humano fundamental. Ello suponía un arduo trabajo para identificar y eliminar progresivamente las inequidades en salud entre grupos poblacionales. Una de las primeras medidasque tomamos fue eliminar las llamadas cuotas voluntarias.
Luego, ese nuevo enfoque permitió que los establecimientos de salud dieran paso al funcionamiento en red. El elemento dinamizador e innovador lo constituyó la creación de los Equipos Comunitarios de Salud (ECOS); le apostamos a más personal médico, a la construcción de nuevos hospitales, entre otras acciones. Contar con una Política Nacional de Salud y la Ley de Medicamentos también nos han hecho avanzar, y mucho.
Realmente era injusto que compráramos medicinas tan caras. Sé que ahora mucha gente puede comprar su medicamento en la cantidad y el tiempo requerido porque su precio ya no está entre los más altos del mundo. Haber alcanzado ese logro considero que es motivo para celebrar y sobre todo para defender. Probablemente pienses que esto no es suficiente, y tienes toda la razón. Este es solo el inicio. He querido compartir a grandes rasgos la situación que enfrentamos en salud y cómo en poco tiempo hemos logrado cambiar esa realidad.
Yo quiero para el país: que profundicemos los actuales logros de la Reforma de Salud, que aseguremos a la totalidad de la población su derecho a la salud y la calidad, que se dé un trato digno y cálido a los pacientes. Eso y mucho más es lo que quiero. Y tú, ¿qué quieres en salud?
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