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Hezbolá es la espina clavada en el orgullo del eje Estados
Unidos-Israel-Arabia Saudí desde hace años: se trata de la organización militar
que ha vencido una y otra vez en el campo de batalla al ejército mejor armado
de Oriente Medio, el sionista, y que ha derrotado continuamente a los intentos
del imperialismo de aislar al movimiento chiíta dentro del Líbano. Es más: en
la actual agresión contra Siria, por parte de grupos terroristas y mercenarios
financiados por Occidente, las dictaduras árabes y el sionismo, la entrada de Hezbolá
en la guerra dio un giro espectacular a la situación e invirtió el curso de la
guerra de Siria. Hezbolá, a diferencia de Hamas, único movimiento de liberación nacional de confesión zuñí, que ahora se ha posicionado junto a sus enemigos, los genocidas que siguen masacrando al pueblo palestino, contra Siria, tiene las cosas muy claras, y sigue sin tener duda alguna de quien es el verdadero enemigo de los pueblos árabes y, en realidad, de todos los pueblos.
En definitiva, no se debería descartar que acabar con Hezbolá haya sido una de las principales causas, sino la primera, de la agresión contra Siria. Si el objetivo final, como se dice, es Irán, acabar con Hezbolá, ese muro con el que han chocado siempre todos los intentos de someter a Siria o a Líbano, y principal protector de los palestinos exiliados en el sur de este país, tan fuerte que forzó a la retirada al ejército israelí en las dos últimas intervenciones de Israel contra sus bases, es esencial para allanar el camino.
De hecho, como dice la autora del artículo que ha inspirado esta entrada, y que se podrá leer a continuación, desde el comienzo del guión de la intervención contra Siria, Hezbolá ha sido objeto de ataques constantes por parte de la coalición occidental-israelí-saudí, pasando a ser incluida, a pesar de estar en el gobierno de coalición libanés, en la lista de organizaciones terroristas de la U.E., ( en junio de 2013), tras sufrir una serie de tejemanejes periodísticos que intentaron implicar a la organización líder de la resistencia antimperialista en Oriente Medio en, por ejemplo, en el atentado de Burgas, Bulgaria, que causó seis muertos, cinco israelíes más el kamikaze. Otro ejemplo de lo anterior es la internacionalización del juicio por el atentado contra el primer ministro libanés Rafic Hariri, a pesar de que los asuntos internos e individuales no son competencia del Tribunal Internacional surgido tras la firma del Estatuto de Roma en 1998, con el objetivo de culpabilizar a sus militantes. Recientemente se cambió la fecha de inicio de la pantomima de juicio a principios de 2014 (¿quizás para que coincida con una nueva ofensiva contra Hezbolá?).
En definitiva, lo indudable es que Hezbolá es la organización militar árabe más firme y más poderosa que continua liderando la resistencia contra el imperialismo yankee-sionista-saudí, y acabar con ella es un objetivo que con seguridad forma parte de los planes prioritarios de las potencias occidentales y de las dictaduras árabes, quizás con mayor urgencia que con el gobierno sirio o que incluso el iraní.
Ahora que Rusia ha encontrado una solución "diplomática" para evitar, al menos temporalmente, el bombardeo de Siria, y ha garantizado sus intereses económicos en la zona sin necesidad de pasar por una guerra de dudoso resultado, habrá que ver qué posición adopta Moscú ante la posible ofensiva contra Hezbolá. Damasco sabe que en la organización chiíta tiene un aliado de primer orden en la batalla frente a frente contra sus enemigos, pero no sabemos las obligaciones políticas que van incluidas en los acuerdos de desarme. Pero lo que si es seguro es que, en caso de tener que sacrificar a alguien, Al Bassad y Putin tienen claro quien va a ser el elegido, para bien de Israel que ya tiene a otras organizaciones "terroristas" como Hamas, que se ha posicionado ahora al lado de los saudíes, donde quería, es decir, en el mismo bando.
Pero que no se engañe nadie si piensa que Hezbolá va a ser un hueso fácil de roer. Hezbolá tiene un enorme apoyo entra la población libanesa, debido a su estructura de imbricación entra las clases desfavorecidas, su presencia constante en las calles, y su compromiso y fidelidad por la resistencia de los suyos y de sus aliados. Como hemos visto, no sería la primera vez que los agresores tuvieran que retirarse con el rabo entre las piernas tras morder el polvo libanés.
Y es que, como termina afirmando el artículo Después de Siria, Hezbolá (pinchar en el link para poder leerlo): "la historia recordará de esta secuencia a un Hezbolá lanzado a la categoría de fenómeno político-militar de la historia árabe contemporánea con el contraplano de una Arabia Saudí, principal abastecedora energética de la economía occidental y principal exportadora del yihadismo errático y sus excrecencias metastásicas, como la más formidable máquina autodestructiva de los árabes, sin la menor consideración hacia Palestina".
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