por Luismi Uharte
Martes, 24 de Septiembre de 2013 17:01
Cuando apenas quedan cinco meses para las elecciones presidenciales
salvadoreñas, nos encontramos en un momento propicio para realizar un
balance provisorio del periodo de gobierno del tándem Mauricio
Funes-FMLN (2009-2013)...
... y presentar algunas pinceladas del escenario de campaña antes de los comicios de febrero de 2014.
Funes-FMLN. En primer
lugar hay que precisar que el balance es del tándem y no exclusivamente
del Frente, ya que quien gana las elecciones de 2009 fue Funes con el
apoyo de la maquinaria del FMLN. La ex guerrilla salvadoreña, consciente
del techo electoral histórico –que oscilaba entre el 30 y el 35% de los
sufragios- que no le había permitido ganar unas presidenciales en las
dos últimas décadas de régimen post-dictatorial, apostó por un candidato
externo.
Funes, periodista prestigioso y
atractivo para el electorado centrista, la “derecha pragmática” y un
sector del empresariado, además de no ser considerado como un “riesgo”
por parte de la embajada de EE.UU., fue quien otorgó en gran medida ese
20% adicional necesario para la victoria. Quien gana las elecciones, por
tanto, no es sólo el Frente sino también y fundamentalmente el perfil
“amable” de Funes, fuera del imaginario de la sangrienta guerra de los
ochenta y expresión de un progresismo “difuso”, que públicamente
identificó a Lula y a Obama como sus referentes.
La relación de Funes con la dirección
del FMLN, desde la asunción presidencial, ha estado signada por un
enfrentamiento soterrado pero permanente. Tras la victoria, dos
decisiones del nuevo presidente evidenciaron su apuesta por mantener al
Frente en segundo plano. Por un lado, no permitiendo que miembros del
FMLN formaran parte del anillo presidencial, el cual fue conformado por
los denominados “amigos de Mauricio”, una combinación de tecnócratas y
oportunistas claramente alejados de la izquierda. Por otro lado, en la
distribución de las carteras ministeriales, ya que las más estratégicas
(económicas y de política exterior) fueron entregadas al citado grupo de
“amigos”, mientras que los considerados ministerios blandos (temas
sociales) sí han podido ser administrados por el Frente.
Tras el golpe de Honduras la posición de
Funes cambió relativamente, ya que el temor generado por la asonada
militar le llevó a solicitar a la dirección del Frente mayor apoyo
partidario, según afirma Tomás Minero, miembro histórico del FMLN y
alcalde de Ciudad Delgado, uno de los municipios más poblados del país.
La ex guerrilla, por su parte, a lo largo de este quinquenio
gubernamental ha arropado habitualmente al presidente frente a los
ataques de la derecha mediática, uno de los principales focos de
oposición. De cualquier manera, la alta popularidad que Funes ha
mantenido tampoco le ha permitido al Frente adoptar posiciones muy
críticas respecto a su “socio” de gobierno.
¿En qué ha cambiado el país?
Indudablemente, el país que se encontró el nuevo gobierno en 2009 se
encontraba en unos parámetros de urgencia social extrema. A la
brutalidad represiva del régimen militar de los años ochenta había que
agregarle dos décadas (1989-2009) de neoliberalismo salvaje conducido
por una derecha hija de los escuadrones de la muerte. Edgardo Mira,
economista del Centro de Investigaciones sobre Inversión y Comercio
(CEICOM), asegura que las recetas de los gobiernos de ARENA se
sustentaron en la privatización de los activos estratégicos (telefonía,
electricidad), la apertura comercial absoluta al capital transnacional,
la extranjerización de la banca y el TLC con EE.UU.
Las consecuencias de todo esto fueron
severas: la aceleración de la emigración salvaje hacia Estados Unidos;
la implantación del modelo de las “maquilas”, paradigma de la
explotación brutal de la clase obrera; y la desestructuración social
ampliada, caldo de cultivo para la implantación y el fortalecimiento de
las conocidas ‘maras’, bandas de criminales con un poder creciente.
Política social. La
esfera donde la mayoría de los analistas reconocen que se han producido
cambios con el gobierno de Funes y el FMLN ha sido la política social,
en manos precisamente de este último. La implantación de la gratuidad en
la educación y los servicios de salud y el control del precio de los
medicamentos han sido los logros más destacados, unido a una serie de
programas de corte asistencialista –como el vaso de leche escolar- que
han ejercido de paliativo en un contexto de extremas necesidades.
En comparación con los ejecutivos
derechistas de ARENA, se ha producido un aumento del gasto social,
aunque según Edgardo Mira, bajo una orientación poco sostenible, ya que
se ha realizado por medio del aumento del endeudamiento, lo cual tiene
“limitada viabilidad económica”. Las escasas modificaciones en política
fiscal explican en gran parte la apuesta por esta alternativa tan
riesgosa.
En materia de igualdad de género, El
Salvador mantiene en vigencia una de las leyes contra el aborto más
restrictivas del mundo, que prohíbe el aborto en cualquier situación.
Sin embargo, la implantación de la iniciativa “Ciudad Mujer”, liderada
por Vanda Pignato, esposa del presidente, ha tenido cierta popularidad
gracias a la “promoción de la autonomía económica de las mujeres”,
atención integral sanitaria y la prevención de la violencia machista.
Economía. Donde no se
han producido cambios apreciables ha sido en el terreno económico.
Roberto Cañas, quien fuera miembro de la dirección de la guerrilla y de
la Comisión negociadora en los noventa, manifiesta que “los pilares del
modelo neoliberal no se han tocado”. Para Edgardo Mira, el gobierno ha
impulsado proyectos económicos de clara inspiración neoliberal,
destacándose fundamentalmente el “Asocio para el crecimiento” firmado
con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en 2012 y la ley
especial de “Asocios público-privados” de 2013, que según el citado
economista, es otra vía más de transferencia de dinero público al sector
privado capitalista.
La iniciativa más exitosa en términos
económicos, desde la perspectiva de los intereses populares, ha sido la
creación de la empresa mixta “ALBA Petróleos”, gracias al apoyo de la
República Bolivariana de Venezuela en el marco de Petrocaribe. Una
iniciativa que está liderada por diversas alcaldías del FMLN que se
asociaron por su cuenta, ya que Mauricio Funes se negó desde el
principio a que su gobierno formara parte del proyecto, en coherencia
con su filosofía de preferir compartir cama con Washington en vez de con
Caracas. A día de hoy, ALBA Petróleos es una importante fuente de
recursos para un buen número de municipalidades controladas por el
Frente, además de destacarse por la entrega de becas a estudiantes y el
apoyo financiero y tecnológico a campesinos.
Política exterior. En
el plano geopolítico, la posición del gobierno salvadoreño ha sido
notablemente conservadora. Roberto Cañas indica que Funes “ha querido
ser un aliado estratégico de los gringos”, creyendo que así podría
proteger a los más de 2 millones de salvadoreños (proporción equivalente
a aproximadamente un tercio de la población residente en el país en la
actualidad) que viven en EE.UU. Sin embargo, agrega, no ha podido frenar
las deportaciones. El costo ha sido sumamente caro según Cañas: renegar
constantemente de Venezuela, enviar tropas a Afganistán y acercarse a
amigos tan inefables como Israel, Taiwan y Chile.
En un plano donde el Ejecutivo de Funes
sí ha tenido un desempeño notable ha sido en relación con la memoria
histórica. Carlos Consalvi, alias “Santiago”, quien fuera director de la
mítica “Radio Venceremos” de la guerrilla, nos confiesa que la
Secretaría de Cultura está apoyando diversas iniciativas populares para
el rescate de la memoria histórica, además del impulso que le están
dando en los centros educativos.
Un tanto que se apunta el actual
Ejecutivo es el de la importante reducción de la alta tasa de homicidios
(de 14 a 5 muertos diarios) producto de la tregua que firmaron las
‘maras’ tras la mediación gubernamental. Cañas, sin embargo, puntualiza
que el éxito es relativo (se circunscribe al enfrentamiento entre
bandas) ya que el resto de índices (extorsiones, secuestros, etc.), que
son los que sufre la mayoría de la población, siguen en porcentajes
similares.
Elecciones 2014. Las
presidenciales del año que viene se desarrollan en un escenario
notablemente distinto a las del 2009. Por un lado, la derecha se
presenta dividida, ya que el ex presidente (2004-2009) y empresario Tony
Saca ha impulsado un nuevo proyecto conservador (UNIDAD), que sin duda
restará votos a ARENA. Por otro lado, el FMLN lanza a un candidato de la
casa, al histórico miembro de la dirección Salvador Sánchez Cerén
(actual vicepresidente), con un carisma limitado pero con una retórica
más izquierdista, la cual se concreta en dos ejes: la promesa de
incorporarse al ALBA y la apelación al discurso andino
ecuatoriano-boliviano del “Vivir Bien” o “Buen Vivir”.
Sorprendentemente, el actual presidente
Funes no se ha posicionado claramente a favor del candidato del Frente e
incluso últimamente ha coqueteado con Tony Saca, lo cual según algunos
analistas locales podría indicar que estaría construyendo una
candidatura “independiente” (sin el apoyo del FMLN) para la reelección
en 2019. Sea como fuere, su alto índice de popularidad le convierte en
un actor central en la campaña, ya que su apoyo a uno u otro candidato
puede ser determinante.
Las últimas encuestas sitúan al Frente
en primera posición, pero con una diferencia de pocos puntos sobre
ARENA, lo cual augura una casi segura segunda vuelta, en las que una
derecha probablemente unida complicaría en gran medida la victoria del
FMLN.
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