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La gran potencia naval, cuyas costas son
bañadas por veinte mares de tres océanos, no podía ir a la zaga en las
investigaciones geográficas. Así lo entendían perfectamente los
oficiales rusos de la Marina que habían acumulado una enorme experiencia
en sus travesías y combates. Hay que decir que no era fácil encontrar
respaldo para organizar una travesía alrededor del mundo. El teniente
capitán Iván Krusenshtern tenía argumentos ponderables. Aparte del
estudio de las rutas futuras de la flota rusa, desde el Báltico hasta el
océano Pacífico, se abría la posibilidad de organizar el comercio con
China y Japón. Los recursos para la primera circunnavegación fueron
aportados por el emperador Alejandro I y una compañía
ruso-norteamericana de comercio. Los barcos y los equipos fueron
comprados por el teniente capitán Yuri Lisianski en Inglaterra. Las
tripulaciones fueron seleccionadas de entre marineros rusos voluntarios.
Para las investigaciones científicas fueron invitados astrónomos y
naturalistas alemanes. A principios del siglo XIX, expediciones de tal
envergadura podían permitirse potencias contadas, señala Mijaíl Amosov,
miembro del consejo científico de la Sociedad Geográfica de Rusia:
—Rusia
contaba entonces con vastas posesiones en las costas del Pacífico, a
saber, Kamchatka, Chukotka, el litoral del mar de Ojotsk y la
América-rusa, el hoy estado norteamericano de Alaska. Con esos
territorios no había comunicaciones seguras, debido a que no existían
aún ni aviones ni vías férreas. De ahí que se tomara la decisión de
organizar la comunicación por mar.
Durante la
expedición fueron meticulosamente investigadas las islas Kuriles, la
costa de Sajalinas, de Kamchatka y, además, algunas islas niponas.
Fueron descubiertas islas antes desconocidas del archipiélago de Hawái.
Además, Krusenshtern, que contaba con una sólida base científica, ensayó
nuevos métodos de investigaciones hidrográficas, gracias a lo que es
considerado uno de los fundadores de la oceanología y meteorología
contemporáneas. En aquella expedición participó también Faddéy
Bellinghausen. Catorce años más tarde, durante otra circunnavegación,
llevada a cabo en latitudes elevadas del océano Atlántico, junto con
Mijaíl Lazarev realizó un descubrimiento de escala planetaria. Los
navegantes rusos lograron llegar hasta la región antártica y describir
el litoral de ese sexto continente, hasta entonces, desconocido.
En
las circunnavegaciones de hoy de veleros participan cientos de jóvenes
cadetes de la flota rusa, explica Alexánder Saveliev, director del
Centro de Relaciones Públicas de la Agencia federal de Pesca:
—En
Vladivostok, en Kaliningrado y en Múrmansk están anclados tres
excelentes veleros: las barcazas “Sedov” y “Krusenshtern” y la fragata
“Pallada” los que realizan circunnavegaciones regularmente. Ellas son
importantes para la preparación de los cadetes, pero más aún, para el
cumplimiento de misiones públicas. El emblema de Rusia ondea en todo el
océano mundial, pues los veleros echan anclas en decenas de puertos de
países extranjeros. Ellos son visitados por millares de ciudadanos que
se forman una impresión de nuestro país gracias a estos excelentes,
hermosos y, quizás, los mejores veleros en el mundo. Gracias al contacto
con nuestros cadetes y oficiales que navegan en ellos.
El
20 de julio regresó de una circunnavegación el velero ruso "Sedov". El
buque escuela navegó cuarenta y siete mil millas marinas y ancló en
treinta y dos puertos extranjeros. La Voz de Rusia
fue patrocinadora informativa del proyecto y en los catorce meses de la
travesía, estuvo relatando a su auditorio las aventuras de la
tripulación. Esta travesía se realizó en homenaje del doscientos diez
aniversario de la primera circunnavegación de Krusenshtern y de
Lisianski.
sb/sk/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
Leer más: http://spanish.ruvr.ru/2013_08_07/Rusia-celebra-el-210-aniversario-de-su-primera-circunnavegacion-3208/
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