Estamos en las albricias de que
nuestro país inicie la verdadera época de reconstrucción
de la vida del heroico pueblo salvadoreño.
Ponciano, dos hijos de éste
sufrido y aguerrido pueblo se aprestan a tomar los derroteros de la vida nacional. Dos hijos
que desde su
temprana juventud se
entregaron sin importar las consecuencias ni los sufrimientos
como son la privación de libertad, la
cárcel y la muerte presente en cada segundo
de sus vidas,
quienes demostrando el máximo estoicismo de
toda una vida se
fueron a una guerra
desigual en la cual pese a
la intervención imperialista el
pueblo es el vencedor.
Estos
dos hijos Ponciano, Salvador y
Òscar nacidos de las
humildes pero dignas entrañas de
este pueblo, son los únicos con la
ayuda de todos nosotros capaces de sacar a este
pueblo del atolladero socio político, cultural
y educativo al que las huestes sanguinarias de los
explotadores lo llevaron.
El pueblo debe tener
presente y no olvidar que los sicarios areneros son
descendientes directos del sicariato
de 1932 que exterminó casi
en forma total a nuestros ancestros aborígenes primeros pobladores
de la tierra cuscatleca.
Como pueblo Ponciano, no podemos olvidar y
debemos tener presente en
este crucial momento de nuestra historia que Norman
Quijano y Antonio Saca, representan indignamente a los asesinos
de monseñor Romero y más de cien mil
salvadoreños que perecieron asesinados de las formas
más dantescas e
inconcebibles durante la
pasada guerra.
No podemos
olvidar Ponciano, a nuestros
hermanos y hermanas que perecieron
torturados en las cárceles clandestinas
de la oligarquía, como no podemos
olvidar los crímenes de lesa humanidad cometidos en cincuenta masacres de las cuales El Mozote, El Zumpul, Cutumay Camones,
El Calabozo, Tenango y Guadalupe, y Copapayo, son pruebas
crudas de la barbarie de la oligarquía y una
prueba contingente de lo que son
capaces estos criminales que
dado a nuestro corrupto sistema
judicial siguen libres y son los
que con claridad
dirigen el narco tráfico y el crimen organizado en nuestra nación.
La sangre
bulle Ponciano, y cada pulgada de
nuestra tierra ensangrentada son testimonios
vivos del dolor
de nuestro pueblo el cual sólo
podremos amainar regresando al
pueblo lo que al pueblo
le pertenece: tierra,
paz, y justicia social.
No podemos
olvidar Ponciano, que el 95%
somos pobres porque el 5% son
ricos producto del saqueo nacional,
del látigo imperialista y de la explotación
de un
sistema anticuado que ha
visto al pueblo como mulas
de trabajo a las cuales
deja morir de
hambre producto de la perniciosa acumulación capitalista.
Solamente Salvador y
Òscar tienen la capacidad,
la honestidad y el corazón para iniciar los
verdaderos cambios necesarios
en todos los aspectos
de la vida nacional para sembrar los
semilleros de la nueva nación.
Nuestra patria
Ponciano, no necesita cambios superfluos, necesita
cambios profundos que inicien con
una verdadero campaña
de alfabetización ideológica nacional que nos
enseñe junto al pueblo a
luchar sin descanso para
sembrar los pilares de la nueva nación.
El
gobierno actual, producto del
consenso no ha tenido los suficientes
cojones para procesar a tanto
criminal que de forma
rampante y sonante aún
figuran en el mismo gobierno
y se
dejan intimidar por cuatro escuálidos farsantes que
desde la Sala
de lo Incontitucional siguen
condenando al pueblo y absolviendo criminales, siendo ellos aún más criminales
por proteger criminales.
Desde ningún punto de
vista, Salvador y Òscar una vez en
el poder pueden encompadrarse con
militares que siguen siendo el oprobio de
nuestra nación. Desde ningún punto
de vista se puede permitir que la Iglesia de cualquier denominación participe en las decisiones
socio políticas y económicas de la
vida nacional, haciendo cumplir
el carácter laico asignado a la
misma por la Constitución Salvadoreña.
Para
todo esto Ponciano, tenemos que
ganar obligatoriamente las próximas
elecciones o dejaremos de llamarnos militantes de un
pueblo revolucionario y por lo tanto
debemos entregarnos incondicionalmente a la persecución de los fines inmanentes de nuestro proceso revolucionario.
Ponciano; como militante del pueblo a
quien dedico por completo
mi vida me asiste todo el derecho
y la obligación de pedirle al pueblo militante no confiar en
milagros lo cual reclama de nuestra parte buscar las formas más
adecuadas para explicar al pueblo los programas revolucionarios del
cambio a seguir pidiéndole que no
se deje engañar
por ofertas espejistas y pasaderas de esos
dos podrido candidatos criminales probados propuestos por la derecha, que
representan a los enemigos
del pueblo. Hemos llegado al momento en que en el
teatro grotesco de la derecha
arenera las máscaras y caretas se han
comenzado a caer y así
vemos como seudo izquierdistas se
convierten en títeres del enemigo, los nombres sobran y hasta escribirlos
da repugnancia; pero es
mejor tener enemigos
declarados que infiltrados
en nuestras filas.
No es
tarde Ponciano, el 10% que
vamos arriba lo podemos convertir
con nuestro trabajo en un
20% que
de forma segura marcará el fin del
oscurantismo y el advenimiento de
la aurora del pueblo salvadoreño.
Salvador
y Òscar: Estamos con
ustedes y como pueblo les
exigimos que se acelere la
locomotora proselitista en el
gran San Salvador, y en los
departamentos que tradicionalmente perdemos. Exigimos mayor trabajo
de quienes de una u otra manera han entrado
a trabajar al
gobierno actual por medio del Partido y
a la militancia que estando
dispuesta aún no ha sido
capaz de cubrir la geografía nacional.
CADA
QUIEN DESDE SU
TRINCHERA A DARLES
ENLA VUELTA PRIIMERA!
Doctor Manuel Villatoro
Doctor
Gustavo Hernández
Doctor Miguel Reyes
Doctor Felipe Mendoza
Asociación de Médicos Jóvenes
para la fórmula ASOMEFA.
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