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En el mundo multipolar moderno la posibilidad
de obtener asilo se convierte en un salvavidas para millones de
personas, pero no sólo para luchadores ideológicos con algún régimen.
¿Pues qué se requiere hoy en día para ser refugiado? Escuchemos la opinión al respecto del politólogo Nikita Zagládin.
–Existe
una serie de principios. Debe tomarse la decisión de que la persona
efectivamente es perseguida por motivos políticos y no de delincuencia
común. Las personas no se extraditan a los países donde les puede
esperar un castigo más severo por haber cometido una falta que en el
país donde se encuentran. Por ejemplo, Snowden puede ser sentenciado en
Estados Unidos a pena de muerte, mientras que nosotros tenemos
establecida moratoria de la pena capital. También existen normas
legislativas internacionales que otorgan a los países el derecho de
conceder asilo político.
En lo que se refiere al
procedimiento de otorgar dicho status, éste tiene en diferentes naciones
sus particularidades. En Rusia se requiere en primer lugar que el
aspirante redacte de su puño y letra y envíe a las autoridades la
solicitud de refugio en la que exponga los motivos de esa decisión. En
Estados Unidos y Europa se necesita todo un paquete de documentos,
incluyendo las pruebas de que en la patria del autor de la petición
existan represiones con respecto de su religión, origen étnico u
orientación sexual. Asimismo, el solicitante de asilo debe probar su
pertenencia a uno de esos grupos, incluso puede ser sometido a pruebas
poligráficas.
Por otra parte, existe una forma segura
de quedar en Europa en calidad de inmigrado político: cuando dicho
status es otorgado por Naciones Unidas. Sin embargo, también ahí los
requerimientos se han vuelto más rigurosos. Otro camino probado es
llegar a la Unión Europea como inversionista. Todos necesitan el ingreso
de capitales y por eso los representantes hasta de gobiernos más
democráticos que abogan por la legalidad, a veces cierran los ojos ante
los pecados pasados de los nuevos ciudadanos. Según los numerosos
testimonios, en la Europa “sobrecalentada” de inmigrantes, las denuncias
de violaciones de derechos humanos como pretexto para inmigración cada
quedan sin ser atendidas vez con más frecuencia. Si no se trata desde
luego de personas famosas, en su caso se aplican reglas exclusivas. En
ese sentido las autoridades norteamericanas son más confiadas: para
obtener el permiso de residencia en Estados Unidos, se les puede
convencer “de palabra” del infierno que la persona había vivido en su
patria. Pero, el asunto vale la pena con tal de obtener el status,
señala el defensor de derechos humanos Mijaíl Sálkin.
–En
Estados Unidos el derecho de otorgar refugio político garantiza que la
persona que lo solicita nunca será entregada ni a la Interpol por
delitos que provocaron dicha solicitud de asilo. Pese a que a la hora de
otorgar el refugio político formalmente no se toma en consideración el
criterio del Departamento de Estado, las relaciones entre los países
cuentan. Si la situación entre ellos es conflictiva, es probable que el
asilo sea concedido, en caso contrario, lo más probable es que la
solicitud sea rechazada bajo un decoroso pretexto.
Tampoco
existe un criterio único acerca de la evaluación moral que se deba dar a
los emigrados políticos. Por ejemplo, los agentes de los servicios de
inteligencia que han revelado los secretos de su país bajo el pretexto
de luchar por los ideales humanitarios y “la paz en todo el mundo”
difícilmente pueden ser considerados auténticos luchadores por la
verdad. En el caso de Edward Snowden el asunto es diferente. Lo que él
ha contado al mundo informa sobre actividades de los servicios secretos
bastantes dudosas desde el punto de vista de la ley de un país que se ha
puesto el objetivo de mantener bajo vigilancia a todos los demás. Y eso
ya no es cuestión de “traición” aún no probada de Snowden, sino un
problema de seguridad global y de derecho de otros estados de tener sus
propios secretos.
vg/kg/er
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