Foto: Reuters
En su primera visita a Irlanda del Norte para
asistir a la cumbre del G-8, el presidente norteamericano ha dado un
discurso de "reconciliación" en el Centro Waterfront, acompañado de
Michelle Obama y sus dos hijas y ante una audiencia de dos mil personas
entre las que han abundado los niños.
Obama ha
realzado "el esfuerzo del pueblo, de frente, de Irlanda del Norte para
avanzar hacia la paz y la prosperidad" desde el Acuerdo del Viernes
Santo de 1998, pero ha destacado al mismo tiempo el "trabajo duro" que
queda por hacer para estrechar los lazos entre las dos comunidades,
incluido el derribo de los 99 muros que segregan a las dos comunidades a
lo largo de más de veinte kilómetros.
El presidente ha
recordado la labor mediadora de EEUU durante el arduo proceso de paz y
ha hecho mención obligada a sus ancestros irlandeses, tres años después
de su visita a Moneygall, la localidad a ciento treinta kilómetros de
Dublín de la que proceden sus ancestros maternos.
Recordando a Clinton
Obama
se ha referido hoy a la caída de los muros como el paso necesario y
definitivo hacia la reconciliación, en un mensaje similar al que trajo Hillary Clinton
hace algo menos de un año y en la antesala del apretón histórico de
manos entre la reina Isabel II y el viceprimer ministro de Irlanda del
Norte y líder del Sinn Féin, Martin McGuiness.
El
presidente parafraseó a Yates, recordando cómo el proceso de paz es
largo y tortuoso. "La paz consiste en derribar los muros que existen en
nuestras mentes y nuestros corazones", dijo. "Los políticos, a veces,
nos dedicamos a seguir más que a liderar", concluyó a modo de
autocrítica. "Es a vosotros, los jóvenes, a quienes os corresponde
empujarnos en la dirección correcta".
Y prosiguió:
"Habéis elegido la paz y eso ha dado esperanza al mundo. Pero todavía
queda mucho trabajo por hacer y hay quienes aún no están convencidos de
que merezca la pena el esfuerzo. Hay heridas que aún no han sanado y
muros que siguen en pie".
"Pero Belfast es una ciudad
distinta", apuntó, en un mensaje claramente dirigido a la gente joven y
precedido del breve discurso de la niña Hannah Nelson. "Necesitamos que
lo hagais bien y que deis ejemplo. El mundo se pregunta cuál será
vuestro siguiente paso".
La oportunidad de Cameron
El
primer ministro británico, David Cameron, aprovechará la celebración
del G-8 y la visita histórica de Obama a Irlanda del Norte para impulsar
el proceso de reconciliación y fijar la meta de 2030 para el derribo de
los muros, construidos para evitar las agresiones directas entre
'unionistas' y 'republicanos', como las ocurridas hace apenas seis meses
durante la 'guerra de las banderas' por la retirada de la Union Jack
del Ayuntamiento de Belfast.
"Yo crecí en Belfast antes
de que se levantaran los muros, pero las últimas dos generaciones han
crecido entre ellos y lo ven como algo normal", reconoce Joe O'Donnell,
exvicealcalde de la capital norirlandesa y primer concejal católico (por
Sinn Féin) del conflictivo este de la ciudad.
"Tengo
sesenta y dos años y he vivido también muy de cerca los peores momentos
de The Troubles, cuando media ciudad se enfrentaba con la otra media en
las calles", admite O'Donnell. "Yo también aspiro a derribar algún día
todos esos muros, pero aún nos queda bastante por hacer. Antes que nada
hay que derribar los muros mentales".
O'Donnell dirige
ahora el Proyecto Interface de Belfast, que trabaja con cincuenta
comunidades locales intentando promover la aceptación, el entendimiento y
el intercambio entre protestantes y católicos. Pese a todo el camino
avanzado desde el Acuerdo de Viernes Santo, los muros han seguido
surgiendo por doquier. Y lo que es peor, la gente los sigue considerando
"necesarios".
Según un sondeo de 2011, el 78 % de los
norirlandeses querría derribar las así llamadas "líneas de la paz" (un
eufemismo al más puro estilo orwelliano). Pero el 69 % de los residentes
que viven en las zonas "limítrofes" de barrios católicos y protestantes
siguen considerando las barreras como "necesarias" para garantizar su
seguridad.
Cumbre del G-8
A
primera hora de la tarde, Obama partirá hacia la localidad de
Enniskillen, donde mantendrá dos encuentros bilaterales (con Cameron y
con el presidente ruso, Vladímir Putin) centrados en el conflicto de Siria y en el contexto de la cumbre del G-8 que concluirá el martes por la noche.
Michelle
Obama partirá con sus dos hijas hacia Dublín, donde visitará una
exposición dedicada a los antepasados irlandeses del presidente. La
primera dama también asistirá a un espectáculo de danza irlandesa,
Riverdance, junto a Fionnuala Kenny, esposa del primer ministro
irlandés, Enda Kenny. Acabada la cumbre del G-8, la familia Obama se
reencontrará en Berlín, la ciudad sin muros. Elmundo
Leer más: http://spanish.ruvr.ru/2013_06_17/Obama-en-Belfast-7819/
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