Entrevista a Esteban Morales
Esteban
Morales es uno de los más notables académicos cubanos. Economista y
especialista en política hemisférica, hombre negro, canoso, alto y
barbado, con aires de taita o patriarca africano, Esteban no tiene en el
trato nada de prepotencia: es jovial y abierto en la conversación.
Lector incansable de obras
científicas de todas las tendencias, se ha proyectado contra
dogmatismos y censuras. Se le ha visto tanto en la oficialista Mesa
Redonda de la TV cubana, como en espacios auto-organizados de debates
alternativos. Morales mantiene un blog [link]propio, y muchos de sus
escritos son reproducidos y comentados en otros medios digitales,
incluido HT. Padre de una familia afrodescendiente dedicada al activismo
antirracista, recientemente publicó dos libros sobre la problemática de
“las razas” en Cuba. Participa en el segmento cubano de la Articulación
Regional de Afrodescendientes, nuevo vehículo de la sociedad civil en
la pelea por la equidad etno-racial.
Esteban, tu generación fue la que entró a la vida
adulta junto con el triunfo insurreccional de 1959. ¿Cuáles fueron los sucesos más relevantes de tu vida?
Nací
en Cárdenas (provincia de Matanzas), el 26 de agosto de 1942.Entre 1959
y 1962 tuvieron lugar los acontecimientos más relevantes que
encaminaron mi vida.
Mucho
antes de 1959, cuando tenía unos 11 años, me gané el Primer Premio en
un concurso de composición sobre José Martí, convocado por los
Caballeros Católicos en mi pueblo. Al llegar a
recoger el premio, sentí un murmullo en el tribunal. Me imaginé lo que
había ocurrido: la planilla que llené no tenía foto, y no era imaginable
para todos aquellos blancos de clase media, que un negrito pobre como
yo, hubiera ganado aquel concurso. Me mandaron a salir. Para mi suerte,
en el tribunal estaba un bancario. Tan blanco y de clase media como
todos, era esposo de la hermana de la señora de la casa donde mi abuela
paterna trabajaba como doméstica. El bancario parece que dio la bronca, y
tuvieron que darme el premio. Consistía en una beca vitalicia en la
Escuela La Santísima Trinidad de los Padres Trinitarios, la otra mejor
escuela de mi pueblo y una de las mejores de Cuba.
Cuento
este
incidente porque eso cambió mi vida. Yo había nacido en el último
cuarto de una cuartería, donde vivía con mis otros dos hermanos y mis
padres. Hijo de carpintero y ama de casa, mi única ventaja era ser muy
estudioso y apegado a los libros. A pesar de que tenía que estudiar en
el patio, bajo el único bombillo que había, y cuando no, con una vela.
Pues mi padre debía levantarse a las cuatro de la mañana. Inicié mi beca
en cuarto grado, y casi terminé el bachillerato. Tenía además tres
primas maestras, que me apadrinaron desde los 11 años; me ayudaron a
ingresar al preuniversitario y no me dejaban vivir, alimentando mis
ansias de estudiar. Tuve suerte, pues con mi procedencia, hubiera tenido
que ayudar a mi padre en la carpintería , como muchas veces tuve que
hacerlo, y todo habría terminado para mí.
Antes
de 1959, tuve que salir de mi pueblo, y fui a parar a un cuarto en el
Barrio de Jesús María, en La Habana, donde me sorprendió el triunfo de
la revolución. Ingresé en la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), y
como tenía nivel [educativo] fui profesor del Centro de Capacitación
Revolucionaria “Antonio Guiteras”, en la Escuela de Tallapiedra. Era
dirigente de la AJR, y al mismo tiempo trabajaba en el Dpto. de
Distribución de la Dirección Provincial del Movimiento 26 de Julio en
Arroyo y 27. Allí me sorprendió la explosión de La Coubre, en la que
ayudé todo lo que pude…
…La
Coubre fue un barco francés que traía armas desde Bélgica, y explotó en
el puerto de La Habana, matando a mucha gente… En el enfrentamiento a
la emergencia, el rol protagónico correspondió a gentes humildes:
obreros portuarios, habitantes de los barrios pobres de La Habana –como
Jesús María-. Muchísimos de ellos negros, y un gran número de
integrantes de la secreta fraternidad afroancestral Abakuá… Esa tragedia
ocurrió en marzo de 1960.
…En
abril de 1960, me inscribí como maestro voluntario del primer
contingente, marchando a la Sierra Maestra. En agosto del propio año, me
ubicaron como maestro en las Brigadas Juveniles de Trabajo
Revolucionario en
Pino del Agua, Sierra Maestra. Después, en Pinares de Mayarí. Recorrido
llamado “de Raúl Castro”: de la Sierra de Nipe a la Sierra Maestra.
Durante la invasión de Girón (1961), estuve en la Sierra de Nipe; y en
la Crisis de Octubre (1962), como artillero. Después ingresé en La
Universidad de la Habana, en la Licenciatura en Diplomacia y en
Economía. Finalmente opté por Economía. Me acogí a la Ley 258 como
estudiante-trabajador. En 1969, me gradué, y ya desde 1966 había pasado a
ser alumno-ayudante [estudiante que apoya a los profesores en tareas
docentes, y puede impartir clases].
A
partir de entonces, todo mi trabajo fue en la Universidad: desde
Instructor Graduado, hasta llegar a Profesor
Titular en 1977.Fui director del Dpto. de Economía Política, Director
de Ciencias Políticas, Decano de Humanidades, fundé y dirigí por 18 años
lo que es hoy el Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados
Unidos; hasta que me jubilé en 2010.Antes de jubilarme logré las metas
que en el orden académico me había propuesto.
En 2010, fuiste separado del PCC, pero después te reintegraron a las filas…
En
el 2010, se cometió conmigo lo que considero un
error político: resultado de intolerancias ideológicas inaceptables,
malos métodos y desconocimiento de mi trayectoria revolucionaria. Lo
cual me obligó a adelantar mi jubilación, aunque ello no tronchó mi
trayectoria científica ni intelectual. Los protagonistas de esos
errores, espero que hoy-al menos a solas con la almohada- sean lo
suficientemente honestos consigo mismos para aceptar que se equivocaron.
¿Cómo valoras el ahora de Cuba, en comparación con los sueños de los ´60s?
En
relación con los años sesenta, creo que Cuba ha avanzado en unas cosas y
retrocedido en otras. Las causas son múltiples. Los sueños de los años
sesenta, han resultado eso: ser en su mayoría sueños. Que nos obligan
ahora a ser más realistas, menos idealistas; abandonar la prepotencia
que durante cierto tiempo nos acompañó; cambiar métodos de trabajo
copiados, que no se adecuaban a nuestras realidades históricas;
abandonar actitudes represivas que limitan la opinión personal; respetar
más la opinión individual, las creencias de los demás, ser menos
burócratas, no abusar del poder cuando se tiene. Creo que las
experiencias vividas, y sobre todo los fracasos, han sido suficientes
como para no aceptar repetirlos. No permitiendo más discursos
voluntaristas.
Existen
hoy en Cuba muchos nuevos espacios auto-organizados, algunos de ellos
bien controvertidos. ¿Qué crees del activismo social en Cuba
contemporánea?
Creo
que el activismo social que existe hoy hay que respetarlo, y si sus
protagonistas son controvertidos, someterlos a un debate abierto. Y
trabajar para encaminarlo correctamente, pero nunca reprimirlo. La
gente se organiza y busca nuevas forma de colectivismo, cuando las que
existen no satisfacen sus intereses. Yo me considero parte de ese
proceso. Lo contrario sería negar la dinámica de la sociedad civil. La
sociedad civil avanza así, y quien pretenda oponerse a ese proceso
resultará aplastado. Sobre todo si no se percata de que esa es la forma
en que la sociedad civil les va quitándole el poder a los que en
realidad ya no lo tienen. Aunque todavía se ve actuar a personas como si
estuviéramos en los setentas: como si tuvieran más poder del que en
realidad tienen.
Ese
activismo será siempre positivo para la sociedad, si se le entiende y
se le trata como formas de avanzar hacia mejores soluciones de los
problemas. De ese activismo solo sale contrarrevolución cuando no se le
entiende, y se le trata de reprimir porque no coincide con nuestras
ideas personalistas de cómo deben ser las cosas. En la
sociedad, las cosas siempre van a ser al final como la mayoría quiera
que sean. Si minorías aferradas al pasado -a privilegios, a poderes-,
se oponen, las masas les pasarán por encima.
¿Te consideras parte de ese activismo? ¿En aras de qué propósitos te involucras con él?
Nuestra
sociedad civil debe avanzar con plena capacidad de opinar, oponiéndose
a todo lo que estime negativo. No permitir imposiciones, exigir
democracia en la toma de las
decisiones que le competen. Denunciando el burocratismo, la imposición,
el oportunismo, el abuso de poder, la prepotencia.
Por
eso, me considero parte de todas esas corrientes, que quieren que las
cosas se hagan de formas nuevas; sobre todo si ya hay tantas formas
probadas que han mostrado ser fallidas, y en nuestra realidad esas
formas sobran. Luego, la búsqueda de nuevas formas de hacer las cosas es
un movimiento totalmente progresivo. Por eso lo apoyo, y participo en
la medida de mis posibilidades.
¿Qué
crees del racismo en Cuba? ¿Existe? ¿Cómo combatirlo? ¿No estimularán a
las actitudes racistas los actuales cambios socio-económicos, que
ciertamente no tributan a una mayor igualdad entre las personas?
Ciertamente
hay cambios que no tributan a la mayor equidad, y que no queda más
remedio que hacerlos. Porque venimos de un igualitarismo, que atentó
contra todo equilibrio. Igualitarismo que sería peor repetirlo y ni
siquiera posible defenderlo. Habrá gente, que dentro de un plazo
desconocido aún, tendrá que sufrir, para que al final nos salvemos
todos. Eso es un precio que tenemos que pagar por los errores cometidos o
que
aceptamos se cometieran. Dentro de ello, habrá que buscar políticas,
para que el sufrimiento sea menor. Pero no podremos evitarlo en su
totalidad.
En
medio de ello, serán negros y mestizos los que más sufrirán, porque
partieron de más atrás, y el tiempo en que el estado los pudo defender
no fue suficientemente prolongado para que llegasen a un nivel
medianamente aceptable y estable. Por eso, tendrá que haber acciones de
protección hacia esas personas.
El
racismo existe, es más: creo que en los últimos años se ha agudizado. Y
la única forma de combatirlo es desde la propia sociedad civil, desde
abajo, al mismo tiempo que el gobierno y el estado deben facilitar los
mecanismos para apoyar las gestiones que deberán hacerse para
combatirlo. No sólo con la economía, sino también con la cultura, la
educación, la política, las leyes. Hay que penar la discriminación
racial; no se le puede dejar a la voluntad de aquellos que por
conveniencia, e incluso incultura, o intolerancia la continúan
practicando.
Como especialista en Norteamérica, ¿qué perspectivas les ves a las relaciones Cuba-EE.UU. bajo la nueva
administración Obama?
Lo
más importante para que las relaciones de Cuba con los Estados Unidos
puedan mejorar, es lograr –a fondo y continuamente- incrementarle a los
Estados Unidos el costo de una política que no les ha dado el resultado
que han esperado.
Y
eso, ante todo, significa que Cuba vaya adelante con sus proyectos de
cambio, desarrollo y cambio de mentalidad sobre todo. No es en Cuba
donde la política de Estados Unidos debe cambiar, pero no es
nada despreciable lo que Cuba podría hacer para que esa política
cambie. No tenemos por qué esperar que la política de Estados Unidos
cambie. Cambiemos nosotros todo lo que sea posible, y ellos tendrán que
cambiar también.
Como
es el caso de la política migratoria reciente, no perfecta ni terminada
aun, pero muy útil e inteligente, que Cuba acaba de adoptar. Dar pasos
más atrevidos en la economía, liberar más las fuerzas productivas,
ampliar el espacio a la inversión extranjera, aprovechar más el
potencial científico-técnico de que el país dispone, poniéndolo a
producir internamente: son medidas necesarias para que el país se
desarrolle sostenidamente.
Hay
que poner a Obama en la alternativa: de que, o cambia la política hacia
Cuba, o se quede como un niño, jugando con una “maruga” que no le
serviría más que para hacer ruido.
Lo
demás, sería una cuestión de voluntad política de Obama de cambiar la
política, en la que no confío para nada. Pues, en definitiva, una
política se cambia solamente cuando no cambiarla tiene un costo mayor.
En
cuanto a la economía cubana, ¿qué piensas acerca de la pertinencia o no
del enfoque marxista? Ha habido alertas sobre el re-surgimiento de la
explotación económica de unas personas por otras. ¿Qué crees?
Los
problemas nuestros no son con un enfoque teórico -marxista o no- de la
economía. Los problemas nuestros son con la Política Económica. Y para
hacer política económica hoy no resulta suficiente ninguna Economía
Política. Tan buenas cosas podemos encontrar en Marx para hacer política
económica, como en otros
teóricos de la Economía Política burguesa, que incluso teóricamente
objetan a Marx.
Carlos
Marx, escribió una obra que le llamo “Critica de la Economía Política”.
Eso quiere decir que Marx bebió de todos los teóricos de la Economía
Política anteriores a él, y en todos encontró algo que le resulto útil y
racional. ¿Por qué nosotros, después de más de cien años, no vamos a
poder repetir la historia de Marx, y buscar en las decenas de
economistas que existen, todo lo que nos pueda ser útil a nuestros
propósitos?
Nosotros
confundimos frecuentemente la ortodoxia con la magnesia. Les recomiendo
leerse un artículo mío que está en la revista Marx Ahora No. 19 que se
titula “La economía política Marxista: retos de un tercer milenio”.
Donde una de las cosas más importantes que digo, es que la ciencia es
ciencia, venga del lado de donde venga. Lo demás es apología. Los
soviéticos acusaron de revisionistas a todos aquellos economistas que
se preocuparon por introducir el análisis matemático en la economía:
Novozhilov, Kantarovich, Agambeguian, Faramasian, que con verdadera
mentalidad científica, buscaban -en el campo de la Economía Matemática-
instrumentos útiles para la planificación. Pero una supuesta defensa a
ultranza de la pureza ideológica del marxismo, impedía buscar en la
ciencia burguesa algo que fuera útil al
socialismo.
Error
que fue repetido para todas las ciencias sociales marxistas. La
historia se repitió en particular con la sociología burguesa, tomándola
como una simple respuesta al materialismo histórico. En Cuba cometimos
el mismo error con la Sociología en los años setenta. Hoy quienes no
tomen de todos los campos de las ciencias-marxistas o burguesas-
instrumentos para desarrollar la suya propia, están perdidos. La ciencia
verdadera no tiene fronteras políticas ni ideológicas, lo único que
diferencia [políticamente] a las ciencias, es para qué se les utilice.
¿Cómo deben ser –en tu criterio- actualizadas la praxis y la teoría económicas en Cuba?
La
teoría y la praxis de la economía en Cuba, deben ser actualizadas, sin
dogmatismos, ni falsas defensas ideológicas. No hay que abandonar a
Marx, pero tampoco absolutizarlo como si se tratarse de una biblia,
donde esperemos encontrar todas las respuestas. Hay que precisamente
hacer lo que Marx hizo, tomar de todos aquellos que pueden ser útiles,
al formular la política económica. Pero sobre todo, terminar de darles a
los economistas la dirección de la economía, y no
a los políticos, como se hizo durante muchos años. A los políticos lo
suyo. A los economistas, que dirijan la economía. Ahora parece que se
va en esa dirección. Hemos comenzado a prestarle atención a la academia
y vamos dejando a un lado la prepotencia de que solo los economistas de
la práctica son los que saben lo que debemos hacer.
¿Qué
opinas de nuestro pensamiento social? ¿Cumple con su “misión” de
re-hacer una nueva visión de Cuba, de prever los escenarios posibles?
Nuestro
pensamiento social estuvo muy atrasado durante varios años. Eso fue
resultado del dogmatismo de la política, seguida por el oportunismo y la
cobardía de no pocos científicos sociales. Nuestra política tendía a
aceptar la ciencia solo si justificaba sus acciones. O la ciencia
trabajaba para encontrar las justificaciones de la práctica. No sin
tropiezos, pero por suerte ya hemos comenzado a avanzar. Ya la crítica
hecha por la ciencia se abre paso. Aun no encuentra espacio suficiente
en nuestros medios, pero el poder de los viejos medios se está agotando,
pronto tendrán que botar el secretismo, aceptar un discurso más
abierto, veraz, atrevido y de avanzada. Sobre todo, más acorde con las
exigencias informativas y culturales de una sociedad que ya se les va
por encima. Creándose poco a poco un ambiente que le permitirá
definitivamente a nuestro pensamiento social una nueva y mejor
visión, y prever los escenarios posibles de Cuba.
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