Ernesto Cardenal, el poeta y amigo nicaragüense, nos trajo de vuelta el recuerdo de aquellos días en que, con su habitual cotona y la boina negra, le escuchamos leer sus poemas más entrañables en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas. Nació en 1925 en la ciudad de Granada. Ha sido incluido en la corriente poética conocida como exteriorismo y ha compartido su vocación por las letras con la escultura y la pintura. Su resistencia contra la dictadura de Somoza fue un símbolo para Latinoamérica. Se incluyen en su obra poética los títulos, “Epigrama”, “Oración por Marilyn Monroe y otros poemas”, “El estrecho dudoso”, “Homenaje a los indios americanos”, “Salmos”, “Los ovnis de oro”, “Telescopio en la noche oscura”, “La vida perdida” y “Canto Cósmico” presentado el año pasado en La Habana.
No hay espacio para la duda en este hombre que ha vivido lo suficiente como para saber deslindar al Bien del Mal. “Soy revolucionario . ” , nos repite, “ con la misma fe, convicción y la misma esperanza”. El poeta ha recibido la Orden José Martí de la República de Cuba y en los días de 2003, cuando la campaña mediática contra la Isla servía de pretexto a una posible invasión, no se dejó silenciar y firmó junto a otros intelectuales el mensaje “A la conciencia del mundo”. Justo así empezó esta conversación: recordando aquellos momentos en que apostar por Cuba era también la manera hermosa de decir: “Yo he repartido papeletas clandestinas/ gritado ¡Viva la libertad! en plena calle, desafiando a los guardias armados. /
¿Cómo se conjuga la literatura y la política en su vida?
No me considero un político, sino un revolucionario, y soy revolucionario porque soy un poeta. Siempre he creído que estamos hechos de los mismos elementos que las estrellas. Nuestro cuerpo está hecho de átomos, igual que el corazón de las estrellas. Venimos de ellas y nosotros somos las mismas estrellas con conciencia y amor en el universo.
La poesía me llevó a una conversión con Dios, a un monasterio y también a la Revolución. Tuve una conversión primera: la del encuentro con Dios. Después lo que he llamado una segunda conversión: cuando estuve en Cuba, en 1970, durante mi primera visita a la Isla, a la Revolución y al pueblo.
¿Entonces, el encuentro con la Revolución cubana fue de alguna manera la que completó y definió el camino de Ernesto Cardenal?
Sí. Aquí me di cuenta de que el camino era este: el de Cuba. Desde entonces he militado con la Revolución.
Después de la caída del campo socialista, algunos han tenido hasta miedo de decir lo que usted defiende con tanta fuerza: el “ser revolucionario”. ¿Qué le diría a quienes se han salido o han preferido andar por un atajo hacia la derecha?
Sigo siendo revolucionario igual que antes, con la misma fe, convicción y la misma esperanza. Nunca he tenido una vacilación al respecto. Solo existen dos sistemas económicos posibles: la apropiación privada de las riquezas de la tierra, y la puesta en común de esas riquezas. No hay un camino intermedio entre el capitalismo y el socialismo. No existe una tercera vía. Hay que ser socialista.
¿Cómo ve el futuro?
Como un futuro socialista.
¿Cuánto le ha ayudado la poesía en los momentos más difíciles? ¿Cómo ha recibido este homenaje de los cubanos por su 80 cumpleaños?
No solo la poesía. La poesía me ha ayudado, pero yo diría que lo que más me ha ayudado es mi amor a la humanidad, al pueblo, mi amor a la Revolución. Ningún homenaje por mis 80 años ha sido más importante que este que se me hace en Cuba. Justamente por tratarse de Cuba, que es el único país socialista que queda, y el único que se mantiene rebelde ante el imperialismo. Qué sería de nosotros en América Latina sin Cuba. Entonces, mi primer y más grande reconocimiento se lo dedico siempre a este país.
Fuente: http://www.lajiribilla.cu/
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