La democracia occidental que la ONU de la mano de la OTAN ha expandido a Libia, es una de las farsas más sínicas de la historia del derecho internacional moderno; que le cuesta al pueblo libio un brutal martirio cotidiano.
Las peores
torturas y denigraciones humanas se han visto en Libia desde el comienzo de los
bombardeos de la OTAN, en marzo del 2011, a hoy.
Bengasi, denominada
por los que pergeñaron la conspiración contra el viejo líder revolucionario del
África, “la capital de la revolución de febrero”, desde hace más de tres años,
es un festival de sangre, con todo tipo de atentados terroristas, torturas y
asesinatos extrajudiciales.
Las cifras
de víctimas mortales que la guerra y su escenario posterior dejaron, varían
según determinados datos y pruebas que distintos organismos otorgan. Faraj
Muftah miembro de las tribus libias, el año pasado le dijo a la agencia The
Voice Of Russia, que él y su equipo de trabajo, manejan pruebas que indican que
la OTAN y las milicias anti-khadafi asesinaron a medio millón de personas en el
país magrebí.
Mientras
que la Libia de los Khadafi era felicitada de manera seguida por la ONU y otros
organismos internacionales, ya sea por su política benefactora para con los países
de África o por su activismo en pos de los Derechos Humanos; hoy, la nación
norafricana envuelta por la anomia generalizada, tiene hipótesis de conflictos
con todos sus vecinos del continente, debido al fluido de terroristas que pasa
por sus fronteras.
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