© Collage: La Voz de Rusia
En
el centro de las batallas verbales entre el FMI y Europa Oriental se
encuentra la jefa de la representación rumana ante el Fondo Andrea
Schaechter. En una conferencia de prensa dedicada a los resultados de la
inspección de diez días de expertos del FMI, ella dio a conocer
valoraciones en las que es difícil pasar desapercibidas serias
contradicciones internas. Y debido a que las conclusiones generalizadas
de la señora Schaechter se extienden a toda la región de Europa Central y
Oriental, merece la pena que les presten atención los húngaros, checos,
eslovacos, búlgaros…
La
conclusión esencial de la representante del FMI es categórica: el
gobierno de Rumanía no puede bajar los impuestos en ningún caso (ni
siquiera con el fin de estimular la actividad económica interna) porque
“no ha llegado aún el tiempo para ello”. Pues bien, ¿qué pasa realmente
en la economía rumana y por qué, exhortando a impulsar el crecimiento
económico interno, los funcionarios del FMI prohíben a la vez al
gobierno nacional bajar los impuestos? La respuesta a dicha interrogante
es poco original. Al entrar en dura polémica con Bucarest el FMI no
terció en defensa de la economía rumana y de los empresarios nacionales
sino en defensa de sus propias recetas anticrisis que se imponen a
cambio de créditos y empréstitos de muchos millardos de euros.
El
FMI encara conflictos de esta índole con Budapest, Bratislava, Praga.
Una situación similar se da en las relaciones del Fondo y de la UE con
Hungría.
La
UE y el FMI persiguen un determinado objetivo del que no hace
propaganda alguna, dijo en plática con nuestro corresponsal el director
del Instituto de Globalización y Movimientos Sociales de Rusia Borís
Kagarlitski:
—Las
medidas anticrisis de la UE y del FMI no están encauzados a sacar los
países problemáticos del grave estado económico en que ellos se
encuentran. Están encauzadas a impedir que dichos países tomen medidas
propias que puedan causar daños a los intereses, en primer lugar, de los
bancos alemanes y franceses que son sus acreedores. La cuestión
consiste en quién y a cuenta de quién va a resolverse el problema. Ora,
estos países van a salvarse a cuenta del daño causado al sistema
bancario franco-alemán. Ora, por el contrario, van a salvar el sistema
bancario franco-alemán de hecho a cuenta de una catástrofe total que
sufrirán los países deudores.
No
es de extrañar que los países de Europa Central y Oriental se orienten
en serio –en los últimos meses– a practicar su política anticrisis
independiente y a proteger sus propios mercados.
vs/as/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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