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Obama
se demoró bastante en reconocer que la reforma de sanidad en EEUU está
en problemas. Es lógico porque Obamacare es su proyecto personal,
asociado directamente a su nombre. Jamás habría salvado la situación con
un simple despido de los funcionarios ineficientes. El fracaso de
Obamacare es, prácticamente, su fracaso personal. Tras un mes y medio de
los vanos intentos de poner en marcha un sistema de ventas de seguros
médicos, el líder estadounidense admitió lo evidente y presentó sus
disculpas.
–Es
obvio que no hemos hecho bien nuestro trabajo. Lo siento. Es una
lástima que nuestro esfuerzo por proveer el seguro de salud a la
ciudadanía resultara contraproducente. Pido perdón a los que han perdido
su seguro médico debido a la ley que propuse. Haremos todo lo posible
para paliar las consecuencias de este problema.
Es de señalar que hace apeas un mes el mismo Barack Obama
se estaba disculpando ante la nación por la crisis política y
presupuestaria que bloqueó la gestión de su Gobierno. En aquella ocasión
señaló:
–Sé
que los estadounidenses están cansados de todo esto. Solo puedo decir
una cosa: les pido perdón porque tienen que pasar por esto cada tres
meses. Dios es mi testigo, yo mismo también estoy cansado. Y es hora de
cambiar la situación.
George
W. Bush también tuvo que presentar excusas en varias ocasiones durante
su presidencia. Los motivos no le faltaban. Desde la absoluta ineficacia
de las autoridades ante el huracán Katrina, hasta la quema del Corán
por soldados estadounidenses en Iraq. Queriéndolo o no, siempre prefería
excusarse por escrito, jamás lo hacía personalmente, en público. Por lo
menos, no hay testimonios de ello en los archivos que escudriñamos.
El
predecesor de George W. Bush, Bill Clinton, también se disculpó varias
veces durante su presidencia. El caso más conocido es su escandalosa
relación sexual con Monica Lewinsky, por la que tuvo que pedir disculpas
a su familia y a toda la nación.
Tres
años antes, en 1995, pidió perdón a miles de sus compatriotas por otro
motivo. En aquella ocasión se había filtrado a la prensa la información
de que en la segunda mitad del siglo XX los servicios de inteligencia
estadounidenses hacían experimentos en EEUU, Canadá y Europa, para
estudiar la reacción del organismo humano a la radiación.
Otro
caso sonado corresponde a los años 1986 y 1987, cuando se supo que
miembros de la administración de EEUU habían organizado ventas secretas
de armas a Irán, a través de Israel y a pesar del embargo entonces
vigente, aprovechando el dinero obtenido para financiar a los contras
nicaragüenses. El entonces presidente Ronald Reagan tuvo que presentar
explicaciones a la nación.
Tampoco podemos olvidar uno de los escándalos políticos más ruidosos en toda la historia de EEUU, Watergate.
El presidente republicano Richard Nixon fue acusado de haber espiado al
equipo electoral de su rival demócrata. Tras una escandalosa
revelación, renunció y un par de años más tarde presentó sus excusas.
Como
vemos, los presidentes estadounidenses tienen que justificarse en
público con bastante frecuencia. Otra cosa que están dispuestos a
hacerlo solamente ante la ciudadanía de su propio país. Pedir perdón a
otras naciones no le es propio, porque lo consideran como una muestra de
debilidad.
nv/sk
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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