Foto: academ.info
De la mano del Teatro Estatal Académico Evgueni Vajtángov, de Moscú, llegó esta versión musical de Anna Karénina,
que fue la encargada de inaugurar el Festival. Aplaudida por la crítica
y el público, la puesta se considera muy cercana al original de
Tolstoi, a la vez que logra sobrepasar las barreras del tiempo y
consigue una perspectiva muy contemporánea. El mérito es compartido por
la directora y coreógrafa Angélica Jólina, los diseñadores Marius
Yavtsovkis, Yuozas Statkevicius y Tadas Valeika, y un elenco de lujo en
el que sobresalen Olga Lerman como Anna, Evgueni Kniazev como Karenin y
Dmitri Solomikin como Vronski.
Heredera
del Estudio de Arte Dramático fundado en 1913 por Evgueni Vajtángov,
esta compañía ha estado por más de noventa años a la vanguardia de la
vida teatral rusa. En mitad de la calle Arbat se encuentra el teatro que
lleva el nombre de su fundador, considerado el mejor maestro del
sistema Stanislavski.
Precisamente
al dramaturgo ruso estuvo dedicado el Festival, en su ciento cincuenta
aniversario. Se le rindió especial homenaje en el encuentro teórico, que
abordó temas como: “Stanislavski en el Teatro Cubano” y “Konstantín
Stanislavski y el arte de los títeres ¿antítesis o relación?”, entre
otros.
Pero la Karénina no se limitó a mantenerse en su sitio dentro de la obra rusa. Inspiró también Anna en el trópico (Anna
in the tropics), del cubano radicado en EEUU, Nilo Cruz y llevada a
escena ahora por Teatro El Público y FUNDarte. Esta pieza, acreedora del
premio Pulitzer en 2003, fue estrenada por el New Theatre en Coral
Gables y desde entonces representada en inglés, español y otros idiomas.
Su llegada a La Habana constituyó otro hito del Festival, con un elenco
que mezclaba reconocidos actores cubanos que radican en EEUU, como Lily
Rentería, con otros que continúan su carrera en esta isla del Caribe.
Esta
décimo quinta edición del Festival de Teatro de La Habana, bajo el lema
de “Por un teatro que marche hacia donde va la vida”, contó con la
participación de más de cuarenta agrupaciones procedentes de unos veinte
países y treintaiún grupos cubanos, que presentaron unos ochenta
espectáculos para todos los públicos.
En
el caso de Rusia, la fiesta teatral sirvió para renovar vínculos
culturales entre instituciones de ambos países e impulsar nuevos
encuentros. "Tenemos que estabilizar en la medida de nuestras
posibilidades un fluido intercambio entre la escena rusa y la cubana”
auguró David Smelianski, director de la Agencia Estatal de Teatro
adjunta al Ministerio de Cultura ruso.
Mientras
tanto, los muchos cubanos que no pudieron entrar al teatro repleto los
días de la puesta rusa, confían en que Anna vuelva a hacer pronto sus
maletas y regrese por acá.
nv/as
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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