Foto: EPA
La
Organización Meteorológica Mundial, OMM, constata que 2013 tiene las
mejores posibilidades de figurar dentro de los diez años más cálidos,
desde el comienzo de las observaciones meteorológicas: desde enero a
septiembre, la temperatura promedio ha sido en medio grado superior de
la tasa media anual que sirve de base para el cálculo del período entre
1961 y 1990, de 14,2 grados. El secretario general de la Organización
Meteorológica Mundial, Michel Jarraud, llamaba la atención al
crecimiento continuo de la concentración en la atmósfera de los gases
que producen el efecto invernadero y añadió: "Nos espera un futuro
caluroso".
La
elevación de la temperatura es solo una de las manifestaciones del
cambio climático. La influencia negativa en la circulación del agua se
torna ya evidente, lo que se expresa en las sequías, inundaciones y
precipitaciones extremas. A manera de ejemplo, los científicos citan el
tifón Haiyan, que azotó Filipinas. Valeri Zyriánov, del Instituto de problemas hídricos de la Academia de Ciencias de Rusia comenta:
–Como
consecuencia del cambio climático, la superficie oceánica es más
cálida. Y en las latitudes tropicales, con frecuencia cada vez mayor,
esta temperatura sobrepasa el punto crítico de los 26,6 grados. Y este
es el comienzo del estallido de los huracanes. Mientras arrojamos a la
atmósfera CO2, el océano se recalienta. Basta con que se caliente en un
medio grado para que él mismo, comience a expulsar a la atmósfera una
cantidad enorme de gas carbónico. Cerca del 85 % de todo el gas
carbónico está disuelto en las aguas del océano mundial.
En
la segunda mitad del siglo XXI, el calor anómalo será un fenómeno
prácticamente anual, que se registrará en un 60 % de la superficie
terrestre. La superficie de la tierra sometida a temperaturas elevadas
anómalas aumentará aproximadamente, en un uno por ciento al año.
Aquello
que no arda se hundirá en la aguas. Según datos de la ONU, el nivel
global del mar crecerá en 3,2 milímetros al año, el doble más rápido que
en el siglo pasado. La revista National Geographic
publicaba no hace mucho una previsión de los cambios de la imagen
geográfica del planeta si, como consecuencia del calentamiento global,
van a derretirse los hielos polares, las aguas cubrirán casi todas las
regiones costeras, del lugar donde vive hoy un porcentaje considerable
de la población de la Tierra. Y todas esas aguas, como hace tres mil
quinientos millones de años no tendrán casi vida.
De encontrarnos en los mares prehistóricos, daríamos con una sopaviral
de algas y bacterias, las que con el tiempo evolucionaron hasta formas
complejas. Pero, hoy se trata de la reversión de los complejos
ecosistemas oceánicos (con enormes animales y cadenas alimentarias
intricadas), en sistemas simplificados con el dominio de los microbios y
las medusas. Nosotros arriesgamos con hacer retroceder el proceso de la
evolución. Alekséi Karnaújov, del Instituto de biofísica de las células
de la Academia de Ciencias explica:
–Desaparecen
no aquellos animales que están extendidos por doquier, sino aquellos
que se encuentran al borde de la subsistencia. Las denominadas especies
marginales crearon reservas de resistencia. Con el cambio de las
condiciones naturales, esas especies justamente llenaron los espacios
ecológicos e imprimieron estabilidad al sistema. Por ejemplo, cerca del
90 % del gas carbónico de la atmósfera proviene de unos ochenta tipos de
plancton. Estos tipos dependen considerablemente de la temperatura y
del grado de acritud del agua. Los cambios de esos parámetros provocarán
la muerte del plancton. No notaremos su desaparición, a diferencia de
la extinción de los osos blancos o de las morsas, de cuya salvación
están ocupadas organizaciones, aunque las consecuencias de la
desaparición del plancton son mucho más graves que la extinción de los
osos blancos.
Una
razón de las principales del agotamiento de los océanos es el volumen
desmesurado de las faenas pesqueras. Según las estadísticas, la cantidad
de peces grandes, como el atún, el bacalao, la merluza, y el rodaballo,
se redujo, desde 1950, en un 90 %. Las flotillas pesqueras se
orientaron a peces más pequeños, como sardinas, anchoas, arenques, los
que justamente se alimentan del plancton. La eliminación de un eslabón
importante del medio de la cadena alimentaria socava radicalmente todo
el ecosistema. Alekséi Karnaujov lo explica así:
–Las
aves serán las primeras en extinguirse, porque muchas de ellas se
alimentan de peces. Comenzando con los pingüinos y terminando con las
gaviotas. Pero, las aves pueden perecer simplemente como consecuencia
del cambio de la composición química de la atmósfera. Ellas son, por
ejemplo, mucho más sensibles ante el contenido del gas carbónico que los
mamíferos.
La
actividad del ser humano está cambiando la química elemental de los
mares. El nivel de acritud de las aguas crece, lo que significa que se
reduce la cantidad de carbonato de calcio, un material constructivo
clave para el esqueleto y el cascarón de los corales, del plancton, de
los moluscos y también para muchos organismos del mar.
Sin
embargo, lo más terrible no consiste siquiera en que tendremos un
ecosistema oceánico primitivo, conjetura Alekséi Karnaujov:
–Si
no vamos a limitarnos en el consumo de recursos naturales, incluidos
los hidrocarburos, los océanos simplemente hervirán. Ello ocurrirá
dentro de unos trescientos años si no modificamos el carácter del
aprovechamiento de la naturaleza. La temperatura puede cambiar en más de
cien grados. El mar no existirá en general como tal. El calentamiento
global pasará a la fase irreversible de la catástrofe de invernadero. Y
nuestro planeta Tierra en transformará en un segundo Venus, en cuya
superficie es imposible vida alguna, como la forma habitual para
nosotros.
Resumiendo,
simplemente es ya imposible dar la espalda a los actuales problemas
ecológicos. Ellos han comenzado a influir directamente en la calidad de
vida de todo ser humano, y con el paso del tiempo, de manera cada vez
más patente. Y aunque desde el punto de vista de una serie de
científicos, los cambios climáticos son cíclicos, la concentración de
gas carbónico en la atmósfera ya sea crece, o disminuye. Pero, debe
funcionar el "mecanismo inverso". Aunque nadie puede afirmar ahora,
cuándo y cómo ocurrirá eso, y en qué va a derivar.
sb/lj/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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