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La Iglesia católica ha beatificado este domingo en Tarragona a
522 mártires del siglo XX en España –todos menos dos, de la guerra
civil–, en una macroceremonia multitudinaria y solemne con abundantes
referencias al perdón y a la reconciliación, pero ninguna a
las víctimas del franquismo. Cerca de 20.000 personas –pese al caos en
los accesos– han abarrotado la explanada del complejo educativo de
Tarragona para participar en este acto, para el que sus impulsores han
reclamado un carácter estrictamente religioso pero que ha estado marcado
por la polémica en torno a la memoria histórica y al papel de la
Iglesia en la guerra civil y en el régimen de Franco. A pesar de la
prohibición, sí se vio alguna bandera española, que la organización
hacía retirar.
La mayor beatificación masiva de la historia de la Iglesia ha
venido precedida de un mensaje desde Roma del papa Francisco, quien ha
definido a los mártires como “cristianos ganados por Cristo”, que amaron
“hasta el extremo”, a imitación de Jesús. Francisco ha invitado a
implorar la intercesión de los mártires para ser “cristianos concretos,
cristianos de obras y no de palabras”, y su ayuda para mantener firme la
fe y ser “fermento de esperanza y artífices de hermandad y
solidaridad”.
“NIEBLA DIABÓLICA”
La macrobeatificación, en la que han participado un centenar de
obispos y unos 1.400 sacerdotes, ha sido presidida por el cardenal
Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos.
En su homilía, Amato ha recordado el “periodo oscuro de la hostilidad
anticatólica de los años 30”. “Vuestra noble nación fue envuelta en la
niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de
ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos,
cerrando conventos y escuelas católicas, destruyendo parte de vuestro
precioso patrimonio artístico”. Una etapa de “libertina política
antirreligiosa”.
No ha habido referencia alguna al franquismo, a menos que se le
pudiera incluir en las “ideologías modernas” a las que se refirió en
1933 el periodista italiano Luigi Sturzo, citado por Amato, como
“verdaderas religiones idolátricas, que exigen altares y víctimas, sobre
todo víctimas”.
VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO
Amato recordó en todo caso que los mártires “no fueron caídos de la
guerra civil, sino víctimas de una radical persecución religiosa, que
se proponía el exterminio programado de la Iglesia”. Hoy la Iglesia “no
quiere olvidar a estos sus hijos valientes” y los beatifica en una
“fiesta de la reconciliación, del perdón dado y recibido”, una
celebración que “quiere una vez más gritar fuertemente al mundo que la
humanidad necesita paz, fraternidad, concordia. Nada puede justificar la
guerra, el odio fratricida, la muerte del prójimo”.
A la misma hora, un centenar largo de personas participaban en un
homenaje a las víctimas de la represión franquista en la Muntanyeta de
l’Oliva, junto al cementerio de Tarragona, donde hubo más de 700
fusilamientos. “Es un acto necesario, ya que hoy se
homenajea masivamente a las víctimas de un solo bando”, dijo Teresa
Fortuny, portavoz de la Coordinadora per la Laïcitat i la Dignitat.
“Todos los culpables deben pedir perdón para alcanzar la
reconciliación”, añadió.
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