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miércoles, 18 de septiembre de 2013

El Museo Ruso, un lugar de creación artística en vivo

http://spanish.ruvr.ru/2013_09_17/Los-visitantes-del-Museo-Ruso-se-convirtieron-en-testigos-de-un-performance-0130/

El artista inconformista Borís Kocheishvili rompió la quietud de los salones de la exposición de uno de los más antiguos museos rusos. En las paredes del Palacio de Mármol, en el centro histórico de San Petersburgo, se llevó a cabo el misterioso nacimiento de la nueva obra del maestro.

¿Podría haberse imaginado unos cuantos años atrás, que uno de los más hermosos palacios de San Petersburgo se convertiría en la sede de creaciones en vivo? Pero el tiempo pasa y el arte actual amplía sus fronteras, ya nadie se asombra de las obras de Jeff Koons o Takashi Murakami en los salones de Versalles. Por lo que se ve, también a los museos rusos, conocidos en primer lugar por sus colecciones de arte clásico, les ha llegado el momento de permitir la entrada a trabajos de artistas contemporáneos, así como acercarse a otros aspectos de la creación artística.
El Museo Ruso no ha temido enfrentarse a tan osado experimento. En los marcos de la exposición de Borís Kocheishvili “Simple verano”, que se lleva a cabo estos días, se desarrolló una performance en la cual el maestro, directamente en el salón de exposiciones, creó una nueva obra.
El nombre de Borís Kocheishvili es bien conocido por los amantes rusos del arte. Él exponía activamente en los años setenta; su gráfica, rebuscada y misteriosa, atraía y seducía a los amantes del arte. Su pintura era más suave e inteligente que la de los actualmente populares Oscar Rabin o Vladímir Yankilevski. Pero Kocheishvili no se limitaba solamente a la pintura, también escribía (y todavía escribe) maravillosos versos, crea textos lacónicos como haikus vanguardistas y originales. Unas cuantas palabras, y ahí está recreado todo un mundo, se cuenta una historia en la cual la realidad objetiva se entrelaza con la fantasía.
En determinado momento el pintor comprendió que el mundo gráfico tradicional y la pintura se le habían quedado pequeños. En una ocasión, conversando con la conocida escultora Adelaida Pológova, se quejaba de que la vida pasaba y no iba a poder dedicarse a la escultura. Pológova le aconsejó que se dedicara a los relieves los cuales, según su opinión, era algo intermedio entre la pintura y la escultura. Kocheishvili siguió su consejo, pero creó su propia técnica: aplica uniformemente sobre una superficie plana una masa de estuco de cemento después de lo cual, trabajando con una espátula como pincel, crea el relieve:
Después de que el trabajo está terminado, la obra comienza a vivir su propia vida, nos dice el artista. Solamente después de transcurrido algún tiempo puedo decir si el relieve quedará en blanco o si aparece la necesidad de darle alguna tonalidad o hacerlo multicolor.
Los visitantes del Museo Ruso han tenido la oportunidad de convertirse en testigos del nacimiento de semejante relieve. Una hoja de madera previamente empastada, fue cubierta uniformemente con masilla y colocada en un caballete. Armado con una espátula, el artista se adentró en el misterio de la creación. Todo el tiempo, mientras él trabajaba, la curadora de la exposición, Tamara Viéjova, declamaba los versos del artista. De vez en cuando Kocheishvili la interrumpía, para contarles a los allí reunidos alguna historia de la vida artística o recitarles algún poema.
A pesar de que los espectadores observaban atentamente los movimientos del artista, el momento en que la superficie enmasillada se convirtió en una obra de arte, no fue percibido por todos los presentes. Parecería que, ante ellos solo había algo deforme: líneas, rasgos, sombreados. Y luego de dos o tres movimientos imperceptibles, el relieve, llamado por el artista Recién casados, estaba terminado. Ahora completará la colección del Museo Ruso.
fs/sk/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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