Foto: rususa.com
El viaje a Rusia lo acojo como un viaje
personal. ¿Por qué? Esto lo escribiré en un extenso reportaje. Al propio
tiempo es un gran proyecto denominado Rusia en la mirada de un periodista polaco, que se ejecuta en cooperación con La Voz de Rusia.
A través de la maravillosa ciudad de Veliki Nóvgorod y de Niandoma me
dirijo al Extremo Norte – a Arjánguelsk. Por el camino escribo notas.
Hoy – sobre los caminos rusos.
Describir los caminos
rusos es una tarea nada fácil. Hay que estar allí, andar por esos
caminos, sentarse un poco, varias veces “despedirse de la vida”, otras
tantas – perderse, y entonces tal vez uno pueda sentir algo. Pero sentirno tiene nada en común con comprender. En el anunció del viaje a Rusia http://polish.ru vr.ru/2013_06_06 /Historia-ktora- laczy/
mi amigo, el periodista ruso Ígor Motivílov, escribió que este viaje no
debe ser acogido como un “viaje extremo o una revelación”. ¡Mentía! Y
yo no tenía el menor conocimiento. El parabrisas saltó el segundo día
del viaje. Además, tengo que cambiar las bielas de dirección, los
filtros de aire y para polvo, al menos una rueda y el neutralizador
catalítico. También hay que cambiar todas las cubiertas y enderezar
todos los discos. Habrá que hacer la geometría de todo el automóvil y,
al parecer, nada más. El viaje por Rusia en automóvil es una tarea
extrema.
El plan de ruta:
el primer tramo largo que había que recorrer rondaba los 950 km. Según
los mapas, teníamos que superarlo en doce horas. De hecho viajamos
veintitrés horas y recorrimos 1250 km., el 40 % (cerca de 500 km.)
viajamos por caminos buenos, el 36 % (450 km.) por malos, donde uno
podía despedirse de la vida a cada kilómetro, y con la suspensión – cada
50 km. El 24 % restante (300 km.) eran caminos de tierra, no
asfaltados, si bien, según los mapas, por ellos debíamos andar a la
velocidad de un cohete lunar.
Obras viales.
Por doquier se coloca asfalto. No estoy bromeando ni exagerando.
Aproximadamente es así. Digamos que a la ciudad que sea se puede llegar
por tres caminos malos. Las autoridades deciden reparar dos de ellos y
determinan el orden en que lo harán. Al primer camino, donde la
reparación tiene que terminar antes, salen las máquinas pesadas y el
camino de hecho se vuelve intransitable. En el otro camino, que debe ser
reparado más tarde, cortan el asfalto para colocarlo, una vez
refundido, en el primer camino. De tal modo, el camino malo Nº1 se
vuelve intransitable y el camino Nº2 se vuelve de tierra. Toda el
tráfico se dirige hacia el camino Nº3 no reparado. El problema consiste
en que uno no sabe a qué camino va a desembocar porque no hay
información al respecto. Y esto tiene que ver con todas las carreteras
sin excepción, incluyendo las internacionales.
Señales.
Si las hay, hay que prestarles mucha atención. Si la velocidad máxima
es de 50 km., igualmente hay que ir a 40 km., porque al coche le puede
pasar algo malo. Si uno ve una información sobre un lugar peligroso, lo
mejor es frenar y persignarse, porque nadie sabe lo que le espera a la
vuelta del camino. Si se viaja por un camino bueno, con buen asfalto, y
aparece una señal de obras hay que ir frenando, porque se puede chocar
con una máquina de construcción no iluminada, que se encuentra en el
carril por el que usted avanza. Los rusos en el camino no son muy
gentiles unos con otros, pero si proponen algo vale la pena escuchar el
consejo.
Gasolina.
Gasolineras hay. Pero en los tramos largos en que se realizan obras
viales con frecuencia no funcionan. Por eso siempre es mejor cargar
gasolina cuando el tanque está por la mitad. La gasolina es un 50-60 %
más barata que en Europa Occidental.
Conductores.
En los últimos diez años en los caminos rusos perecieron trescientas
mil personas. Por doquier se conduce en estado de ebriedad. Un cuadro
bastante normal es ver a tres conductores de furgones tomando una
botella de vodka para acompañar el plato de sopa. Por eso no hay que
fiarse mucho de los demás conductores de vehículos.
Tascas a la vera de los caminos.
En su aplastante mayoría son poco atractivas y hasta desagradables,
pero no hay que prestar atención a ello. La comida siempre es sabrosa y
el surtido es más amplio que en Occidente. Puedo alabar las cocinas de
todas las tascas en que comí. Los precios son algo superiores que, por
ejemplo, en Polonia o la República Checa, pero realmente las recomiendo.
Topografía.
El sistema de posicionamiento global (GPS) lo pasa mal en Rusia. No se
puede confiar en los mapas. Resultó ser que viajábamos por caminos
decentes que no figuraban en los mapas, en búsqueda de un camino mejor
que sí estaba en el mapa más nuevo, pero que de hecho su construcción
aún no había comenzado. Los rusos le pueden decirle sin problemas como
llegar de un pueblo a la aldea más cercana. Pero el problema se complica
cuando tienen que explicarle cómo llegar a una ciudad distante a 50 km.
A la pregunta de cómo llegar a una ciudad que se encuentra a 150 km.
también le responderán. Pero en este caso dicen lo que piensan y no lo
que saben. Lo mejor es preguntar una misma cosa a varias personas. Pero
no les crea a las mujeres. Igual que en todo el mundo, confunden dónde
está la derecha y dónde la izquierda, pero en Rusia tal equivocación
puede hacer que tenga que retroceder 100 km.
Policía caminera.
Si la policía caminera rusa llega a parar su coche, entonces prepárese
para dar una coima de unos cinco mil rublos (cerca de ciento veinticinco
euros). Tal es la tarifa para los extranjeros. Y, en principio, no
importa por lo que paga.
Y algunos otros detalles.Esponja
áspera, líquido para limpiar cristales, un recipiente de reserva de
líquido limpiaparabrisas, una linterna, una rueda de reserva y no
selladores de pinchaduras, papel higiénico porque los retretes pueden
estar a 150 km. uno de otro, y en verano repelentes contra mosquitos.
Todo esto lo hacen los rusos y los extranjeros con experiencia.
Si sigue estos consejos puede viajar tranquilo a las profundidades de Rusia. ¡Feliz Viaje!
mj/
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