Foto: RIA Novosti
En el Kazán Arena se reunieron cuarenta y
cinco mil espectadores. Todos ellos recibieron gafas 3D para que
pudieran ver unos videos especialmente preparados, campanitas con las
que animaban a los artistas y farolillos de tres colores que creaban el
efecto de tribunas chispeantes. La ceremonia comenzó con una pintoresca
marcha: los participantes avanzaban vistiendo sus trajes nacionales.
Para ello se confeccionaron doscientos quince trajes. No menos brillante
fue la parte de la ceremonia bautizada Así es Kazán.
Según la leyenda, la ciudad es custodiada por un dragón alado. En la
arena su fuerza y vigor fueron encarnados por ciento veinte tamborileros
y una gigantesca construcción de pantallas. Los colores rojo y dorado
fueron una suerte de recordación de los tiempos del kanato de Kazán.
A
lo largo de toda la ceremonia sus diseñadores retomaban de forma
permanente imágenes históricas, grandes descubrimientos y personajes de
la fábula. Un tema aparte fue la tentativa de los autores de recrear la
atmósfera del teatro y trazar un paralelo con otro acontecimiento
significativo para Rusia, que tuvo lugar hace poco más de dos meses. Se
trata de la apertura de la segunda escena del Teatro Mariinski de San
Petersburgo. Esto nos lo recordaba una iluminación especial que
asemejaba los ónix de las escenas del Mariinski-2.
El
desfile de los equipos y el saludo de relevantes deportistas y
entrenadores fue la parte más fogosa de la inauguración de la
Universiada. Cada equipo era recibido con aplausos. Los deportistas del
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte salieron a la arena
fotografiando todo a su alrededor. Los uruguayos portaban un cartel
escrito en ruso: Gracias Kazán – Uruguay te ama.
Por su parte, los deportistas zimbabuenses salieron bailando. Pero las
emociones estallaron de verdad, cuando al campo del Kazán Arena salieron
los atletas de Rusia.
La parte central de la ceremonia
de apertura fue el encendido de la llama de la Universiada. Esta misión
de honor fue conferida al judoca Tagir Khaibuláev, a la voleibolista
Ekaterina Gámova, al hockeista Nail Japúkov y al esquiador paralímpico
Irek Zarípov.
En su mensaje dirigido a los huéspedes y
participantes del evento, el presidente ruso Vladímir Putin comparó la
Universiada con la principal fiesta deportiva mundial:
–¡Amigos!
Ustedes representan a diferentes países y continentes. Pero en estos
días de julio les une la Universiada Mundial de Verano, cuya magnitud
puede compararse tranquilamente con los Juegos Olímpicos. Hemos hecho
todo lo posible para que los participantes de esta fiesta deportiva se
sientan como en su propia casa y puedan obtener resultados
sobresalientes, resistir la tensión de las competiciones y la difícil
lucha. Desde luego que triunfará el más fuerte, pero la atmósfera y el
propio espíritu de la Universiada quedarán para siempre con cada uno de
ustedes. A todos les une el amor al deporte, los altos ideales de la
lucha honrada y la camaradería, la esperanza en el éxito y la victoria.
La
ceremonia finalizó con un grandioso espectáculo pirotécnico. Y si al
principio de esta ceremonia muchos recordaban la apertura de la
Olimpiada de Londres, donde también se mostró la historia del país, el
final nos trasladó a Vladivostok, donde en la cumbre del Foro de
Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en otoño del año pasado,
también se exhibió un extraordinario show pirotécnico.
mj/lj
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