El pasado 11 de
Julio se desarrolló el primer gran ensayo de paro
general en Brasil y Chile, dos países que han sido
el paradigma de los ideólogos del neoliberalismo.
Las jornadas de lucha tuvieron ritmos y desarrollo desigual
en cada país, y aunque no paralizaron completamente
dichos países, si representan un hito importante de
protesta obrera y popular en relación a la
desmovilización y desorganización predominante
en las dos últimas décadas de ofensiva
neoliberal en América Latina.
Desde la agudización de la crisis financiera en el año 2008, muy pocas han sido las reacciones de la clase trabajadora latinoamericana. La resistencia más importante se produjo, en el año 2009, contradictoriamente, en las diminutas islas de Guadalupe y Martinica. Pero ahora, la situación es diferente. Dos colosos del Cono del Sur, los trabajadores de Brasil y Chile, han despertado del letargo y han agitado sus puños amenazantes.
La escasa o
dispersa movilización de los trabajadores se
debió, por un lado, al desconcierto que causó
la ofensiva neoliberal en los últimos 25
años, que desmanteló una buena parte de la
industria, desarticulando a los sindicatos y enviando a
millones de trabajadores a la marginalidad
social.
Por otro lado, y
como producto de la ofensiva neoliberal, América
Latina ha vivido un pequeño boom económico,
experimentado por el alza en los precios internacionales de
sus materias primas, una realidad económica que ha
sido el soporte material de los llamados gobiernos de
izquierda, que han accedido al poder por la vía
electoral, agitando un discurso anti neoliberal pero que no
rompen con el capitalismo, aunque si aplican planes de
asistencia social a los sectores más
pobres.
Según un
reciente informe del Banco Mundial, el auge de las
exportaciones de materias primas ha permitido por primera
vez en la historia la expansión de la clase media al
32% del total de la población en la región,
sobrepasando así al 27% de latinoamericanos que vive
en la línea de pobreza moderada. En el Cono Sur, la
clase media se convirtió se expandió hasta
alcanzar aproximadamente el 40% de la población. De
los casi 600 millones de habitantes, alrededor de 80
millones de personas siguen viviendo en la pobreza extrema,
con menos de 2,50 dólares al día. La mitad de
ellos está en Brasil y México, la otra parte
en Centroamérica y países andinos.
Este crecimiento
económico explica el surgimiento del bloque de
países del ALBA (Venezuela, Ecuador, Bolivia y
Nicaragua) y su relativo discurso antimperialista, que no
es otra cosa que la pelea por la repartición de la
renta nacional. También forman parte de ese proceso,
países como Brasil, Argentina y Uruguay. Chile,
Perú y Colombia han experimentado un crecimiento en
sus exportaciones, pero con gobiernos
derechistas.
Pero este
crecimiento económico de Brasil agitó a la
clase media que salió recientemente a protestar
contra el alza de pasajes y la corrupción,
despertando a la clase trabajadora que ha levantado sus
propias consignas: reducción de la jornada de
trabajo a 40 horas semanales sin reducción de
salario, reajuste para jubilados, transporte público
de calidad, fin del factor jubilatorio, fin del Proyecto de
Ley 4330 que amplía la tercerización, reforma
agraria, más inversiones en salud, educación
y seguridad, además del fin de licitaciones de
petróleo.
Y Chile, otro gran
ejemplo de modelo neoliberal, se ha visto sacudido no solo
por potentes terremotos, sino también por gigantescas
movilizaciones de la juventud, que exige educación
pública gratuita y el fin del modelo neoliberal en
la educación. Estas movilizaciones también
incidieron en despertar de la clase trabajadora, duramente
golpeada por la dictadura de Pinochet (1973-1990) que, con
los trabajadores del cobre a la cabeza, han desarrollado el
primer ensayo de paro nacional el pasado 11 de julio,
convocado por la Central Unitaria de Trabajadores
(CUT) de Chile.
Si a este proceso
le sumamos el hecho que el pasado 8 de marzo del año
2013, los sindicatos agrupados en la Central Obrera
de Bolivia (COB), reunidos en la localidad de
Huanuni, decidieron formar conforma el instrumentos
político de los trabajadores, conocido como
Partido de los Trabajadores (PT) de
Bolivia, tenemos un panorama completo y alentador:
después de 25 años de ajuste neoliberal la
clase obrera latinoamericana comienza a levantar a la
cabeza y a luchar contra la crisis capitalista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario