En los pasillos de la cumbre y en las
negociaciones oficiales, por cierto, se discutieron cuestiones muy
variadas: el destino del programa nuclear de Irán en relación con la
elección de un nuevo presidente de este país, la situación en la
Península de Corea, la futura evacuación del contingente internacional
desde Afganistán, el escudo antimisiles europeo… Pero todas estas
cuestiones pasaron a un segundo plano frente a los acalorados debates en
torno al conflicto militar en Siria. En Washington, Londres y París se
insiste en cambiar cuanto antes el poder en Damasco y se amenaza con
aumentar las entregas de armas a la oposición.
En vista
de esta diferencia tan ostensible de posiciones durante los preparativos
de la cumbre, la prensa agudizaba la situación y predecía resultados
escandalosos, hasta la anulación del formato del G-8. El resultado fue
opuesto: se atendió el parecer de Moscú y se lo tomó en cuenta en el
trazado de la estrategia ulterior respecto al conflicto intestino sirio.
En el comunicado firmado por todas las partes no se dice nada del
destino del presidente Asad
o de la posibilidad de solucionar el conflicto por vía violenta. Por el
contrario, se expone la exhortación a un diálogo político a fin de
reinstaurar a la brevedad posible la paz en este país. El Presidente de
Rusia Vladímir Putin valoró del siguiente modo la “parte siria” de la cumbre:
-En
la discusión de temas internacionales, de suyo se entiende que hemos
prestado especial atención a Siria. Hemos llamado a los socios del G-8 a
trabajar consecuentemente para convocar una conferencia ginebrina sobre
la regularización en Siria, el cese del derramamiento de sangre en este
país y hemos convenido en que esto puede ser alcanzado tan solo con
medios políticos y diplomáticos. A nuestro entender, cualesquiera
decisiones sobre el suministro de armas a la oposición, basara en las
acusaciones no confirmadas contra Damasco de que emplee armas químicas,
tan solo desestabilizan más la situación. El G-8 seguirá prestando mucha
atención a la lucha contra el terrorismo.
Pese a
que Moscú no dispone de pruebas de que el Gobierno sirio use agresivos
químicos, el propio hecho necesita una minuciosa investigación, destacó
Vladímir Putin. Una exhortación análoga fue emitida por el premier
británico David Cameron. Según Putin, los líderes del G-8 condenaron el
uso de armas de exterminio masivo, entre ellas las químicas, de
dondequiera y de quienquiera parte esta amenaza. Los participantes de la
cumbre, en el ambiente de esta comprensión mutua, tan rara en los
últimos tiempos, decidieron concentrarse en el aspecto humanitario de la
cuestión.
Al término de la cumbre del G-8 en Irlanda
del Norte se tomó la decisión de otorgar a los sirios ayuda humanitaria
por una suma de 1,5 millardos de dólares. Nuestra prioridad es ayudar a
cuantos ha resultado en el centro del conflicto sirio.
Fuentes
en Washington declaran que EEUU está plenamente satisfecho con la
decisión del G-8 de continuar la línea a la solución política del
conflicto en Siria. El contenido del comunicado se corresponde con los
objetivos que el presidente Barack Obama
perseguía durante las conversaciones con los líderes de otros países,
entre ellos con Vladímir Putin. He aquí lo que dijo en concreto:
–Estamos
muy interesados en poner fin a la violencia que tiene lugar allí, así
como en neutralizar las armas químicas que puedan encontrarse en Siria,
para prevenir su uso y proliferación. También hablamos de que haríamos
intentos por resolver el conflicto por vía pacífica. Y nos proponemos
encargar a nuestros equipos de que trabajen para realizar la siguiente
vuelta de conversaciones en Ginebra.
Según el
parecer de muchos periodistas, uno de los principales resultados de la
cumbre es la disposición de los líderes a un compromiso. En especial, en
una cuestión tan esencial como el destino de Siria. En no poca medida
esto fue propiciado por las citas bilaterales sin corbatas. Pues en la política, además de los intereses globales, hay también relaciones humanas.
sv/lj
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