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Los exploradores de la estación rusa a la deriva Polo Norte 40 preparan el equipamiento para la evacuación.
El banco de hielo en el que se encuentran
dieciséis científicos, después de la formación de varias grietas, se ha
reducido a la superficie de un apartamento de tres piezas. En su auxilio
acude el rompehielos atómico “Yamal”.
En años
precedentes los exploradores a veces trabajaban en un banco de hielo
durante dos o tres años. Ahora, debido al calentamiento, en el Ártico
quedan menos bancos de hielo perdurables. El año pasado, se buscó
durante bastante tiempo un banco conveniente, de un espesor de un metro y
setenta centímetros y de una superficie de diez kilómetros cuadrados.
La expedición Polo Norte 40 desembarcó en él tan solo a primeros de
octubre. Se suponía que el viaje duraría un año. Este plazo permite
efectuar un ciclo completo de observaciones científicas. Pero al cabo de
ocho meses el banco de hielo se dividió en varias partes reducidas y se
decidió a evacuar a los investigadores. Se tiene bastante experiencia
de tal operación. Hace setenta y cinco años, la primera expedición de
Iván Papanin fue salvada por los rompehielos “Taimyr” y “Murman”. Luego,
en diferentes años, se realizaron seis operaciones de tipo semejante,
cuenta Alexánder Danílov, vicedirector del Instituto del Ártico y la
Antártida.
–Había casos en que el banco de hielo
con la estación a la deriva salía antes del plazo previsto a una zona de
derretimiento intenso. Tal cosa no es algo extraordinario. En especial,
porque los hielos árticos han comenzado a moverse con más dinamismo.
Los
caprichos del clima que se observan en los últimos años inducen a
pensar en buscar otros métodos de realizar las investigaciones a la
deriva. Uno de las variantes es la plataforma de hielo resistente. En el
mencionado Instituto del Ártico y la Antártida existe ya tal proyecto,
confirma Alexánder Danílov.
–Sin duda, la
plataforma garantizará un trabajo seguro del personal a bordo de la
misma. Tal proyecto sí existe y esperamos que sea llevado a la práctica
en el futuro.
Así y todo, la deriva en un banco de
hielo, si bien es un viaje extremo, pero atractivo para los
exploradores. Además del Polo Norte 40, en el Ártico trabaja otra
estación polar. El plazo previsto de su funcionamiento es de tres meses.
En el banco de hielo de una superficie de tres por cuatro kilómetros
trabajan cincuenta y seis exploradores. Esta estación puede ser
calificada de internacional, dice Víctor Boyarski, director del Museo
del Ártico.
–Es un proyecto de la Sociedad
Geográfica Rusa, la base Barneo. Allí trabajan muy eficazmente los
científicos de EEUU, Noruega, Francia y, por supuesto, de Rusia.
Entretanto,
el rompehielos nuclear “Yamal” se abre paso entre los hielos hacia la
estación Polo Norte 40. Un helicóptero de reconocimiento le ayuda a
hallar la óptima ruta. Se espera que llegue a la meta a mediados de
junio. Según los especialistas, no hay riesgo alguno para la vida de los
exploradores.
vs/kg
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