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viernes, 1 de febrero de 2013

En espera del efecto Kessler


http://spanish.ruvr.ru/2013_01_30/basura-espacial-efecto-kessler/
30.01.2013, 19:17
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V838 Единорога световое эхо космос
© Foto: NASA, en.wikipedia.org

El problema de las enormes cantidades de basura en el espacio vuelve a centrar la atención del mundo entero. El tema se planteó con renovada fuerza este domingo tras las pruebas de sistemas antimisiles efectuadas por China y EEUU.

Ese tipo de lanzamientos suele dejar numerosos escombros en el espacio. Los expertos constatan que la humanidad aún no dispone de metodologías económicamente rentables para limpiar el espacio circunterrestre.
Las pruebas de misiles son apenas una de las causas de la basura espacial. Todos los años aumenta el número de satélites artificiales indispensables para solucionar muchas tareas de la economía, la defensa y las comunicaciones. Una vez terminado el plazo de vida útil, estos satélites permanecen en órbita, lo mismo que las etapas de cohetes portadores. Se trata de escombros de gran tamaño que, al menos, pueden ser observados y evitados en caso de amenazar a un ingenio como, por ejemplo, la Estación Espacial Internacional que hasta hoy día sigue esquivando los restos del satélite destrozado por un cohete interceptor chino durante las pruebas en 2007.
Los radares siguen las trayectorias de diecinueve mil fragmentos de tamaño superior a cinco centímetros. Pero hay también otros cientos de miles de pedazos más pequeños, no por ello menos peligrosos, en capacidad de causar daños a un satélite o algún módulo de la estación orbital. La concentración de la basura en el espacio circunterrestre puede provocar el llamado “efecto Kessler”, un escenario avalancha que supone que los fragmentos de un aparato que colisiona con otro comienzan a chocar con los demás aparatos y el número de fragmentos crece exponencialmente. Como consecuencia, el espacio cercano a la Tierra se vuelve intransitable para los cohetes.
Dado que la mayor parte de los escombros se mantienen en órbitas de mediana altitud de setecientos a mil doscientos kilómetros, el experto estadounidense Marshall Kaplan propone suspender, aunque sea por un breve período, los vuelos de nuevos aparatos en dichas alturas, traspasando sus actuales funciones a los pequeños satélites de vida más corta y órbitas más bajas. Solo que la cantidad requerida de esos satélites será muy alta. El director de la revista Novedades de la cosmonáutica, Ígor Marínin, calificó de irracional esta idea:
—Las órbitas medianas se utilizan porque son el lugar adecuado para los satélites de cartografía y de posicionamiento geográfico GPS o GLONASS. No podemos dejar de utilizarlas. Lo que deberíamos hacer es firmar acuerdos internacionales para que todos los países estén obligados a retirar de las órbitas los satélites en desuso activando sus respectivos propulsores. Por el momento no tenemos documentos de ese tipo. Y en cuanto a las órbitas bajas, en ellas los satélites duran poco. Caen rápidamente debido a una mayor densidad de la atmósfera. Da pena gastar en ellos un dineral.
Los científicos llevan años recomendando distintos métodos para limpiar de la basura el espacio circunterrestre: utilizar una red de arrastre de tamaño gigante o desmenuzar los escombros con un rayo de láser. Yuri Záitsev, del Instituto de Estudios Espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia, dice que todas estas ideas no dejan de ser opciones teóricas:
—No existen metodologías reales para limpiar el espacio. Y lo peor es que nadie quiere ocuparse de este asunto. Aunque todo el mundo entiende que la basura es peligrosa y las colisiones serán más probables con el tiempo. A veces se evacúa el resto del combustible de los cohetes en desuso para evitar su explosión en órbita. Pero éstas son medidas paliativas.
Si no hacemos nada con la basura, acabará bajando y quemándose en las capas densas de la atmósfera. Pero éste es un proceso muy largo. Si en órbita de doscientos kilómetros, los escombros necesitan varias semanas para aniquilarse, en la de seiscientos kilómetros el mismo proceso dura veinte años. Las grandes potencias no parecen estar dispuestas a suspender sus lanzamientos por un período tan largo. Lo que sí podrían hacer para no agravar aún más la situación, es pensar en unas tecnologías de exploración espacial de bajo nivel de residuos.
nv/as/sn

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