Dijeron que
lo que había detrás de la puerta
era
ausencia total
que por
dicha razón incendiaban las casas
para que la
ausencia se tornara en presencia
y
estuvieron presentes en las casas del proletariado
sin tocar a
las puertas
asumiendo
desde ya
la ausencia
permanente.
II
Las noches
fueron largas, inmensas y angustiosas
la
continua y desgarradora espera
el chirriar
de una hoja tirada por el viento
terminaba
con tus nervios ya destruidos y veías
que las
sombras sangrientas se acercaban
con los
hierros de muerte desenvainados
y las caras
asesinas cubiertas con mortajas
como
queriendo tapar con un sucio pañal
los
crímenes históricos del siglo que de ninguna manera
fue para
nosotros el siglo de las luces ya que las únicas
eran las
que describían las balas trazadoras en su vuelo mortuorio.
Hacían el
trabajo sucio para el que se habían preparado
en la anti- dialéctica escolástica del norte
cumpliendo
bien el deber recibiendo millones
y
condecoraciones por el trabajo continuado y por
el corto
número que iba quedando sin respirar detrás
de aquellas
puertas y puertos de ignominia.
III
Todos
tuvimos una noche a todos
nos
regalaron una sin que la pidiéramos
ahora me
pregunto: cόmo fue tu noche?
fue la
noche de los ojos abiertos y la pupilas húmedas
la noche
del llanto infantil y la lluvia de voces, la noche
transformada
en la eternidad de la agonía que se adueñó
de toda
aquella miserable vida.
Quiero
confesarte, decirte con certeza
que ya
amaneció…para otros
mas, detrás
de tu puerta la noche continua.
IV
Las
paranoicas voces se quedaron pegadas a los aleros
como
chillidos de ratas golpeadas por la trampa
como
estrellas desgajadas de un universo herido
y
depositadas en un manto de sangrientos gramales
mientras al
cielo se le ponían vendas y se curaba
a la atmósfera
de la última emboscada de la lluvia de ácidos.
V
Tu te
escapaste, te esfumaste entre las oscuras cortinas del napalm te
marchaste o cambiaste de rostro y sólo mataron
las
imborrables letras de tu nombre, tu cuerpo se había posesionado
de otro
nombre de guerra que ellos no tenían en la lista y no sabían
en que casa
vivías ni en que cama dormías si es que alguna vez
te fue
permitido que durmieras en cama.
La noche
llegó y encendiste la telúrica linterna para buscarte
al no
encontrarte tomaste la decisión de abrir la temblorosa puerta
como
siempre las sombras noctámbulas presentes; pero esta vez se fueron de paso por razones tal
vez de caza mayor
o por
momentos incomprensibles o tal vez la razón fue que si tu no te
encontraste
totalmente, nadie mas lo lograría.
Ante el
gran resplandor del plenilunio espacial
entrando
por la friolenta puerta abierta como rayos
de razón en
la conciencia absoluta adolescente
abriste tus
inmensas alas, contemplaste el universo
alzaste vuelo e iniciaste tu
eterno viaje ontolόgico.
Aún te
buscan; pero ahora
a
diferencia de ayer las uvas gnoseológicas
gravitan en
tus manos aunque las estrellas
se han
escapado de la sangrienta grama.
VI
He hablado
con los pájaros eternales, me han dicho
que el
camino es resbaladizo, oscuro y pronunciado;
pero hay
que caminarlo. Que los abismos esquizofrénicos
no detengan
tu búsqueda
que a lo
largo del mismo encontrarás frutos que devolverán
la energía
para esa tarea de terco que se metió en tu alma
mucho antes
de que vinieras a este mundo, en este tiempo, en estas
condiciones,
porque los mismos pájaros te dicen que ya habías venido
pero que el
medio de aquel tiempo no presentaba oportunidad de crear condiciones
objetivas y subjetivas para esa tarea para la cual muchos
nacimos y
pocos la tomamos.
Sin
embargo; tu sigues, la estrella del norte
ilumina el
camino que otros oscurecen
examinas
tus pasos y recuerdas cantores
cuyos
cantos vibran en las venas heráldicas
cual gaviotas chillonas reclamando al océano
su eterno derecho al vuelo pronunciado.
VII
Ahí vas,
los milenarios cerros te protegen del viento
los senos
de la tierra te abrazan por la noche y el mar,
el inmenso
mar, te habla de los siglos que fueron y los
que vendrán
y de los caminos del mar sobre la tierra
y de la
tierra que no contenta con nosotros se enoja y nos
castiga
lanzando su ira sobre las ciudades cuyos monstruos
se creyeron invencibles. Te detienes
y sonríes.
Cuántos, te preguntas, son los
culpables del indescriptible dolor
cotidiano.
Si fueras religioso inmediatamente
acusarías a dios
y resolverías del todo el problema
existencial;
pero un ateo y al mismo tiempo
anarco no se conforma y entonces
te culpas a ti mismo por el tiempo
perdido sin razones y sin
justificar la perdida te lanzas de nuevo a tu terca
tarea de reinventar el mundo
viéndolo florecer y alimentar a las
especies sin enojarse por los males
que tanto mal nacido le han
sembrado.
VIII
Quieres ver
al cielo derramando permanentemente luceros y estrellas
la fértil
madre tierra produciendo para todos sus hijos y repartiendo el fruto
de cada
quien según su necesidad a cada cual según su hambre cotidiana
y al eterno
azul trayendo en su cristalina marea
cotidiana el fósforo y el calcio
de sus
aguas eternas que fortalecen nuestros cerebros y enduran nuestros huesos.
Descansas
un momento frente al inmortal fenómeno histórico
en tu
soledad contemplando los viejos navíos alejarse hacia puertos lejanos
y en la
arena los niños construyendo sus pequeñas casitas
sus
castillos negados por cangrejos oscuros que a su paso
en manadas
antihistóricas como huracán diabólico destruyen
la caravana
humana hacia tiempos mejores.
IX
Ahora pasas
junto al poblado que se extiende en las faldas negras del cerro
y ves la
fuerza telúrica en los cuerpos cerámicos de su gente invitándote
a residir
con ellos en aquel caserío de esperanzas, lo piensas
y te quedas
por un tiempo aprendiendo la sabiduría autόctona y es
precisamente
ahí donde aprendes a platicar con las estrellas y los pájaros
y los
sabios árboles centenarios que siempre han desafiado a la tormenta.
He venido,
he llegado con el canto primario
y es mi
deber innato decirte que las horas
son cortas
en comparación al dolor del esclavo
X
No descanses. No desesperes. Tus amigos los
pájaros
vendrán a
acompañarte con el corazón abierto
las alas
esparcidas y llenas de esperanzas
para que tus congojas se vayan en
olas del olvido
y la marea
traiga del diamantino fondo semillas inmortales.
Desde su
tierno y herido corazón, los pájaros
te hablan
de la ciudad más grande de la tierra
con sus ego
de cemento elevado arañando el cielo
su millón
de prostitutas desveladas, pálidas y tiritantes
de la carga
de enfermedades incurables cuyos virus
hijos del
estado van quedando prendidos en las podridas almas
de los
oscuros y siniestros callejones como pútrida herencia
para las
paupérrimas y anónimas generaciones del futuro.
La gran
ciudad la más grande del país más poderoso y rico
de la
tierra que ya casi no tiene riquezas donde las mujeres
paren en
las calles y los vagabundos duermen y defecan en
las calles
por donde mañana pasará el Papa bendiciendo los
últimos
adelantos de la democracia olvidando que es ahí
en los
laboratorios de los oscuros sótanos o en las oficinas de
los
multimillonarios auríferos apartamentos donde se inventan
las
fórmulas químico-biológicas y las armas atómicas para exterminar
a la
población del mundo si fuera necesario para seguir la lujuria consumista hasta hoy interminable
en esa patria de filibusteros y piratas.
Sientes
desconsuelo, asco, frío cuando miras los niños
recogiendo
sobras en los hoscos y hediondos basureros de las calles
y las
triste mirada de frustración continua al darse cuenta
que los
cuervos y gaviotas se les adelantaron y se llevaron
el poco de
comida podrida con que esperaban calmar por
un corto
momento el chillar mañanero del hambriento esqueleto.
XI
Que hacer
en tan desdichada circunstancia anti-histórica,
te
preguntas y vuelves tu mirada al pueblito del cerro
y luego
determinas que la tecnología y la política imperialista
y sus leyes
de oferta y demanda son las bestias apocalípticas que afectan a la pobre
humanidad en su agónica e indetenible travesía.
Que hacer
entonces, cruzarte de manos y llorar al cielo
pidiéndole
que destruya las modernas Gomorras y Sodomas
o agarrar
una piedra y lanzarla con furia como mensaje al mundo
para que
despierte de su enfermizo y demoroso
sueño en el cual
el maldito
sistema lo tiene consumido.
Que hacer,
correr directamente al suicidio socio- eutanásico
o enfrentar
al sistema con todo lo que puedas, denunciando
las clandestinas cárceles de los presos sin
nombre, que cayeron
por que
vieron temprano lo que otros no vieron y los que siguen vivos
se hacen el
ojo pacho para no aumentar los cementerios anónimos.
Denunciar
que el sistema ha convertido a la humanidad
en un
inmenso campo abierto de concentración llamado fábrica, oficina,
lugar de
trabajo donde en forma torpe gasta su vida (si es que a ello)
puedes
llamarle vida y que a ese sistema de explotación continua y sucia descaradamente le llaman
democracia.
Que hacer:
desde el fondo de la tierra como un nuevo discurso
alguien te
ordena que cumplas tu destino, que denuncies los males
que te
debes a esa voz, que no es sugerencia sino máxima orden
y que si no
cumplieres tu sentencia es la misma que sufren los
eternamente
ignorados pacíficos gusanos que perdieron el habla.
XII
Te
detienes. Recuerdas a tus amigos muertos que para ti están vivos
y hablas
con tu compa para decirle que tu alma está hecha pedazos y que posiblemente no
cansado de tu búsqueda sigues como un Cristo moderno con tu muerte a cuestas y
que un día de estos posiblemente quedarás en la cuesta con tus ojos cansados
observando el mundo y a la interminable y dantesca procesión humana caminando
ciega en búsqueda de un cementerio donde descansar un rato después del último
bombazo que sacudirá la vida para
siempre
Te pregunto hermana: que será de
nuestros más puros y sacros sentimientos
de nuestro dolor compartido o es que
acaso de nada sirve el ser bueno, el
tratar al menos de ser honesto en
esta vida donde los milagros están ausentes
tu me dices que ahora te preocupas
de ti misma, te vas a tu interior y buscas
como ciega las flores de tu jardín
que han desaparecido y me dices que aquellos
que hablaban bonito en la plaza
pública cerraron sus hocicos y llenaron
como modernos judas sus bolsillos
vendiendo lo mas grande que hasta hoy
aquel pueblo, nuestro pueblo ha
tenido, su guerra continuada contra los maleficios
traídos por los sucios y deplorables
sistemas extranjeros en contra de la comuna
original de nuestros pueblos que
comprenden a diario que otra guerra vendrá mas
temprano que tarde y que en esta
guerra, por ello lo anunciamos: los falsos,
los caínes los lamebotas, filisteos,
perros falderos y toda esa clase herrúmbrica que abortó
la tierra en un momento de
confusión serán consumidos por el fuego
mucho antes que de
las cenizas de los viejos
comandantes surja la orden de la primer batalla.
Te pregunto
compañera: en tu reciente viaje si admiraste como siempre
nuestros
campos fertilizados con nuestra sangre y me dices que viste
a tu paso
alguna sonrisa escapada del dolor eternal de nuestros niños
como prueba
contundente que aún en la pobreza sabemos sonreír al infortunio.
Te pregunto
si trajiste en tu mirada la montaña, el cerro, el mar, los ríos perfumados
por las
blancas amapolas y los sándalos que se salvaron milagrosamente de la quema del
napalm y el fósforo blanco y todos los agentes químicos que llegaron desde el
norte dadme ese perfume emanado de la piel campesina que trabaja sol a sol y luna a luna y alumbra con tus ojos
caobas mi camino para seguir mi búsqueda hasta encontrar el bálsamo sagrado con
el cual curar las heridas de los nuestros.
Yo sabré
como hombre guardar el secreto de la montaña hermana del madroño y esconderé en
mis tejidos la tierra que nos queda para repartirla en la hora de las horas
a mis
hermanos y hermanas sin tierra para que planten el semillero eterno y las casas
que nadie
mas en la vida podrá arrebatarles donde lleguen los pájaros a hacer sus nuevos
nidos de
eternidad y el canto de nuevo se haga permanente.
XIV
He llegado. He encontrado la continuidad de mi
existencia. Tengo un hijo que
como sol alumbra los segundos, minutos, el
tiempo indetenible de nuestra
marcha a la completa independencia. Ya no
puedo morir, la eternidad se ha
adueñado de nuestra lucha sabemos ante todo
que marchamos
indefectiblemente hacia nuestro puerto donde
los nuevos navíos llegarán
cargados
de libertad, de amor, justicia, fraternidad absoluta y permanentemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario