Este 28 de Junio
de 2012 se cumplen tres años del golpe de Estado que
derrocó al entonces Presidente Manuel Zelaya. Desde
entonces, mucha agua ha corrido bajo el puente. Si aquellos
que fueron asesinados en las diferentes jornadas de lucha,
nuestros héroes y mártires de la Resistencia,
tuviesen la oportunidad de resucitar, se morirían
nuevamente pero esta vez de decepción
política.
Hoy tenemos un
panorama completamente diferente, de aquella agitada
coyuntura en que la inesperada reacción de las masas
trabajadoras de Honduras, dio origen al amplio movimiento de
protesta social que puso en peligro los planes de los
golpistas.
Los militares
creyeron que mandando al exilio a Manuel Zelaya, se
resolvían sus problemas. El Golpe de Estado fue
decidido por la oligarquía, aprobado por el
imperialismo norteamericano, ejecutado por los militares,
con la mascarada “legal” de provenir de una
orden del Congreso.
Con el Golpe de
Estado quisieron detener el ascenso obrero y popular que
sacudía a Honduras, pero provocaron todo lo
contrario. De las jornadas de lucha contra el Golpe de
Estado surgió, desde lo más profundo de la
sociedad, el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP)
como la más importante conquista organizativa de los
trabajadores de Honduras, después de las gloriosas
jornadas de la huelga general bananera de
1954.
A pesar de las
grandiosas movilizaciones populares, Micheletti no fue
derrocado porque siempre la conducción
política del FNRP, al mando del expresidente Manuel
Zelaya, privilegió las negociaciones políticas
por encima de la movilización popular. La
conducción de la Resistencia se empantanó en
las negociaciones que terminaron en los Acuerdos de
Guaymuras, que por cierto no se
cumplieron
La segunda fase
del plan de los golpistas se materializó con el
ascenso al poder de Porfirio Lobo y el Partido Nacional. En
esta fase, la conducción de la Resistencia
comenzó a reconocer gradualmente al ilegitimo
gobierno de Porfirio Lobo, a través de diferentes
etapas y movimientos políticos, hasta concluir en el
reconocimiento político abierto con los Acuerdos de
Cartagena, promovidos directamente por Hugo
Chávez.
La
represión y los asesinatos selectivos contra la
vanguardia, por un lado, y la represión a los
sindicatos y organismos de masas, por el otro, provocaron
cansancio y desencanto, un callejón sin salida que
fue aprovechada por las fuerzas burguesas que se mueven
alrededor del presidente Zelaya. Esta situación fue
aprovechada para acelerar un giro electoral, y así el
grandioso FNRP se ha convertido en la base social de apoyo
del recién fundado Partido Libertad y
Refundación (LIBRE) conducido por el expresidente
Manuel Zelaya.
Aquí ya
tenemos un giro de más de 180 grados: de la
resistencia en las calles a la lucha electoral, un cambio
más que radical que se operó en menos de tres
años. Mientras esto ocurría, el gobierno de
Lobo descargó seis paquetazos económicos que
arrebataron históricas conquistas de los
trabajadores. La crisis del capitalismo se ha
ensañado brutalmente contra las masas trabajadoras.
Existe desesperación en el
pueblo.
Este tercer
aniversario del golpe de Estado del 28 de Junio en Honduras
debe ser convertido en jornada de movilización
nacional contra el gobierno de Porfirio Lobo, porque
éste refleja la continuidad de las instituciones que
fraguaron el golpe de Estado. La lucha por la Asamblea
Nacional Constituyente sigue pendiente, no podemos
abandonarla.
Todo indica que
en el próximo periodo la lucha se librará en
el terreno electoral, así lo decidió la
conducción del FNRP-LIBRE. No podemos cerrar los ojos
a la realidad política, esta son las condiciones que
sufre el pueblo de Honduras tres años después.
Los socialistas centroamericanos no le tememos a la lucha
electoral, pero siempre hemos dicho que en cualquier pelea
electoral es clave la discusión del programa que se
debe presentar al pueblo, y que los candidatos deben ser
siempre los mejores dirigentes sindicales y populares,
electos democráticamente en asambleas de base. Y
aquí es donde escuchamos el murmullo y las quejas de
las bases de la Resistencia, que sienten que una caterva de
oportunistas a través de las imposiciones se prepara
para copar la lista de cargos de elección popular,
burlando el sentimiento de las bases obreras y
populares.
Es hora de
comenzar a discutir la estrategia y las tácticas del
próximo periodo. El golpe de Estado ya le
cumplió su papel a la oligarquía, ahora
tenemos que discutir nuevamente como reorganizar Honduras en
beneficio de los pobres.
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