Está viva la sangre de Monseñor Romero y el llanto dolientes de mi pueblo
Hay golpes en la
vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Prendí la Tv y
dijeron que habían aparecido decenas de cadáveres asesinados por los narcos en México
y que los cadáveres eran de centroamericanos, no sabemos cuántos salvadoreños!
A diario el maldito dolor cuasi insoportable, el dolor de los padres y
los hijos por la juventud que cae a
diario producto de la violencia de la cual sin duda alguna los mayores somos
responsables porque hemos sido cobardes para enfrentar la hosca realidad que nos circunda y no hemos tenido el
valor para denunciar lo que se hubiera tendido que denunciar por largo tiempo.
Hemos creado una sociedad de monstruos,
de seres irresponsables en todos los campos de la vida e irrespetamos y traicionamos a diario a los caídos
en la lucha por no luchar por una patria mejor donde todos podamos vivir en paz
con justicia social.
Anoche escribía sobre Roque y ahora leía sobre Roque y toda la juventud
de poetas asesinados por cantar, por decir la verdad, por luchar por una patria
mejor y ahora vemos a la justicia como antes la vimos, condenando justos y absolviendo culpables, los
ricos haciéndose más ricos y los pobres palideciendo ateridos en las dolientes
calles de esta nación de nadie donde el espejismo se devoró los pocos valores
que aprendimos en nuestros hogares y en la escuela.
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