Embajada EUA dudaba de la probidad de expresidente Saca
Gabriel Labrador y Jimena Aguilar
Unos meses antes de la elección presidencial de marzo de 2009, y meses después de la derrota de Arena en las urnas, Estados Unidos veía al presidente Elías Antonio Saca como el líder de un gobierno que había logrado mantener excelentes relaciones con ese país, pero también como alguien cuya probidad podía ponerse muy en duda, tanto a nivel personal como a nivel de la administración. A nivel personal, la embajada en San Salvador tenía la certeza de que el patrimonio de Saca al final de su quinquenio no se correspondía con lo que podían retribuirle sus negocios antes de llegar a la presidencia de la República.
Los cables de la diplomacia estadounidense filtrados por WikiLeaks perfilan a un gobernante con múltiples señalamientos de corrupción que provenían tanto de sus detractores como de gente del partido Arena y de su mismo gobierno, aunque la Corte de Cuentas no encontró una sola objeción que hacer a Saca al final de los cinco años. En algunos casos la embajada decía tener pruebas sobre las irregularidades en el manejo de los recursos del Estado, y también hablaba de testimonios de empresarios estadounidenses y de diversos informantes.
En el caso del partido Arena, que Saca presidió desde 2003 hasta 2008, algunos dirigentes comunicaron a la embajada las serias preocupaciones sobre el daño que el presidente estaba provocándole al partido, más que nada a la imagen electoral.
“Arena también parece dispuesta a deshacerse de la imagen construida durante la administración Saca, en la que el partido parecía la vanguardia de una élite privilegiada que maniobró para beneficiarse y autoservirse”, se lee en un cable fechado 26 de mayo de 2009, escrito por el entonces encargado de negocios de la embajada, Robert Blau. En el cable etiquetado como CONFIDENCIAL, Blau agregó que la percepción generalizada sobre la administración Saca era que en ella había existido una “corrupción descarada”.
Quizás por eso uno de los cables relata un hecho que ilustraba el extremo de desconfianza que el presidente llegó a provocar entre los tradicionales cooperantes del partido Arena. Como presidente de la organización, él manejaba personalmente la cuenta bancaria de su partido, y ese hecho incidió en que se frustrara una cena de recaudación de fondos para el candidato presidencial arenero, Rodrigo Ávila.
Para la embajada, el principal responsable de haber creado una imagen de corrupción ante los salvadoreños era el mismo Saca, un hombre de negocios y expresidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), presidente del emporio radial Grupo Samix, que tiene 12 radioemisoras. “Saca construyó una máquina de hacer dinero mientras estuvo en el poder”, escribió Blau en un cable etiquetado como CONFIDENCIAL, la tarde del 27 de octubre de 2009.
Ya antes, la embajada había hilado fino en cuanto al mal manejo de fondos públicos. En un cable SECRETO, fechado 28 de julio de 2009, Blau matiza la lenta recuperación económica del país, la caída en las remesas y la disminución en las exportaciones a Estados Unidos: “El gobierno estaba efectivamente quebrado, y en muchos casos, incumplía sus responsabilidades debido a que (el Estado) rehuía de ingresos vía impuestos y también debido al despilfarro de los subsidios que la administración Saca mantuvo en año preelectoral”.
“Lo bueno”, en este caso, decía la embajada, es que Saca en vez de pedir financiamiento al proyecto Alba de Hugo Chávez, pidió préstamos al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional y al Banco Interamericano de Desarrollo.
La embajada de Estados Unidos nunca llega a mencionar pruebas concretas sobre la supuesta corrupción de Saca y su administración. Sin embargo, en un cable SECRETO, con fecha 10 de octubre de 2009, Blau descargó mucha de las conclusiones a las que había llegado después de diversos informes. El cable se titula “La reorganización de Arena: el futuro del partido tras la derrota de Ávila” y explicaba cómo el partido de derechas estaba sufriendo una pugna interna en torno a la figura ambivalente de Saca. Por un lado, un líder político, y por el otro, un exfuncionario deshonesto.
En ese cable, el párrafo más ilustrativo es un apartado subtitulado “El efecto Saca: Cómo el expresidente divide a su partido”. Comienza diciendo que “muchos en Arena” creen que la percepción popular de lo “descarado” con que Saca y su gente aprovecharon su puesto para enriquecerse personalmente fue el colmo y que “superó los límites”. Otros areneros llegaron al extremo de decir que Saca había batido récord en corrupción. "Arena estaba preocupada por el carácter abierto y descarado de la corrupción en la administración Saca y porque eso había dañado gravemente la reputación del partido, mucho más que la corrupción de las anteriores presidencias”, concluía Blau.
El diputado arenero Roberto d’Aubuisson aparece citado en este cable. Sale mencionado como interlocutor de uno de los “oficiales políticos” con los que la embajada quería conocer cuál era la verdadera imagen que se tenía de Saca al interior del partido. “D’Aubuisson, hijo del controversial fundador de Arena, dijo a nuestro agente que Saca había ‘ignorado deliberadamente’ el esquema de sobornos de su ministro de Obras Públicas, incluso después de las publicaciones periodísticas”.
El cable fue enviado cuando ya Jorge Nieto había sustituido a David Gutiérrez como ministro de Obras Públicas. Gutiérrez tiene un expediente abierto en la Fiscalía General, principalmente, por corrupción en la licitación del bulevar Diego de Holguín. Consultado por El Faro sobre esas declaraciones, el diputado d’Aubuisson confirmó que la conversación con el agente de la embajada ocurrió. “Ya había publicaciones periodísticas incluso en Estados Unidos y había muchas quejas no solo a nivel político sino también en el ambiente empresarial que uno conoce, eran rumores, y la conversación con la embajada es que si hay tantos comentarios y no se han tomado acciones o es que está siendo tolerante o es que no se ha comprobado nada”, dice d’Aubuisson.
El legislador matizó sus declaraciones ante la embajada diciendo que no tenía pruebas para acusar a Saca y que si alguien las tiene que deberían presentarlas ante las autoridades. Aseguró que lo que dijo ante la embajada era el sentir común pero sin ningún hecho probatorio.
La embajada concluyó que el presidente también manejó el gobierno para favorecer los intereses de su familia, y aunque no explica en qué ámbitos, sí da luz sobre cómo lo hizo. "Existe considerable evidencia, incluso el testimonio de empresarios estadounidenses, de que la administración Saca empujó leyes y reforzó algunas regulaciones de manera selectiva con el objetivo de favorecer los intereses comerciales de la familia Saca”.
Sobre el mandatario, en el mismo cable, Blau expone sus sospechas sobre posible enriquecimiento injustificado de Saca después de su paso por la presidencia. “Saca acumuló también recursos y activos bastante llamativos –incluyendo una mansión en San Salvador y un extenso terreno en La Unión- que no cuadran con las inversiones que hizo antes de entrar a la presidencia”.
De manera paralela a estos señalamientos, la embajada comenzó a relacionar a Saca, sobre todo después de las elecciones, con los diputados del partido Arena que se rebelaron en septiembre de 2009 y que terminaron rompiendo la bancada legislativa para formar el partido Gana.
En octubre de 2009, la embajada tenía en su poder un informe de que 23 de los 32 diputados de Arena estaban recibiendo un salario de Saca. De esa planilla también habló Hugo Barrera, fundador de Arena, que llegó a decir a la embajada que “definitivamente” Saca estaba usando dinero del gobierno y del partido para pagarle a estos diputados. Los nombres de estos legisladores, sin embargo, no están registrados en los cables consultados. Barrera no atendió la solicitud de entrevista hecha por este periódico.
Saca estaba manchado en Arena
Los cables diplomáticos enviados por la embajada de Estados Unidos en El Salvador al departamento de Estado dibujan a un Saca interesado en perpetuar su esquema de gobierno. Saca, según los cables, no solo había logrado imponer dentro del partido al candidato presidencial que mejor correspondía a sus intereses, Rodrigo Ávila, sino que también había mantenido, contra todo consejo, algunos “subsidios electorales” para retener el apoyo popular.
Pero Estados Unidos había comenzado a tener una mala impresión de Saca desde antes. A principios de 2009, según la información de los cables, la embajada ya instaba al partido Arena a que durante la campaña y en la plataforma electoral rehuyeran lo más posible de Saca, a quien consideraba el padrino de Rodrigo Ávila.
Diversos cables prácticamente responsabilizan a Saca de la quiebra en las finanzas del partido Arena. En un cable enviado después de las elecciones y titulado “El derretimiento de Arena”, Blau informaba a Washington que Saca había puesto en aprietos monetarios no solo al gobierno sino también a Arena: “(El partido) ahora está necesitado de dinero y patrocinio como partido de oposición”.Las preocupaciones alrededor de Saca no eran únicamente sobre la administración de los fondos públicos sino también del manejo de los fondos dentro del partido Arena. Los cables dicen que Saca llegó a adueñarse de las arcas del partido, y que ante la imagen negativa que proyectaba, hubo financistas que condicionaron su ayuda de campaña a que el mandatario no estuviera involucrado en el manejo de fondos.
Durante el período de campaña electoral por la Presidencia de la República, la embajada veía a Saca como una influencia importante sobre el candidato arenero Rodrigo Ávila, y especulaba que Saca podría terminar controlando un posible gobierno de Ávila. El encargado de negocios de la embajada estadounidense incluso llegó a plantear que la honestidad con que caracterizaba a Ávila era incompatible con que este mantuviera su lealtad a Saca. Este conflicto era una de las principales reservas que la embajada mostraba sobre un gobierno arenero, a pesar de haber hecho todo lo posible porque este partido continuara en el poder porque lo consideraba más conveniente para los intereses estadounidenses, especialmente si la alternativa era un gobierno del FMLN.La confianza que la embajada podría tener en la honradez de Ávila se veía minada por constantes críticas hacia su relación con Saca que venían desde el interior de Arena y círculos cercanos. Guillermo López Suárez, quien fue ministro de Hacienda de 2004 a 2006, se refirió a Saca frente a oficiales de la embajada como “el titiritero que controla a la marioneta de Ávila”. En un cable que El Faro publicó el empresario y exmiembro de la dirección de Arena Roberto Murray Meza habló con la embajada sobre el proceso de selección del candidato del paritdo, el cual calificó como poco transparente y lo único que tuvo que decir sobre el candidato Rodrigo Ávila fue “(de aquí al día de la elección) tenemos tiempo para enseñarle a hablar, pero no a pensar”.
La embajada temía que la corrupción y las prácticas anticompetitivas se convirtieran en una influencia sobre un eventual gobierno de Ávila. El cable 190449, clasificado como CONFIDENCIAL, en el que la embajada hace un avance sobre las elecciones del 15 de marzo de 2009, Blau asegura que lo más destacable de la campaña del candidato arenero en ese momento es que ha dado un primer signo de ruptura con la administración Saca. Esta ruptura resalta porque la plataforma de gobierno de Ávila plantea combatir la corrupción gubernamental, hecho que la institución estadounidense deja entrever como alejado de las políticas de Saca.
“Nada en la plataforma critica específicamente a Saca, pero la sugerencia está clara. Varios de los puntos principales (como disminuir y limitar los subsidios y combatir la corrupción gubernamental) apuntan sutilmente a un cambio de las políticas de la administración Saca”, reza el texto enviado al Departamento de Estado el 4 de febrero de 2009, casi seis semanas antes de la elección presidencial.
Tres semanas después del alivio que mostró la embajada por la distancia que la plataforma de Ávila estaba adquiriendo de la administración Saca, Blau firmó el cable 193647 en el que consignaba diferentes pláticas con "economistas prominentes y partidarios de Arena". Estos le plantearon a la embajada sus dudas sobre Ávila, la campaña y Saca.
Entre estos economistas estaban los exministros de Hacienda Manuel Enrique Hinds y Guillermo López Suárez, el expresidente del Banco Central Rafael Barraza, el exministro de Economía Miguel Lacayo, el exdirector de la Asociación Bancaria Claudio de Rosa, el consultor financiero Luis Membreño y el director de Fitch El Salvador Mauricio Choussy.
Una de las grandes preocupaciones de estos economistas era el continuo control de Saca sobre el partido y su presunto deseo de postularse a la presidencia en las elecciones de 2014. En este cable del 25 de febrero de 2009, clasificado como confidencial, dos de los citados hacen referencia al manejo de los fondos de la campaña de Ávila, y cómo este dinero estaba fuera del control de quienes dirigían la campaña. “Lacayo notó que la campaña de Arena en internet estaba siendo manejada por personas ajenas a la campaña, y mucho dinero estaba siendo gastado fuera del control de la campaña de Ávila”.
La embajada no solo resalta las irregularidades de cómo el expresidente Saca manejaba las arcas del gobierno, sino también en su manejo de las cuentas del partido. En este cable los economistas planteaban que la vieja guardia de Arena tenía que recuperar el partido, pero Estados Unidos creía que esto no sería fácil de lograr. “Una de las ventajas de Saca es sus fondos de financiamiento masivos”, reza el cable.
En ese mismo texto, la embajada comenta que el ex ministro de Hacienda López Suárez le dijo a la embajada que hasta hacía poco --es decir hasta menos de un mes antes de las elecciones-- se había establecido un mecanismo para recibir las donaciones de la campaña. Previamente todas las donaciones las manejaba Saca. “Antes, el dinero tenía que fluir a través de Saca o a través de las cuentas de Arena, las cuales son controladas por Saca”, se lee.
Después de que la embajada empezara a considerar que la campaña de Ávila se estaba distanciando del expresidente Saca, Blau creyó conveniente reportar al Departamento de Estado sobre un hecho que le comentó Miguel Lacayo. El exministro de Economía dijo a la embajada que algunos prominentes partidarios de Arena le habían ofrecido a Ávila una cena para recaudar donaciones, en la que le garantizaban donaciones de hasta un millón de dólares. Pero para darle este dinero le pusieron una única condición: que nadie más que él, su esposa y un ayudante personal recibieran el dinero y que nadie del personal de la campaña fuera invitado. El candidato presidencial rechazó la cena.
A pesar de haber rechazado esta cena, antes de las elecciones la embajada todavía creía que Rodrigo Ávila era una persona decente y honesta, y que esta característica resultaría irreconciliable con la lealtad que podría tenerle a Saca. En el cable 196326 del 11 de marzo de 2009, Blau envió un avance sobre las elecciones del 15 de marzo, en el que hace un análisis de sus antecedentes y es ahí donde califican a Ávila de honesto. Pero también hacen un apartado titulado “Las preguntas restantes en Arena”. La principal interrogante que la embajada tenía de un gobierno de Rodrigo Ávila era si su lealtad a Saca vencería a su honestidad por la cual lo caracterizaban, dejando claro que ambos eran hechos mutuamente excluyentes. “La mayor pregunta que rodea a Ávila se relaciona con el actual presidente Antonio Saca. La percepción pública del régimen de Saca, algo influenciada por los medios, es que es un régimen de corrupción y acuerdos de beneficio propio. Ávila estaría conflictuado entre, por un lado ser decente y honesto, y por el otro, un sentido de lealtad hacia Saca”, se lee en el comentario de Blau en el cable clasificado como SECRETO.
Para finalizar el análisis sobre los posibles escenarios si ganaba Ávila, Blau hacía un comentario en el que decía que si el candidato de Arena ganaba las elecciones la embajada le pediría que se alejara de las prácticas que habían caracterizado al gobierno Saca. “También le pediríamos a Ávila que revierta las prácticas anticompetitivas y la tendencia del gobierno salvadoreño en años recientes a subordinar los contratos de negocios a cálculos políticos”.
El Faro solicitó entrevista con el expresidente Saca para consignar su versión sobre las valoraciones de la embajada estadounidense, pero al cierre de esta nota no respondió la petición. La institución salvadoreña encargada de controlar la correcta gestión de los recursos financieros del Estado dijo no tener ningún indicio de irregularidades de parte de Saca como presidente. Al poco tiempo de que este terminara su quinquenio, Saca dio una conferencia de prensa con Hernán Contreras, entonces presidente de la Corte de Cuentas. Contreras anunció que no había encontrado ninguna anomalía en el uso del dinero público por parte de Saca. Después Contreras le aseguró a El Faro que quienes lo criticaban por haber entregado dicho finiquito con celeridad se equivocaban, pues en realidad él ya lo tenía listo desde antes, como lo había hecho con otros gobernantes.
El ahora presidente de la Corte de Cuentas, Gregorio Sánchez Trejo, aseguró que no tenía sentido dejar sin efecto el finiquito dado por Contreras porque no hay un argumento que lo haga pensar que no fue correcto. “No puede la administración dejar sin efecto el finiquito porque provocaría, sin tener una razón bien fundamentada, incertidumbre”, comentó el funcionario, quien además aseguró que no hay ningún proyecto de auditoría especial con respecto a la administración Saca.
Además de la Corte de Cuentas, el Estado tiene otra oficina para fiscalizar el buen uso de los fondos públicos por parte de los funcionarios. Esta es la sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, que se tiene como responsabilidad investigar el posible enriquecimiento ilícito. En 2005, la Corte Suprema de Justicia, que presidía Agustín García Calderón, decidió quitarle a la Sección de Probidad la potestad de solicitar información a las instituciones bancarias sobre los movimientos en las cuentas de los funcionarios salientes. En aquella ocasión, Probidad tenía razones para desear conocer las cuentas bancarias de algunos funcionarios del gobierno de Francisco Flores (1999-2004), pero la Corte se lo impidió. En una entrevista que El Faro le hizo a Calderón en 2010, este aseguró que no se le quitó dientes a la sección de Probidad.
El sucesor de García Calderón, Belarmino Jaime, mantiene que la Ley de Enriquecimiento Ilícito no tiene suficientes herramientas como para combatir la corrupción, que se ha dado en todos los gobiernos. Esto es lo que respondió el jueves pasado, ante una serie de cuestionamientos de El Faro:
Los cables de la embajada mencionan en varias ocasiones alarmas de que existía corrupción en la administración Saca.
La sección de Probidad se rige por una ley que data de hace muchísimos años, que no tiene los dientes suficientes para hacer una investigación real en cuanto a casos de corrupción. Creo que corrupción hay y ha habido en todos los gobiernos, en mayor o menor medida, pero ese es un mal con el que tenemos que estar de algún modo sobreviviendo. En el sistema judicial, hay personas que tienen 20 años y se jubilan, la segunda declaración no es un parámetro para comparar y establecer si puede o no haber enriquecimiento ilícito
Pero un presidente solo está cinco años, es más fácil…
Sí, pero la ley así está y por supuesto que usted sabe que quien anda en eso no busca testigos y trata de no dejar pruebas. De modo que no es una investigación muy fácil. Esa ley hay que cambiarla para darle un poco más de facultades a quien esté al frente de ese órgano y combatir la corrupción porque es uno de los males que tiene este país.
¿Nos debemos resignar a que los corruptos no van a ser perseguidos?
No, habrá que ideárselas, el Fiscal tendrá que buscar todas las pruebas y hacer toda la investigación. Lo que le quiero decir, en relación con Probidad, es que las facultades ahí son bastantes limitadas, no hay una amplitud en ley como para hacer una verdadera investigación.
¿Hay algún expediente, aunque sea uno, abierto contra la administración Saca?
Sí, por supuesto, pero lo que hay son sanciones de multa de 75 de 100 dólares, que eso para el mal que produce la corrupción no es nada.
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