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Hemos recopilado los poemas de escritores socialistas rumanos traducidos
al castellano en este blog, y que incluyen a diferentes autores como Scarlat
Callimachi, Nicolae Labis, Mihai Beniuc, Cristian Sarbu, Nichita Stanescu,
Petre Solomon, Sebastian Lascar, Veronica Purumbacu, Contanta Buzea, Maria Banus y Alfred Margul-Sperger, además de un poema
dedicado a Stalin por una trabajadora textil, Petra Dutu, publicado en el
diario Scanteia en 1949, y una pequeña poesía de un manual de escuela primaria
de la República Socialista Rumana.
Y, como introducción, citamos las
descriptivas palabras de Pablo Neruda sobre la poesía socialista rumana, escritas
tras su visita a Rumanía en 1969 en su obra Confieso
que he vivido:
"Los poetas rumanos, con su larga historia de padecimientos durante los regímenes monarcofascistas, son los más valerosos y al par los más alegres del mundo. Aquel grupo de juglares, tan rumanos como los pájaros de sus tierras forestales, tan decididos en su patriotismo, tan firmes en su revolución, y tan embriagadoramente enamorados de la vida, fueron una revelación para mí. En pocos sitios he adquirido con tanta prontitud tantos hermanos"
"Los poetas rumanos, con su larga historia de padecimientos durante los regímenes monarcofascistas, son los más valerosos y al par los más alegres del mundo. Aquel grupo de juglares, tan rumanos como los pájaros de sus tierras forestales, tan decididos en su patriotismo, tan firmes en su revolución, y tan embriagadoramente enamorados de la vida, fueron una revelación para mí. En pocos sitios he adquirido con tanta prontitud tantos hermanos"
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SCARLAT CALLIMACHI
(1896-1975)
Octubre 1917
¡Silencio!...
¿Escuchas revolviéndose
en la lejanía
el silencio,
en un ruido sordo de puertas que se abren,
de cadenas que caen,
de detonaciones de armas,
de disparos de metralletas,
de murmullo de voces,
de gritos fuertes de victoria?
¡Mira!...
¿Ves cómo una multitud de trabajadores,
con caras ennegrecidas por el humo de las fábricas,
miles de campesinos desharrapados,
hombres canosos por las preocupaciones,
mujeres pálidas,
niños de ojos grandes, asustados,
con banderas rojas,
buscan una salida –
de los sótanos y de las cárceles
hacia la libertad?
¡Escucha!...
En el yunque el golpe del martillo
como una lengua de campana,
todas las sirenas, trompetas gigantes
levantadas hacia el cielo,
maldicen el pasado;
desde pechos bárbaros
surge la consigna rítmica;
canta la multitud
la canción de hoy,
la canción de mañana:
PAZ,
PAN,
LIBERTAD.
Esta es la llamada del día de hoy
y del día de mañana.
La tierra hierve,
una lava ardiente
fluye
de cuerpo a cuerpo,
de alma a alma,
de casa en casa,
de fábrica a fábrica,
de ciudad a ciudad,
de pueblo a pueblo.
Un mundo nuevo nace.
El pasado se apaga lentamente
como se apagan carbones olvidados en un fogón.
Todo pasa
como las hojas llevadas por el viento del otoño.
Ayer verdes estaban todos los árboles,
hoy... gigantescos brazos desnudos,
de vida angustiada.
Y toda la vida
pide
PAZ
PAN
LIBERTAD
Octubre 1917
Delirio rojo
Un grito raro,
una risa sarcástica,
un viento demoníaco y
frío, una tormenta calurosa
y un vacío de un rojo extraño.
Llevando sobre la frente
un nimbo diáfano y
rojo, en sus pálidos
labios guardando la fría huella
de la sonrisa roja, eterna,
viene la mujer
creada por el odio
de la humanidad callada,
y el grito raro y la risa
sarcástica, poco a poco, la glorifican.
El cielo es rojo
la tierra es roja,
el agua es roja y
el viento es frío y rojo.
... La Naturaleza bebe a sorbos el calor rojo.
Es uno de los días
del rojo banquete.
Y el genio que hizo
la caricatura negra
de la hecatombe humana
sirve, en una
bandeja de oro rojo,
cadáveres escondidos en sangre,
a la naturaleza impasible...
Y ella goza en silencio.
Ríe la mujer
creada por el odio
de la humanidad callada. Y
envuelta en un delirio rojo
ella traga tierra y sangre.
Ni la súplica de los
cadáveres olvidados,
ni las lágrimas de la sangre,
ni la mirada irónica
de la naturaleza, la arrancan del delirio.
Gime la mujer,
creada por el odio
de la humanidad callada.
Traga tierra y sangre... y
entona después el himno del delirio.
Un grito raro,
una risa sarcástica...
La mujer canta, canta...
Y su canto es rojo,
más rojo que la sangre roja.
Petrogrado, 1918.
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