Posted: 14 Jul 2014 07:00 AM PDT
Cuando tuvimos el privilegio de servir al
país desde la Vicepresidencia de la República, mi esposa Margarita y yo
creamos un espacio de acercamiento, recreación y servicio para las
comunidades. A pesar de no contar con fondos para llevar adelante
nuestro programa, obtuvimos la ayuda desinteresada de un gran equipo de
trabajo. Así surgió el Festival del Buen Vivir, una verdadera fiesta de
la comunidad donde estamos rompiendo viejos paradigmas sobre la manera
de gobernar.
Este sábado el lugar de encuentro fue la
colonia Dolores, ubicada en el gran San Salvador. Desde allí
transmitimos en vivo la segunda edición del programa de radio y
televisión “Gobernando con la gente”. Junto al presidente de ANDA, el
Ministro de Agricultura, la Ministra de Medio Ambiente y el Director de
la Policía Nacional Civil, mantuvimos una conversación sincera y
productiva con los habitantes de las comunidades reunidas.
Un equipo de más de setenta médicos,
generales y especialistas, realizaron de manera gratuita más de mil
consultas. Simultáneamente se brindaron otro tipo de beneficios, como el
agromercado, organizado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería
para ofrecer productos frescos y a bajo costo, masajes relajantes,
cortes de cabello para hombres y mujeres, quiebra de piñatas, talleres
de bisutería y música.
El Festival del Buen Vivir parte del hecho
que la armonía y la participación ciudadana son fundamentales para
fortalecernos como hermanos y encontrar solución a los grandes problemas
que enfrentamos. A través de un ambiente ameno los ciudadanos hablan
directamente a su presidente y funcionarios del gobierno. Cada
acercamiento nos sirve para medir el impacto del trabajo que estamos
desarrollando, o replantearnos el esquema del mismo.
Durante cinco años hemos realizando estos
festivales con ayuda del voluntariado. Agradezco a todo el personal de
médicos y voluntarios que nos han acompañado. Ahora desde la
Presidencia, mi esposa Margarita y yo, estamos más que listos para
continuar. Nuestra recompensa es ver a la gente a los ojos y percibir la
alegría de al fin sentirse escuchados y tomados en cuenta. No existe
mayor satisfacción que esa.
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