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18 Jun 2014 - 12:23 PM PDT / GISXXI
El neoliberalismo tiene la culpa. Son apenas
cinco palabras que sentencian justamente lo que está sucediendo desde hace
décadas con esos buitres que sobrevuelan a su antojosobre la faz de la tierra.
Lo hacen con viento a favor. Por encima del bien y del mal. Con soberanía plena
para elegir indiscriminadamente a quién quieren atacar; cómo y cuándo inician
una embestida sin pedir permiso. Pero son buitres muy particulares porque no se
alimentan de animales muertos como diría cualquier manual de ciencias naturales.
Más bien, se nutren de enfermos, de aquellos pacientes que padecen alguna
patología derivada de una herencia maldita. Son un nuevo espécimen de buitre,
muy parecido al ser humano, con ojos, nariz y boca, pero sin corazón, ni
sentimiento, ni ética.
Son realmente los denominados fondos buitreque
inhumanamente se constituyen en juez y parte del designio de cualquier pueblo.
No acuden a las elecciones. Supuestamenteno participan de la política. Se
consideran un sujeto parademocrático porque se sitúan por afuera del
control democrático enaquellas democracias irreales y aparentes. Se hacen apodar
con eufemismos estafadores. Optan usar apellidos comomercado, libre mercado,
seguridad jurídica o capital de riesgo. Pero como canta Manu Chao, “todo es
mentira en ese mundo”. Los fondos buitres son seres inhumanos, con nombres y
apellidos, con amigos poderosos, que actúan mafiosamente poniendo a jueces,
financiando campañas electorales, comprando medios de comunicación, creando
fundaciones, centros de investigación, revistas académicas.
¿Pero por qué la culpa la tiene el
neoliberalismo? Porque es el neoliberalismo el encargado de gestionar el
mapamundi capitalista y es quien ha puesto las reglas del juego para que estos
fondos buitre tengan visado propio, sin necesidad de pasaporte, ni de cumplir
legislaciones nacionales. Es el neoliberalismo quien se empeñó en crear un nuevo
mundo ficticio que le llaman financiarización. La economía real fue desplazada
por un sinfín de apuestas, de economía del casino, de ruleta rusa donde la
pistola está trucada para que el disparo siempre vaya a parar a las sienes del
pueblo. Es la nueva economía de papel que nunca tiene valor de uso. El valor
dominante es el valor de cambio que se impone en mercados encarcelados donde ni
hay competencia ni libertad ni justicia.
El neoliberalismo no es más que la
forma elegida por unos pocos, muy pocos, muy elite dominante, muy casta, muy
enriquecidos, para organizar una casa llamada mundo desde los años ochenta en
adelante. Cuando el poder económico ha acumulado y concentrado injustamente todo
durante siglos es fácil seguir imponiendo las condiciones del juego. Así lo
hicieron. Llamaron Consenso de Washington al mayor de los disensos. Crearon
mandamientos económicos que fueron órdenes y obligaciones. Cualquier
desobediente tendría que someterse a amenazas y castigos inimaginables. En ese
hábitat a favor, nacieron los fondos buitre. Es más fácil de entenderlos de lo
que cualquiera puede imaginar. Lo que no es fácil de entender es por qué no es
una especie en extinción. La operación del fondo buitre consiste en comprar
deuda pública de dudoso cobro que posee una empresa privada. El fondo buitre
justifica su existencia por asumir el riesgo de comprar un papel de complicado
cobro. Pero “del dicho al hecho, hay un trecho”. ¿Por qué? Un fondo buitre es
alguienque posee mucho dinero, y con ello, se dedica a comprar un papel a una
empresa que dice que tiene un valor de –por ejemplo- 100 dólares pendiente de
cobro a un país. Este país, en un momento cualquiera, puede que haya necesitado
esos 100 dólares de más en el presupuesto público. Esos 100 dólares pueden tener
múltiples usos; por ejemplo, para una actividad económica de alto coste, o para
inversión social. O tal vez, en el peor de los casos, esos 100 dólares hayan
sido utilizados para subsidiar a otras empresas financieras que a la postre
puede que sean las mismas que acaben comprando precisamente esa deuda pública
por valor de 100 dólares.
El neoliberalismo prácticó usualmente ese circulo
vicioso: el Estado pedía prestado a aquellos mismos que recibían las ayudas del
Estado.
El operativo buitre se inicia en el momento en el
que la Empresa Compradora de deuda pública, de ese papel de 100 dólares más
interés, considera que el país tiene dificultad para pagar ese importe, y
entonces, lo vende. ¿A quién? Al fondo buitre, que lo compra, sabiendo que tiene
el poder necesario para hacer pagar a ese país. ¿Cómo? Porque el neoliberalismo,
en lo concreto, se dedicó minuciosamente a escribir la letra pequeña que
regulaba este tipo de negociaciones. La trampa de los poderes hegemónicos es que
el juez es también parte. El neoliberalismo obliga a ceder soberanía, y por
consiguiente, el juicio sobre el pago de la deuda pública de un país acaba
teniendo lugar en Nueva York, en La Haya, o en Washington. El famoso candado de
la seguridad jurídica para las inversiones extranjeras implica que en caso de
conflicto entre partes, éste no se resuelve en el país que recibe la inversión
extranjera sino que se regula por legislación extranjera.
El último caso es el que enfrenta a Argentina con
un fondo buitre. El gobierno kirchnerista hereda una deuda de los
gobiernos neoliberales, y decide pagarla pero negociando con nuevos términos de
referencia porque considera que una buena parte es ilegítima. El 92% de los
tenedores de la deuda aceptaron las nuevas condiciones en base a una quita por
encima del 50% del importe inicial. El 8% restante no lo aceptó. Y,entonces,
entra en acción el fondo buitre que se fija en esa supuesta carroña que no es
tan carroña porque tiene todo a favor para que acabe logrando sentencias que
obliguen el pago, los embargos, bloqueos, o capacidad de amenazar con los
organismos internacionales en materia de préstamos. El fondo buitre compra esos
papeles para cobrarlo cuando pueda. No tiene prisa; es la paciencia que le
concede ser poderoso y no necesitar cobrar tan rápido. El gobierno argentino no
conocía ni al fondo buitre, ni le vendió nada a él, pero ahora se pone en sus
manos. ¿Por qué no prohibir revender deuda pública al igual que se prohíbe
revender las entradas en los mundiales? ¿Es que lo segundo es más importante que
lo primero?¿O es que no interesa a la elite económica dominante?El
neoliberalismo favorece a ese capitalismo financiero caníbal, y por ello, no
prohíbe esta reventa, y lo deja que haga todo lo que pueda para que acabe
ganando. Así fue. Ese fondo buitre, por ejemplo, el de Paul Singer, lleva el
caso al Juez Griesa del distrito de Nueva York que define el futuro de los
ciudadanos de Argentina. Ha de ser eso que llaman la globalización como orden
monopólico del capitalismo. Buenos Aires pendiente de Washington porque es allá
donde reside la Corte Suprema de los Estados Unidos. Como en tiempos de la
colonia, la periferia en manos de la metrópolis; el Sur dependiente del Norte.
Curiosamente, el tal Paul Singer es financista de campaña del partido
republicano -por interés conservador en lo económico- y del partido demócrata
porque dice que apoya las decisiones liberales en materia de derechos civiles
-tiene un hijo homosexual. El apoyo a uno y a otro solo tiene una explicación:
siempre sale ganando. La Corte Suprema de Estados Unidos, con nueve miembros,
cinco demócratas y cuatro republicanos, tuvo la decisión en sus manos. ¿Qué
falló? Al capitalismo neoliberal no le gustan las sorpresas ingratas. Lo
esperado: fallo a favor de los buitres, y en contra del pueblo argentino,
obligando ahora a pagar la suma de 1300 millones de dólares al contado, más los
intereses y punitorios por el tiempo transcurrido desde el cese de pagos,
diciembre de 2001. A Paul Singer la salen bien las cuentas del sucio negocio:
pagó 48,7 millones de dólares en papeles de supuesto difícil cobro, y ahora la
Justicia neoyorquina le reconoce el derecho al cobro de 832 millones de dólares
por los mismos. Ganancia del 1.600% que garantiza la reproducción sostenible del
capitalismo neoliberal.
De ahora en adelante, Paul Singer tiene más dinero para
seguir financiando campañas de los demócratas y de los republícanos, creando
fundaciones a favor de la democracia y la justicia, y todo lo que quiera para
seguir controlando los hilos de estas marionetas que cumplen su rol en el
sistema. ¿Por qué ocurre todo esto? Porque los que mandan siguen ganando
mientras los mismos pierden. La otra alternativa es que te llamen antisistema
porque no aceptas este injustosistema; te denominen bolivariano porque esos
países, Venezuela-Ecuador-Bolivia, decidieron romper con esosanclajes legales
dominantes e ilegítimos que impiden practicar una democracia más de verdad. La
alternativa es no pagar realmente ninguna deuda ilegítima, y mucho menos a un
acreedor al que nunca le debiste nada. La transitividad no siempre es valida
como criterio de eficacia social. En la propiedad de la deuda pública, aceptar
la imposición neoliberal de la transitividad es ir en contra de la soberanía.
Por eso, el neoliberalismo tiene la culpa.
@GISXXI
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