Me montaba a curcucho y me llevaba a la finca que era el patio trasero. Bajo un inmenso árbol de ceiba nos sentábamos en las inmensas raíces y comenzaba nuestra cacería.
De dónde nacen los luceros, abuelo Paulo? Y de dónde, me respondía, del cielo, son hijos del sol. Cuando llega la noche el sol descansa y los pone a ellos a trabajar para que iluminen todos los senderos de la naturaleza.
Y cómo se cazan luceros?, continuaba. Muy fácil, pones tu sombrero boca arriba y se los pides al cielo y ellos bajarán y se posarán en él.
Así lo hacia, pero no los veía y así regresábamos a casa.
Cuando me iba a dormir, mi abuelo siempre estaba a mi lado y me decía: Mañana continuaremos y vas a ver que lo lograremos y así pasó el tiempo , hasta que un día me dijo: Los luceros están en tu sombrero, lo que pasa es que tiene que verlos con tu alma y ya verás y la mayoría de veces se convierten en pájaros y flores.
Desde entonces llevo y veo luceros y me digo: En realidad tienes que ver con tu alma. Muchos años después, me iría con mi hijo a la misma cacería.
INFANCIA
Acaso no la recuerdas!
En el tierno riachuelo
en el solar de mi infancia
corríamos las mañanas
cuán bella fue esa estancia.
Las niñas hacían comida
los niños hacíamos casas
y cortábamos las frutas
muy bajitas de las plantas.
Después jugábamos mica
y también ladrón librado
regresábamos a casa
cansados y bien mojados.
Cuán bella aquella infancia
jugando en los potreros
una infancia como aquella
no se compra con dinero.
En el tierno riachuelo
en el solar de mi infancia
corríamos las mañanas
cuán bella fue esa estancia.
Las niñas hacían comida
los niños hacíamos casas
y cortábamos las frutas
muy bajitas de las plantas.
Después jugábamos mica
y también ladrón librado
regresábamos a casa
cansados y bien mojados.
Cuán bella aquella infancia
jugando en los potreros
una infancia como aquella
no se compra con dinero.
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