Posted: 07 Feb 2014 05:30 AM PST
El pasado 2 de febrero fue un día
memorable para todos los salvadoreños. Después de varios meses de hacer
una campaña llena de propuestas y de recorrer el país entero llevando
un mensaje de esperanza, finalmente había llegado el día de la elección
presidencial.
Mientras desayunaba con mi esposa
Margarita hablábamos de la emoción que compartíamos por saber que las
salvadoreñas y los salvadoreños irían a las urnas convencidos de los
grandes logros que se han hecho en este primer gobierno del cambio. Por
televisión veíamos a los periodistas en varios puntos del país en espera
de dar cobertura a la larga jornada. Los votantes comenzaban a llegar a
sus centros de votación y se mostraban alegres y orgullosos de ejercer
su voto. Para nosotros los salvadoreños asistir a las elecciones
confiando en la transparencia de este proceso es una conquista de
nuestra joven democracia.
Para mi familia las elecciones son
sinónimo de celebración. Por primera vez cuatro de mis nietos fueron a
votar. Verlos tan entusiasmados, listos desde temprano, mostrándome
orgullosos sus DUI, me hizo pensar que los jóvenes están listos para
desempeñar su rol como ciudadanos responsables.
Antes de ir a votar, Margarita y yo,
fuimos con mi familia y amigos a la iglesia. Decidimos ir a la iglesia
Divina Providencia, un lugar que tiene mucho significado para nosotros
pues fue allí fue donde Monseñor Romero habló por última vez sobre la
justicia y la igualdad.
Después nos dirigimos a nuestro centro de
votación en el Teatro de Cámara Roque Dalton, uno de nuestros más
grandes poetas, comprometido con nuestro sufrido pueblo, que encarnó sus
versos aunque esto le costara su propia vida. Allí nos esperaban
militantes y simpatizantes del FMLN. Nos dieron un caluroso recibimiento
como muestra de apoyo. Era una verdadera fiesta.
Conforme el día transcurrió fui recibiendo
múltiples muestras de participación y compromiso con nuestra Fórmula
Presidencial. En las calles miles de personas ondeaban la bandera del
FMLN y lo hacían con orgullo y con fe en el futuro. Al terminar el día
el mensaje fue claro, el pueblo salvadoreño reafirmó su compromiso con
los grandes cambios que empezamos en este gobierno y mediante su voto
expresó su confianza en que Oscar y yo estamos listos para continuar
fortaleciendo esos cambios.
Como candidato me siento privilegiado por
esa confianza y sé que estoy listo para construir el país que todos
queremos. También me siento muy contento de saber que la campaña que
hicimos fue exitosa porque se basó en propuestas concretas y compromisos
con la ciudadanía.
Sé que en la segunda vuelta electoral,
convocada por el Tribunal Supremo Electoral, las salvadoreñas y los
salvadoreños saldrán una vez más a ejercer el voto y que lo harán con la
certeza que nos dio el triunfo el 2 de febrero. Sé que nuevamente será
una fiesta del pueblo y que habrá mucho que celebrar todos juntos el 9
de marzo.
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