Posted: 28 Feb 2014 05:30 AM PST
Esta semana la Universidad de El Salvador y
los movimientos populares 5+ y El Salvador Adelante coincidieron en
reconocer a mi persona estos años de vocación por la justicia social. En
los dos actos no me fue fácil expresar mi agradecimiento. Pero ante
todo soy sincero al decir que estos reconocimientos los
paso directamente a las manos del pueblo salvadoreño, ese pueblo
esforzado y alegre por el cual yo trabajo, al que dedico mis fuerzas.
Desde muy joven despertó en mí la
conciencia social. Llegó el momento en que no pude ser indiferente a la
pobreza, la opresión y la exclusión que sufría nuestro pueblo.
Al tiempo que me formaba en la carrera de
maestro en la Escuela Normal Alberto Masferrer me di cuenta que no podía
vivir sin hacer algo por mi gente. En aquellas aulas, mientras era
alumno, y luego en el campo, ya impartiendo clases, comprendí que la
educación es un principio fundamental para el desarrollo y la igualdad.
Esta profesión me llevaría a conocer de
cerca los más diversos problemas que enfrentaban los salvadoreños, y me
conectaría con muchos movimientos sociales que se pronunciaban en aquel
entonces.
Así comenzaría una vida de entrega por
conseguir un El Salvador más justo para todos. Confieso que no ha sido
fácil. Hay conquistas que sólo se logran después de mucho tiempo.
Tanto en la Asamblea Legislativa, como
diputado, impulsando leyes en beneficios de los más desprotegidos, luego
como Ministro de Educación y Vicepresidente, realizando acciones
estratégicas para el desarrollo social y económico del país, he
mantenido siempre un principio: El Salvador puede ser un mejor país sólo
si incluimos a todos nuestros hermanos y hermanas en su construcción.
Nadie puede quedarse fuera.
Me da gusto saber que hemos avanzado. No
somos el mismo país de antes. Somos conscientes que falta mucho por
hacer, pero estamos seguros de estar en la ruta correcta. Hemos
comenzado los grandes cambios que nuestro país necesita y estamos listos
para continuar.
Aparte de agradecer nuevamente, tanto a la
academia como a la sociedad civil, el tomar a bien el fruto de este
trabajo, sólo puedo decir que reitero mi compromiso con el pueblo
salvadoreño. Lo digo de todo corazón: seguiré luchando por la defensa de
los derechos humanos, seguiré defendiendo la democracia y mantendré mis
manos y brazos abiertos para todos, sin ninguna distinción.
Sé que vendrán nuevos y mejores tiempos
que nos darán muchas alegrías. Cada una de esas conquistas las
alcanzaremos juntos, y todas tendrán la especial dedicatoria a nuestra
gente.
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