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Uno
de ellos, que marcó el año pasado, fue el desarrollo de nuevas terapias
dentro del campo de la oncoinmunología experimental. Los científicos
cambian de estrategia: en lugar de tratar el tumor maligno, intentan
aumentar los mecanismos de defensa para que combatan la enfermedad. Los
investigadores siberianos consiguieron obtener de la leche de cabra
transgénica una proteína que impulsa la producción por la médula ósea de
las células necesarias para recuperación postoperatoria. Un animal
transgénico es el resultado de insertar un gen foráneo (transgen)
deliberadamente en su genoma, con el fin de modificar alguna
característica del animal. Son muy difíciles de criar y el transgen
puede resultar inactivo. Pero la utilización de estos animales también
tiene muchas ventajas, comenta el jefe del laboratorio de Genética del
Instituto de Citología y Genética en Siberia, Oleg Serov:
–En
los casos ideales ese gen solamente se expresa en la glándula mamaria
de la cabra induciendo la producción de la proteina humana en la leche.
De esta manera podemos obtener grandes cantidades de esta proteína ya
que en un año la cabra da hasta 300 litros de leche y cada litro
contiene de 1 a 5 gramos de la proteína, es una cantidad colosal.
Los
investigadores del Instituto de Biología Molecular Engelgardt y del de
Biología Físicoquímica Belozerski también pusieron su grano de arena en
el estudio de la inmunidad humana al descubrir una nueva función de la
proteína bien conocida. El terapeuta Alexéi Vodovózov comenta:
–Este
descubrimiento se hizo en el marco de un estudio de las
particularidades de la inmunidad intestinal realizado por un grupo de
investigación internacional. Los científicos rusos, en particular,
pudieron determinar el papel de una molécula muy curiosa, llamada
linfotoxina, que, cómo se demostró, es muy importante para el sistema
inmunológico intestinal.
Los
investigadores averiguaron que esta mólecula influye en la producción
de los anticuerpos en el intestino. A partir de esta función de la
linfotoxina se podrá emplear estrategias que estimulen la capacidad
inmunológica del organismo humano y tratar enfermedades autoinmunes.
Mientras
tanto en el laboratorio de neurointeligencia del Centro de
Investigaciones Kurchátov se está llevando a cabo un experimento muy
curioso para conocer los procesos cerebrales. Para ello la red neuronal
de un ratón se colocó en un caldo de nutrientes y conectada a unos
electrodos que miden la actividad neuronal. Este sistema conectado a su
vez a un robot es capaz de adaptarse a las condiciones externas e
incluso evitar los obstáculos durante el desplazamiento. El principal
objetivo de este experimento es estudiar los mecanismos que ayudan al
cerébro a adaptarse para poder amlicarlos en un sistema artificial,
explica el jefe del laboratorio, Mijaíl Búrtsev:
–Estamos
estudiando los procesos de aprendizaje "en vivo" y le prestamos tanta
atención porque es uno de los procesos fundamentales de la memoria. Lo
ideal sería poder observar todas las células cerebrales y medir su
actividad eléctrica a la vez. Esperamos que la red neuronal forme
huellas de las experiencias que "vive" y las "imprima" en la materia que
la rodea y que activará el electrodo necesario en el momento necesario
para evitar la colisión con el obstáculo.
El
año 2013 fue rico en valiosos hallazgos arqueológicos. En la región
rusa de Yakutia (en el oriente lejano ruso) los científicos hallaron el
cadáver perfectamente conservado de un mamut que tenía, por increíble
que suene, la sangre líquida en las venas. Además, en el fondo del río
Volga, por primera vez en la historia moderna, encontraron restos de dos
animales. Los paleontólogos determinaron que los huesos hallados
pertenecen a un macho adulto y un cachorro de la especie extinta.
Dedujeron también que los cuerpos de esos mamuts no eran tan lanudos
como los de sus homólogos que poblaban territorios más al norte.
Si esto es cierto, entonces se trata de un ejemplar mucho más antiguo, un antecesor y progenitor del mamut, aclara Evgueni Máschenko, del Instituto de Paleontología de la Academia de Ciencias de Rusia:
Si esto es cierto, entonces se trata de un ejemplar mucho más antiguo, un antecesor y progenitor del mamut, aclara Evgueni Máschenko, del Instituto de Paleontología de la Academia de Ciencias de Rusia:
–Suponemos
que se trata del mamut de la estepa (Mammuthus trogontherii). Suponemos
también que era menos lanudo que el mamut, pero no está comprobado
puesto que hasta ahora no se ha encontrado un solo cadáver congelado de
esa especia, a diferencia de los mamuts. Es de suponer que vivían en un
clima mucho más suave, aunque ya se estaban adaptando al frío.
Además,
los científicos descifraron el genoma de un caballo antiquísimo cuyos
restos fueron encontrados en Siberia junto a los de un homínido de la
cueva de Denisova en Siberia. El genoma ha proporcionado nuevas
perspectivas sobre aspectos de la evolución del caballo.
ap/lj
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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