http://www.larepublica.es/2013/12/socialismo-o-barbarie-2/
La principal excusa que se ha utilizado para justificar el salvaje e ilegal derribo de la estatua, viene de un nacionalismo ucraniano frente a todo aquello que haga referencia a Rusia. Llama la atención el hecho de que ese pretendido nacionalismo ucraniano no considere que ingresar en la Unión Europea (UE) suponga un problema, pese a la pérdida significativa de soberanía que supone ser miembro de esa organización internacional, algo que ya han padecido países como Grecia, Italia y España. La UE, o más bien la llamada “troika”, formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, es decir la oligarquía de Europa y EEUU, puede cambiar gobiernos o forzar modificaciones en constituciones como ocurrió en nuestro país con el artículo 135 en septiembre de 2011 (pacto firmado por PP y PSOE).
Los medios de desinformación también resaltan las críticas de la UE al papel de la Policía en los disturbios de Kiev. La hipocresía y el doble rasero no conocen límites, por eso no es de extrañar que las mismas voces que cuestionan a la policía ucraniana son las que mantienen un silencio vergonzoso, o incluso un rol manipulador descarado, cuando la actuación policial protege sus intereses. Ejemplos hay para escribir varios libros, y en varios de ellos se han contabilizado muertes, torturas, palizas…Muertes como la de Carlo Giuliani en Génova en 2001 en Italia, pero también podemos encontrar excesos policiales en diferentes Estados europeos desde el norte: Suecia (cumbre de Gotemburgo) hasta el Sur.
También es claro esa falsa moral cuando vemos que la UE no ha hecho objeciones a la ley mordaza, denominada oficialmente como Ley de Seguridad Ciudadana, que ha sido aprobada hoy con los votos de PP, PNV y CiU, una ley que sí ha sido criticada por el Consejo de Europa, organismo que a veces se confunde con la Unión Europea pero que abarca a 47 países a diferencia de los 28 de la UE.
La represión policial contra la libre expresión de la ciudadanía cuando se cuestionan los intereses de los oligarcas es evidente, el papel de los medios de desinformación también, los engaños y las trampas de políticos y sindicalistas corrompidos ya a casi nadie sorprenden. Pero lo que todavía no es posible asimilar es la pasividad de amplios sectores de la población ante los desmanes y las injusticias de las políticas inhumanas de gobiernos capitalistas. Gobiernos que ganan elecciones, unas veces utilizando siglas de formaciones abiertamente encuadradas en la derecha y otras veces engañando a electores ingenuos cuando se disfrazan con la engañosa imagen de la socialdemocracia. Una aparente alternancia que no es otra cosa que la misma moneda con dos caras distintas.
Pero lo que resulta menos comprensible aún es que miles y millones de votantes elijan papeletas de partidos políticos cuyos dirigentes han mostrado claramente que gobiernan en contra de los intereses de la mayoría o están dispuestos a hacerlo. ¿Qué ocurre en el cerebro de una persona que defiende a quienes le explotan y oprimen y critica a quienes luchan por la Justicia social? ¿es sólo una cuestión ideológica o hay otros factores en juego? Naomi Klein aporta su visión en La doctrina del shock, otros hablan de “indefensión aprendida”. Lo cierto es que en los países occidentales la inacción y el desclasamiento parecen haber dado paso a sociedades decadentes, donde los valores humanos como la honestidad, la humildad, la solidaridad, la paz….se ejercen en contadas ocasiones.
Pero en la Historia de la Humanidad se han dado muchos ejemplos de revueltas e intentos de emancipación, desde Espartaco en época romana hasta nuestros días.
Para terminar, deberíamos recordar un par de citas, primero la de Rosa Luxemburg que titula este artículo, y por último una cita de Lenin que dice: “si no eres parte de la solución eres parte del problema. ¡Actúa!”
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