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TELAM / Argentina – El artista franco español Manu Chao
dedicó el recital de anoche -desde lo musical y lo escenográfico- a la
protesta contra la multinacional Monsanto, junto a su banda La Ventura,
capaz de instalar la fiesta y el compromiso social en el estadio de
Ferrocarril Oeste durante más de dos horas.
“Monsanto, fuera de Latinoamérica y del mundo”, arengó el cantante muchas veces durante el show, donde recorrió el escenario tocando su guitarra y dialogó con el público partir del intercambio de consignas coreadas a viva voz: “Te lo digo, te lo canto, fuera Monsanto”.
Vestido de rojo y con su clásica gorrita, dotado de una energía potente, aunque sin abandonar la calma de un líder, “Manu” trazó un itinerario emotivo por sus clásicos que recorren los dolores y las pasiones de aquellos que menos tienen.
Momentos de honda emoción se lograron con “Desaparecido” o la arrolladora versión de “Si yo fuera Maradona”, siempre en un clima de fiesta, con la gente bailando y el pogo instalado como un elemento más de la geografía de este trotamundos de 51 años.
Una mujer, miembro de la agrupación Madres de Ituzaingó subió al escenario para clamar por el alejamiento de Monsanto de la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas.
Acorde con el “leit motiv” del encuentro, una colorida tela como escenografía principal del escenario rezaba: “Fuera Monsanto de Latinoamérica. Desalambremos esta vida”, mientras que las inscripciones, “Ni un pibe/piba menos” eran el texto de los banderines que custodiaban el proscenio.
Manu Chao convocó durante el recital a cada uno de los problemas político sociales latinoamericanos, les puso nombre y los transformó en canción, y dentro de esta lógica, una bella versión de “Clandestino” se ligó a la lucha mapuche.
Su banda de secuaces logró superar algunos inconvenientes de sonido del Estadio y se impusieron, destacándose la guitarra de Majdid en un solo de corte hispano capaz de encender al público, Gambeat siempre eficaz al bajo y el poder de la batería de Philippe Teboul, su eterno compañero de la legendaria Mano Negra.
El recital se extendió a pura garra, y durante la última hora de performance todos los temas parecían el último, más aún cuando la energía de la gente parecía agotada, “La rumba de Barcelona”, la festiva “Loiloiloi” y “Mala vida” sellaron el pacto que el artista tiene con sus devotos.
Si el latido del corazón de Manu determinó el ritmo de “Me gustas tú”, con el micrófono situado sobre el pecho del cantante, fue el latido de su ideología el que una vez más transformó las canciones en vehículos para lograr que las ideas se rebelen y bailen.
Durante la velada de ayer -extensa y con mucho calor- el trovador demostró nuevamente que, dice su canción ya devenida himno y anoche coreada con entusiasmo, “pase lo que pase, sea lo que sea, próxima estación Esperanza”.
Por entradas agotadas, el artista agregó una fecha mañana en el estadio Malvinas Argentinas y con esta performance cierra su gira que ya lo tuvo visitando Chile, Santa Fe, Córdoba y Salta.
“Monsanto, fuera de Latinoamérica y del mundo”, arengó el cantante muchas veces durante el show, donde recorrió el escenario tocando su guitarra y dialogó con el público partir del intercambio de consignas coreadas a viva voz: “Te lo digo, te lo canto, fuera Monsanto”.
Vestido de rojo y con su clásica gorrita, dotado de una energía potente, aunque sin abandonar la calma de un líder, “Manu” trazó un itinerario emotivo por sus clásicos que recorren los dolores y las pasiones de aquellos que menos tienen.
Momentos de honda emoción se lograron con “Desaparecido” o la arrolladora versión de “Si yo fuera Maradona”, siempre en un clima de fiesta, con la gente bailando y el pogo instalado como un elemento más de la geografía de este trotamundos de 51 años.
Una mujer, miembro de la agrupación Madres de Ituzaingó subió al escenario para clamar por el alejamiento de Monsanto de la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas.
Acorde con el “leit motiv” del encuentro, una colorida tela como escenografía principal del escenario rezaba: “Fuera Monsanto de Latinoamérica. Desalambremos esta vida”, mientras que las inscripciones, “Ni un pibe/piba menos” eran el texto de los banderines que custodiaban el proscenio.
Manu Chao convocó durante el recital a cada uno de los problemas político sociales latinoamericanos, les puso nombre y los transformó en canción, y dentro de esta lógica, una bella versión de “Clandestino” se ligó a la lucha mapuche.
Su banda de secuaces logró superar algunos inconvenientes de sonido del Estadio y se impusieron, destacándose la guitarra de Majdid en un solo de corte hispano capaz de encender al público, Gambeat siempre eficaz al bajo y el poder de la batería de Philippe Teboul, su eterno compañero de la legendaria Mano Negra.
El recital se extendió a pura garra, y durante la última hora de performance todos los temas parecían el último, más aún cuando la energía de la gente parecía agotada, “La rumba de Barcelona”, la festiva “Loiloiloi” y “Mala vida” sellaron el pacto que el artista tiene con sus devotos.
Si el latido del corazón de Manu determinó el ritmo de “Me gustas tú”, con el micrófono situado sobre el pecho del cantante, fue el latido de su ideología el que una vez más transformó las canciones en vehículos para lograr que las ideas se rebelen y bailen.
Durante la velada de ayer -extensa y con mucho calor- el trovador demostró nuevamente que, dice su canción ya devenida himno y anoche coreada con entusiasmo, “pase lo que pase, sea lo que sea, próxima estación Esperanza”.
Por entradas agotadas, el artista agregó una fecha mañana en el estadio Malvinas Argentinas y con esta performance cierra su gira que ya lo tuvo visitando Chile, Santa Fe, Córdoba y Salta.
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