Posted: 25 Dec 2013 05:30 AM PST
Espero que la celebración de la Navidad
haya sido muy especial en tu hogar y en el de cada uno de los
salvadoreños. Como padre de familia siempre he sabido que nuestra
felicidad está en los hijos. Verlos con salud y alegres es el mayor
regalo que Dios puede darnos.
En estos últimos días de diciembre,
mientras compartía con los niños y entregaba juguetes, una mamá me
agradeció el regalo que había dado a su pequeño. Lo que quizá no supo
fue que su hijo ya me había agradecido con una sonrisa que me hizo
comprender una vez más que nuestra niñez merece el mejor cuidado y
atención que nosotros como adultos podemos darles.
Es deber de nosotros “los grandes” -como
algunos niños dicen-, garantizarles una buena educación, salud,
alimentación, recreación y desde el hogar inculcarles valores y
principios que los hagan hombres y mujeres de bien.
Siempre he estado comprometido con
garantizar el bienestar de nuestra niñez y adolescencia. Por eso fue que
desde el gobierno iniciamos el camino para dignificar a nuestros niños
desde las escuelas.
Muchos padres se han acercado a mí para
decirme que esperan que los cambios que hemos realizado no sean
arrebatados por aquellos que creen que dar uniformes, zapatos y útiles
escolares a nuestros niños y niñas es un despilfarro.
En el pasado, muchas familias no podían
mandar a sus hijos a la escuela, pues no podían pagar la cuota que se
les imponía. Tampoco podían comprarles zapatos, útiles y uniformes, por
lo que muchas familias tenían que optar por enviar a uno o dos de ellos
únicamente.
Para esta fecha, en otros tiempos, los
padres de familia tenían que endeudarse para comprar lo que sus hijos
necesitarían el siguiente año en la escuela.
Eso ha cambiado. Ahora ningún niño tiene
que quedarse en casa por no poder pagar una cuota o por no tener los
útiles necesarios para aprender. Esto fue posible porque desde el
Ministerio de Educación estamos brindándoles lo necesario para que
estudien.
Yo estoy decidido en seguir trabajando por
elevar la calidad de vida de todas las familias salvadoreñas y tengo la
profunda convicción de que los niños y las niñas deben gozar de las
mejores condiciones posibles para una formación sana e integral. Por eso
es que trabajaré para que todos tengan mayor acceso a atención en
salud, programas de recreación y esparcimiento y la garantía de una
formación educativa de calidad desde edad temprana, incorporando una
visión lúdica, cultural y de convivencia.
Estoy seguro que si todos, como una gran
familia, nos unimos, podremos seguir construyendo El Salvador que
queremos: Justo, Próspero y con oportunidades.
Te invito a que hagas posible ese país.
Nuestros niños y niñas merecen lo mejor y en nuestras manos está la
oportunidad de construir un futuro de oportunidades para todos.
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