http://spanish.ruvr.ru/2013_12_22/Con-miras-a-Sochi-2014-6916/
Foto: EPA
El
Comité Olímpico Internacional (COI) durante bastante tiempo no tenía
requisitos estrictos para la situación de la villa. Las viviendas podían
estar dispersadas por la ciudad, lo principal era que los deportistas
pudieran llegar con igual comodidad a los estadios. Pero cualquier
persona ganosa: un participante, un hincha o un periodista, podía pasear
por la villa. La situación cambió después del año 1972, durante la
olimpíada de verano de Munich, cuando los terroristas agredieron a la
selección de Israel. Ahora la villa olímpica es un barrio cerrado y debe
ser obligatoriamente compacto para garantizar la seguridad de los
deportistas.
En
Sochi para 2014 de hecho se construyeron tres villas olímpicas. Una
junto a las instalaciones de la zona costera, la segunda en el conjunto
de esquí alpino Rosa Jútor y la tercera cerca de la pista de esquí de
fondo y biatlón Laura. Todos los deportistas vivirán, como se dice, a
dos pasos de los estadios o pistas en los que se disputarán las
competiciones de la Olimpíada Blanca.
La
olimpíada de verano de 1980 en Lake Placid fue la última en la que a
fin de determinar al ganador en las carreras de esquí se tomaban en
cuenta centésimas de segundo. La distancia de quince kilómetros fue
fundamental. El esquiador finés Juha Mieto la recorrió en 41 minutos
57,64 segundos. Su rival sueco Thomas Wassberg en 41 minutos 57,63
segundos. Este último recibió la medalla de oro. Los hinchas se
escandalizaron y en pos de ellos los funcionarios deportivos. Se decidió
que una centésima fracción de segundo es una magnitud insignificante
para decidir el destino del campeonato. Y un año después en la meta –en
todas las carreras de esquí- se tomaban en cuenta tan solo décimas de
segundo. Y la situación en que dos deportistas reciben las medallas de
oro devino normal.
También
después de los juegos de Lake Placid en el programa olímpico de esquí
apareció una nueva disciplina: mass start. En esta carrera todos los
esquiadores salen al mismo tiempo y corren a la meta sin guiarse por el
cronómetro sino mirando a los rivales reales, a los que hay que
adelantarse. Según los esquiadores y los hinchas, es la carrera más
honesta y espectacular.
El
patinaje de velocidad rusa vive un período de auge. Si en la olimpíada
de invierno de 2010 en Vancouver la medalla de Iván Skóbrev en esta
modalidad fue una sensación, en Sochi, al mínimo, dos rusos, Denis
Yuskov y Olga Fatkúlina, podrán luchar por medallas. Olga en esta
temporada ha ganado ya una etapa de la Copa del Mundo, habiendo vencido
en la carrera de quinientos metros.
Olga
Fatkulina es la principal esperanza de la selección femenina en
patinaje de velocidad. Es joven, tiene veintitrés años, pero su nombre
está ya bien conocido por los expertos. Hace tiempo que en Rusia no
tiene igual, en los últimos cuatro años ella gana los campeonatos
nacionales. Al podio internacional pudo subir tan solo hace un año y
medio, cuando ocupó el tercer lugar en la etapa de la Copa del Mundo en
Harbin, en la distancia de mil metros. Y ya este año en la etapa de la
Copa del Mundo en Sochi la rusa venció en esta misma distancia.
Este
“oro” fue el primero que el equipo ruso conquistó en la Copa del Mundo
desde 2001. No es solo un avance, es el ascenso a un nivel más alto del
patinaje nacional y de la deportista en lo individual. Al responder a la
pregunta de cómo pudo conseguir tales resultados, la joven dijo que
había reconsiderado a fondo su postura hacia el deporte y la vida:
—Tuve
que dar un giro de ciento ochenta grados respecto a aquella Olga que se
entrenaba antes: cambiar mis planes, mi entorno, mis objetivos. Cuando
llegamos a Chipre, donde se realizaba nuestra concentración
pre-temporada, dije a los entrenadores que no me comportaría como antes y
que tendría una preparación distinta. En efecto, me entrené mucho y
pasé el período preparatorio sin traumatismos. Además, cambié los
patines, se me había hecho los zapatos según la huella de mis pies, más
apretados. Ante tenía prácticamente unos “valenki”, en los que no sentía
ni el hielo, ni los zapatos, ni el apoyo.
En
la primera etapa de la Copa del Mundo en Berlín, en esta temporada,
Olga Fatkulina venció en la primera distancia, de quinientos metros. El
intenso trabajo surtió efecto. En 2013 Olga entró como una excelente
velocista. Tan sola una patinadora no ha sido vencida aún por ella: la
surcoreana Lee Sang-hwa, plusmarquista mundial y campeona olímpica. Pues
bien, la Olimpíada de Sochi dirá quién es más fuerte en esta rivalidad,
es poco probable que la surcoreana no participe en los Juegos.
No
solo los atletas tienen historias olímpicas sino asimismo muchos
hinchas. Pues, el viaje a la Olimpíada para cada uno de ellos es uno de
los principales acontecimientos de su vida, para el que se preparan y el
que esperan.
Un
mes antes de inaugurarse los Juegos de Sochi, nuestra emisora recogió
varias historias breves y curiosas y aclaró qué es lo que los mueve.
La
Olimpíada es una oportunidad única de verlo todo de una vez. Por eso no
se puede en caso alguno dejar pasar tal evento, asevera el moscovita
Serguéi Chumin, que irá a la Olimpíada con toda su familia. A fin de
asistir al número mayor posible de competiciones, adquirió más de
cuarenta entradas. No obstante, como dice el propio hincha, para él
tiene más importancia la posibilidad de alentar a su selección nacional,
expresar su amor por el querido país y –es lo fundamental- pasar este
amor a sus hijos.
Alexéi
Sichov tiene planes un tanto distintos en cuanto a la Olimpíada.
Partirá a la Olimpíada desde Krasnodar junto con su amiga. En este viaje
se propone hacer realidad sus tres sueños a la vez: hacer un regalo a
su querida muchacha, ver las competiciones de su deporte predilecto, el
biatlón, y…estudiar las instalaciones olímpicas desde el punto de vista
arquitectónico. Alexéi es ingeniero de profesión, de suerte que este
viaje tiene para él un interés especial:
—Me
interesa ver el estadio Fisht, en donde se celebrará la ceremonia de la
inauguración. Yo sigo de cerca el curso de la construcción: qué se hace
ahora, como se instaló la iluminación secundaria, etc.
Para
alguien el viaje a Sochi no se limita a la importancia deportiva, es
asimismo una oportunidad de venir, aunque por un breve plazo, a su país
natal. Elena Batúyeva vive durante mucho tiempo en Italia con su marido y
espera con impaciencia el viaje a la Olimpíada:
—Cuando
viajé de chica con mi mamá a Sochi lo grabé en la memoria como un
balneario de verano. Ahora quiero ver cómo ha cambiado la ciudad, qué
transformaciones han tenido lugar allí porque leemos mucho, vemos muchos
comunicados y reportajes en la prensa. Ahora tengo ante mí un cuadro de
una ciudad que progresa, con una infraestructura renovada. Quiero verlo
con mis propios ojos.
Elena
se ha apasionado tanto por la Olimpíada que ya durante varios meses
cuenta a sus amigos de Milán cuán original es ese balneario de invierno
situado en la costa del mar. Como resultado, algunos italianos curiosos,
seducidos por las exaltadas referencias de Elena, adquirieron entradas
para los Juegos y realizan así su viejo sueño. Su amiga Anna Morabito
dice:
—Para
nosotros no es solo la posibilidad de asistir a la Olimpíada sino
también ver el país. Desde Sochi iremos a Moscú y San Petersburgo, de
modo que será no solo un tour deportivo sino asimismo una excursión.
Así,
imperceptiblemente, los Juegos f reúnen en torno suyo a centenares de
personas e historias. Es obvio que la expresión “La Olimpíada une” no ha
perdido aún su sentido originario. Los Juegos de Sochi son una prueba
de ello.
vs/as/ll
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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