Posted: 08 Nov 2013 05:30 AM PST
Hace unos días fui invitado a la entrega
de 4000 computadoras que la Fundación ALBA hizo al Ministerio de
Educación. Fue un evento muy alegre y colorido, lleno de niños y niñas.
Las computadoras han sido llamadas “Lempitas”. Precisamente un niño me
preguntó por qué se llaman así. Le respondí que era un nombre en honor a
uno de nuestros ríos más grandes: el Lempa.
La pregunta del niño me llevó a pensar que
es algo propio en ellos su deseo de saber. Lo compruebo cada vez que
visito alguna escuela: me hacen preguntas de todo tipo que siempre
terminan haciéndome reír por lo ingeniosos que son.
Que nuestros niños y jóvenes siempre estén
dispuestos a aprender, conocer y explorar, es algo que debe alegrarnos a
los adultos; como padres y maestros debemos interesarnos por cada una
de sus inquietudes y en lugar de coartarlos es mejor que estimulemos su
aprendizaje.
Fomentar la lectura, las ciencias, el arte
y el deporte, son signos de una educación integral que ya estamos
implementando en el país a través de la Escuela Inclusiva a Tiempo
Pleno, que se piensa llevar a todos los centros escolares.
Como maestro doy fe del trabajo, como
nunca antes visto, que se está realizando en nuestro país para elevar la
calidad de la educación. Personalmente, es un deseo muy arraigado en
mí. Por eso una de las tres prioridades que hemos plasmado en nuestro
Programa de Gobierno “El Salvador Adelante” es la Educación, y algunos
de nuestros programas insignias serán Un niño, una computadora y la
Universidad en Línea.
En los tiempos que vivimos una computadora
es esencial en la formación de nuestros niños y niñas, pues les
proporcionará conocimientos complementarios al acercarlos a las nuevas
tecnologías.
Me alegra en gran manera saber que en El
Salvador nadie podrá decir que una buena educación es sólo para niños
afortunados. Una educación de calidad para todos y todas es un principio
básico de igualdad y justicia.
Estoy convencido que la transformación de
nuestro sistema de enseñanza debe ser un esfuerzo nacional. Por eso
agradezco a la Fundación ALBA por contribuir al desarrollo de nuestra
niñez a través de la educación. Ver la alegría dibujada en el rostro de
los niños al recibir las computadoras para sus centros escolares es algo
que no tiene precio, ver sonrisas llenas de futuro que nos dice: vamos
por buen camino.
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