12/09/13.- Una carta que escribió el Libertador al General Antonio José
de Sucre en julio de 1822, en la que están contados los detalles de la
entrevista que sostuvieron José de San Martín y Simón Bolívar en
Guayaquil entre el 26 y el 27 de julio de 1822, fue encontrada por el
investigador colombiano Armando Martínez, profesor de la Universidad
Industrial de Santander.
La misiva pone final a dos siglos de debate y polémica sobre el referido encuentro entre los dos próceres. Los seguidores de San Martín y los de Bolívar se enfrascaron en una larga discusión por muchos años con la finalidad de conocer los puntos debatidos y las razones que llevaron a San Martín a abandonar el terreno abonado para la libertad. Incluso se especuló sobre un presunto conflicto de intereses y de personalidades que aconteció entre ambos.
En una reseña de la revista Semana, divulgada por Internet, puede leerse que, al contrario de todo lo dicho, la carta de Pérez muestra que el encuentro entre San Martín y Bolívar fue cordial. De igual manera, la reunión no giró en torno a si Guayaquil debía ser independiente o anexarse a Colombia, sino al futuro de Perú. De hecho, el viejo general austral sabía que Bolívar y sus tropas habían ya resuelto esta discusión a su favor.
La otra sorpresa de la carta enviada a Sucre está en que los dos libertadores estuvieron en desa-cuerdo sobre el tipo de gobierno que debía regir en el Perú independiente. San Martín, según Pérez, se quejó “mucho del mando y sobre todo de sus compañeros de armas que últimamente lo habían abandonado en Lima”.
Aseguró que iba a retirarse a Mendoza; que había dejado un pliego anexo para que lo presentasen al Congreso renunciando al Protectorado (de Lima) y que también renunciaría a la reelección que contaba se haría en él, y que luego de obtener la primera victoria se retiraría del mando militar sin esperar a ver el término de la guerra. No obstante, añadió que antes de irse pensaba dejar bien puestas las bases del Gobierno, que no debía ser democrático porque en el Perú no conviene, pues, a su juicio, debería venir de Europa un príncipe solo y aislado a mandar.
Bolívar se opuso y dijo que ni a América ni a Colombia le convenía introducir príncipes europeos, que eran ajenos a las masas y que se opondría a ello, salvo que el pueblo decidiera algo así. Frente a esta oposición y a la defensa que Bolívar hizo de la democracia y del Congreso de Angostura, San Martín dijo que el principado podría venir después.
San Martín elogió la idea de crear la Federación de los Estados Americanos y comentó que Chile no tendría problema en entrar pero sí los tendría Buenos Aires, y se ofreció a tramitar un arreglo de límites entre Colombia y Perú. Al final, tras ofrecer toda su ayuda en espera que Colombia hiciera lo mismo con Perú, el protector dejó en claro que la reunión fue una visita sin carácter oficial y sin ningún objeto político y militar.
Tras su encuentro, a Bolívar le quedó claro que San Martín no tenía ni las fuerzas ni el apoyo militar para asumir la victoria final sobre los españoles, quienes tenían un músculo importante en el virreinato más rico y contaban con una aristocracia poco afecta a las ideas republicanas. Como había que neutralizar esta amenaza, el Libertador decidió reclutar 4 mil nuevos hombres que se unieron al Ejército de 5 mil veteranos que había llevado, para ir al alto Perú. Dos años después, y tras varias batallas, las de Ayacucho y Tumulsa, pusieron fin al conflicto con los ibéricos.
“La carta confirma la sospecha que existió siempre acerca de la posición monarquista de San Martín, algo que no era extraño si se tiene en cuenta el fracaso de los primeros años de la experiencia democrática en Argentina. Incluso Brasil y México decidieron experimentar el camino monárquico constitucional”, dice Martínez.
En la publicación que apreció en el portal de Semana se puede ver también que el docente neogranadino encontró la carta cuando hurgaba en los archivos de Ecuador sobre la caída de la Primera República colombiana.
El hallazgo fue casual, dado que el documento apareció en uno de los dos tomos del copiador José Gabriel Pérez, secretario de Bolívar en la Campaña del Sur, incluidos equivocadamente en la caja 595 del fondo Presidencia de Quito, que solo parecía contener las órdenes y documentos de Manuel José Restrepo.
CONTEXTO DE LA CITA
Para entender mejor el porqué del encuentro entre los dos grandes próceres latinoamericanos, conviene dar un paseo por el contexto que lo envolvió, el cual influyó también en lo que en esos días históricos se discutió.
En ese sentido, en aquel momento, el General José de San Martín había liberado a la Argentina, Chile y parte de Perú, en unas campañas militares exitosas, iniciadas en 1813, habiéndose quedado estancado en Lima a la espera de mejores oportunidades para atacar las tropas realistas acantonadas en El Cuzco.
Simón Bolívar, por su parte, también había logrado la liberación de Nueva Granada y Venezuela en un tercer período de lucha iniciado en 1817, en Guayana y culminado en 1821 en Carabobo.
Ambos libertadores avanzaban hacia el centro de Suramérica con el objeto de despejar de realistas el territorio, evitando con ello un posible resurgimiento que pudieran poner en peligro las recién conquistadas libertades.
Los dos próceres habían fijado como objetivo a Guayaquil, dado que esta ciudad se había declarado independiente y había pertenecido tanto al virreinato del Perú, como al de Nueva Granada.
Después de la batalla de Pichincha, Bolívar decide estacionarse con sus tropas en la ciudad, a donde llegó el general San Martín, estableciéndose entre ambos una entrevista histórica, cuyo resultado fue la dimisión de San Martín al cargo de Protector del Perú y su salida de ese país hacia Chile y, luego, a Europa, donde vivió el resto de su existencia.
La misiva pone final a dos siglos de debate y polémica sobre el referido encuentro entre los dos próceres. Los seguidores de San Martín y los de Bolívar se enfrascaron en una larga discusión por muchos años con la finalidad de conocer los puntos debatidos y las razones que llevaron a San Martín a abandonar el terreno abonado para la libertad. Incluso se especuló sobre un presunto conflicto de intereses y de personalidades que aconteció entre ambos.
En una reseña de la revista Semana, divulgada por Internet, puede leerse que, al contrario de todo lo dicho, la carta de Pérez muestra que el encuentro entre San Martín y Bolívar fue cordial. De igual manera, la reunión no giró en torno a si Guayaquil debía ser independiente o anexarse a Colombia, sino al futuro de Perú. De hecho, el viejo general austral sabía que Bolívar y sus tropas habían ya resuelto esta discusión a su favor.
La otra sorpresa de la carta enviada a Sucre está en que los dos libertadores estuvieron en desa-cuerdo sobre el tipo de gobierno que debía regir en el Perú independiente. San Martín, según Pérez, se quejó “mucho del mando y sobre todo de sus compañeros de armas que últimamente lo habían abandonado en Lima”.
Aseguró que iba a retirarse a Mendoza; que había dejado un pliego anexo para que lo presentasen al Congreso renunciando al Protectorado (de Lima) y que también renunciaría a la reelección que contaba se haría en él, y que luego de obtener la primera victoria se retiraría del mando militar sin esperar a ver el término de la guerra. No obstante, añadió que antes de irse pensaba dejar bien puestas las bases del Gobierno, que no debía ser democrático porque en el Perú no conviene, pues, a su juicio, debería venir de Europa un príncipe solo y aislado a mandar.
Bolívar se opuso y dijo que ni a América ni a Colombia le convenía introducir príncipes europeos, que eran ajenos a las masas y que se opondría a ello, salvo que el pueblo decidiera algo así. Frente a esta oposición y a la defensa que Bolívar hizo de la democracia y del Congreso de Angostura, San Martín dijo que el principado podría venir después.
San Martín elogió la idea de crear la Federación de los Estados Americanos y comentó que Chile no tendría problema en entrar pero sí los tendría Buenos Aires, y se ofreció a tramitar un arreglo de límites entre Colombia y Perú. Al final, tras ofrecer toda su ayuda en espera que Colombia hiciera lo mismo con Perú, el protector dejó en claro que la reunión fue una visita sin carácter oficial y sin ningún objeto político y militar.
Tras su encuentro, a Bolívar le quedó claro que San Martín no tenía ni las fuerzas ni el apoyo militar para asumir la victoria final sobre los españoles, quienes tenían un músculo importante en el virreinato más rico y contaban con una aristocracia poco afecta a las ideas republicanas. Como había que neutralizar esta amenaza, el Libertador decidió reclutar 4 mil nuevos hombres que se unieron al Ejército de 5 mil veteranos que había llevado, para ir al alto Perú. Dos años después, y tras varias batallas, las de Ayacucho y Tumulsa, pusieron fin al conflicto con los ibéricos.
“La carta confirma la sospecha que existió siempre acerca de la posición monarquista de San Martín, algo que no era extraño si se tiene en cuenta el fracaso de los primeros años de la experiencia democrática en Argentina. Incluso Brasil y México decidieron experimentar el camino monárquico constitucional”, dice Martínez.
En la publicación que apreció en el portal de Semana se puede ver también que el docente neogranadino encontró la carta cuando hurgaba en los archivos de Ecuador sobre la caída de la Primera República colombiana.
El hallazgo fue casual, dado que el documento apareció en uno de los dos tomos del copiador José Gabriel Pérez, secretario de Bolívar en la Campaña del Sur, incluidos equivocadamente en la caja 595 del fondo Presidencia de Quito, que solo parecía contener las órdenes y documentos de Manuel José Restrepo.
CONTEXTO DE LA CITA
Para entender mejor el porqué del encuentro entre los dos grandes próceres latinoamericanos, conviene dar un paseo por el contexto que lo envolvió, el cual influyó también en lo que en esos días históricos se discutió.
En ese sentido, en aquel momento, el General José de San Martín había liberado a la Argentina, Chile y parte de Perú, en unas campañas militares exitosas, iniciadas en 1813, habiéndose quedado estancado en Lima a la espera de mejores oportunidades para atacar las tropas realistas acantonadas en El Cuzco.
Simón Bolívar, por su parte, también había logrado la liberación de Nueva Granada y Venezuela en un tercer período de lucha iniciado en 1817, en Guayana y culminado en 1821 en Carabobo.
Ambos libertadores avanzaban hacia el centro de Suramérica con el objeto de despejar de realistas el territorio, evitando con ello un posible resurgimiento que pudieran poner en peligro las recién conquistadas libertades.
Los dos próceres habían fijado como objetivo a Guayaquil, dado que esta ciudad se había declarado independiente y había pertenecido tanto al virreinato del Perú, como al de Nueva Granada.
Después de la batalla de Pichincha, Bolívar decide estacionarse con sus tropas en la ciudad, a donde llegó el general San Martín, estableciéndose entre ambos una entrevista histórica, cuyo resultado fue la dimisión de San Martín al cargo de Protector del Perú y su salida de ese país hacia Chile y, luego, a Europa, donde vivió el resto de su existencia.
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