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Pero
las conmociones económicas que provocaron, entre otras cosas, un mayor
desempleo en muchos países, dejaron su huella. Toda una generación de
jóvenes en Europa y EEUU vuelven a vivir con sus padres. En estos
tiempos duros los “jóvenes boomerang”, tal como los llaman los
psicólogos, no encontraron un trabajo que les permitiera pagar los
estudios y el alquiler de una vivienda. Sin embargo, el regreso a la
casa paterna además de no resolver los problemas financieros de los
jóvenes, genera nuevos.
Para
EEUU es una pequeña revolución social. Si antes los adolescentes
empezaban a vivir separados desde los dieciocho años, ahora los jóvenes
no se apresuran a abandonar la casa paterna, sino más bien vuelven a
ella. Los científicos los llaman “jóvenes boomerang”.
Según expertos, la aparición de esta tendencia se debe a la crisis
económica. En lugar de ajustarse el cinturón y resolver por sí solos los
problemas financieros, los jóvenes regresan a casa de los padres.
Vivir
a costa de los padres es la salida más fácil de la situación, estima la
directora del Centro de psicoterapia y psicoanálisis Alina Timóshkina:
–Los
jóvenes más infantiles tratan de volver a casa de los padres y
aprovechar los recursos paternos. Así les resulta más cómodo.
Lo
mismo sucede en Europa. Los científicos calcularon que este año un
10-15 % más de jóvenes que el año pasado, o sea aproximadamente
cincuenta millones de personas, han vuelto a casa de los padres en el
Viejo Mundo. En su mayoría son los llamados jóvenes grandes, cuya edad
oscila entre los veinticinco y treinta y cuatro años. Ellos explican tal
situación alegando que no pueden ganar el dinero necesario para
comprarse una vivienda y no quieren más gastar dinero en alquiler. Las
cifras son impresionantes: cerca del 90 % de los españoles y portugueses
viven con sus padres, el 70 % son alemanes y el 60 % ingleses, polacos e
italianos, si bien estos últimos aún antes la subida del nivel de
desempleo no mostraban muchas ganas de vivir aparte, dice Elena Zhúkova,
quien hace ya varios años que trabaja en Milán:
–No
he visto que alguien abandonara la casa paterna. Ellos viven con los
padres, pero lo hacen de forma algo autónoma. O sea que trabajan, ganan
dinero y lo gastan únicamente para sí mismos.
En los países asiáticos el problema de los “jóvenes boomerang” no tiene tanta actualidad, dice el estudiante coreano Gino Be:
–Cuando
los coreanos se van de la casa paterna no vuelven. Yo ya abandoné la
casa de mis padres. Vivo en Moscú hace ocho o nueve años. No vivo con
ellos, vivo solo, independiente. Mis padres no me ayudaban, yo mismo me
gano la vida, pago mis estudios y el alquiler de la vivienda.
El
regreso a casa de los padres no resuelve todos los problemas. Es
difícil que dos generaciones puedan vivir bajo un mismo techo. Además
surgen numerosos conflictos domésticos, prosigue Alina Timóshkina:
–Sin
falta se producirán confrontaciones con los padres, sin falta habrá
necesidad de tomar resoluciones independientes, lo que, a su vez, puede
generar miedo.
A
propósito, en Rusia los investigadores del Instituto Independiente de
Política Social consideran que no se observa ningún aislamiento entre
generaciones. Los padres siempre tratan de ayudar lo máximo posible a
sus hijos, aunque sean grandes. No por casualidad, los rusos contraen
antes matrimonio y antes tienen hijos. Los jóvenes rusos, a diferencia
de los norteamericanos y europeos, no tienen que cambiar sus hábitos.
Quizás esta sea una de las causas por la que las consecuencias de la
crisis económica en Rusia no se perciben con tanta intensidad como en
los países occidentales.
mj/kg
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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