EL JOYERO HACE LAS JOYAS, EL COMERCIANTE
LAS VENDE, LOS ILUSOS LAS
COMPRAMOS, LOS LADRONES LAS REVENDEN.
Repetía el anciano vocinglero,
sentado en una banca en el Parque Libertad. Este parque no tiene nombre porque
la tal libertad no existe. Un vaso de
leche es un vaso de leche aunque sea de la vaca peche. El reloj, repetía, sólo
existe en función de la explotación. Los malos tiempos sólo existen para los que
tuvieron buenos. la muerte es tan insignificante que no hay razón alguna para
no seguir viviendo. En las fiestas patronales se truena a un montón, los
empleados son los únicos que se preocupan por el día de pago. Los tiempos
pasados fueron mejor para los que tuvieron buenos tiempos, no sé porque los
enanos se preocupan por tener casas grandes.
No camines tanto y aprisa, te cansarás
sin necesidad. Todo con mesura, vive la vida.
El anciano vocinglero de barba
blanca veía pasar el tiempo y no se inmutaba. Para qué, se dijo, contar los días,
las horas y minutos, si no tengo nada que esperar, nada que perder y nada por
qué
preocuparme.
Lo estuve escuchando todo el día
y decidí seguir visitándolo sólo para oír el soliloquio. Los
militares no sirven para nada, sino para ocupar a las muchachas y no pagarles
nada. Los abogados son peores, las usan
y les cobran.
La vida, dijo el viejo, es bonita
cuando uno no se preocupa por nada, si llueve bien venida sea y si hace sol,
pues bonito porque no siento frío.
No hay que meterse en lo que a
uno no le importa. En esos momentos iba a preguntarle como hacía para comer, y
por ello me abstuve. Pensé por un momento, ha de tener donde dormir y que comer
y para haber llegado a esa edad con esa filosofía de la vida es que es más
inteligente que la mayoría.
A las mujeres hay que quererlas y
si ya no te quieren hay que dejarlas porque por algo ha de ser y entonces hay
que pensar en conseguirse otro amor. Dales comida en casa así no van a ir a comer afuera.
No hay que hacerle daño ni a las
hormigas, alguna razón y función han de tener para existir.
Cuida a los árboles
y no te preocupes si no hay sombra, malditos los que lo sustituyen por el
cemento.
No les ponga cuidado a los
gobiernos, los gobernados tienen que ser inventivos para vivir como lo deseen,
si el gobierno es malo, hay que cambiarlo como sea.
Para vivir bien no necesitas el
dinero, sino paz en tu conciencia...seguía el anciano. Me retiré
pensativo, no volví a ver atrás, pensando si ello era nada más una ilusión.
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