Foto: RIA Novosti
Entrevistado por La Voz de Rusia, uno de los jefes de ese trabajo, Alexéi Gippius, dijo lo siguiente:
–Al
principio solo nosotros, los participantes de la expedición geológica
de Nóvgorod, celebrábamos la fiesta. Pero ahora es una fiesta de todo
Nóvgorod. El día de la fiesta los arqueólogos se reúnen obligatoriamente
con los habitantes de Nóvgorod. Al principio, junto al monumento a una
simple mujer trabajadora que se llamaba Nina Akúlova. Aquel verano ella
decidió ganar un poco más de dinero y se incorporó a la expedición
geológica. Y justamente ella, el 26 de julio de 1951, encontró un pedazo
de corteza de abedul con texto imprimido a mano. Ese fue un momento
crucial en el estudio de la cultura y el modo de vida de la antigua
República de Nóvgorod. Desde entonces se encontraron más de un millar de
documentos. Los hallazgos arqueológicos nos permitieron tener una idea
del Nóvgorod medieval como una gran ciudad comercial, donde en los
atracaderos bulliciosos desembarcaban de las naves fardos con artículos
traídos de países lejanos. Nóvgorod, por su parte, exportaba miel, cera,
cáñamo, pieles. Allí se oía hablar en ruso, alemán, sueco, en lenguas
de los pueblos de Oriente. Las bellas mujeres de Nóvgorod se peinaban
con peines de madera de boj, mordisqueaban nueces, se enjabonaban en las
casas de baño con esponjas mediterráneas, en las fiestas colocaban
sobre la mesa vajilla con dibujos iraníes, confeccionaban atuendos de
paño de Flandes.
Pero los incendios eran lo más
terrible para la antigua Moscú de madera. No solo las casas, sino
también los libros y anales eran pasto de las llamas. Por eso, a
diferencia de Europa, en nuestro país los historiadores siempre sufrían
por la falta de testimonios materiales y escritos de la vida de nuestro
país en los siglos antiguos y medievales. Los anales, que se conservaron
en los templos y monasterios construidos de piedra, testimoniaban sobre
los acontecimientos oficiales, pero era prácticamente imposible
imaginarse la vida cotidiana de la gente. Alexéi Gippius destaca:
–El
efecto del hallazgo de documentos escritos en corteza de abedul fue
simplemente sorprendente. Empezamos a extraer una de tras otra
inscripciones, que se conservaron perfectamente en el suelo arcilloso,
hechas por personas en Rusia 500-900 años atrás. Ellos escribían sobre
los asuntos más comunes y cotidianos, sobre sus preocupaciones y
fiestas. En la gran ciudad contemporánea de Nóvgorod directamente debajo
de los pies de las personas, debajo el asfalto, debajo de las ruedas de
los automóviles y en los jardines y huertas se desveló una historia
escrita por los propios participantes de de los sucesos medievales.
Ahora tenemos escritos en corteza de abedul despachos políticos,
disposiciones en materia económica, inscripciones jurídicas sobre el
matrimonio y recordaciones de deudas. Acaba de encontrarse el más
antiguo libro eslavo, los llamados Salmos de Nóvgorod del siglo XI.
Entre los hallazgos hay mensajes de amor, y hasta ejercicios y dibujos
escolares de niños. También se encontraron anotaciones hechas por
mercaderes en la representación de Gotska gården en Nóvgorod.
Igual
que en la década de los 50, cuando comenzaron las excavaciones, los
habitantes de Nóvgorod evidencian un gran interés por ellas. Todos los
veranos escolares y estudiantes ofrecen su ayuda a los arqueólogos. Les
encanta trabajar en las excavaciones. Se les permite llevarse de
recuerdo algunas cosas que aparecen con frecuencia en las excavaciones:
objetos de cerámica, cuero. Arqueólogos profesionales les comentan allí
mismo, en el lugar de las excavaciones, acerca de esos hallazgos. De
esta manera, los jóvenes de familiarizan con la historia de su pueblo.
mj/sk
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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