© Foto: La Voz de Rusia
El tren transporta no sólo la cruz de Andrei
Pervozvanny, sino también a nueve primados y a una gran delegación de
representantes de todas las iglesias ortodoxas autocéfalas del mundo. En
la capital de Ucrania los visitantes distinguidos continuarán con los
festejos de los 1025 años del Bautismo de Rusia.
Los
primeros jerarcas de las iglesias ortodoxas de Alejandría, Jerusalén,
Polonia, Serbia, América, Chipre y Bulgaria fueron llevados al tren
especial en mini automóviles descapotables. El jefe de la Iglesia
Ortodoxa de Georgia, debido a su estado de salud, fue a las festividades
en avión. El primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa Kiril salió a Kíev por
separado. Lo primero que hizo el Patriarca fue besar la cruz y después
saludó a los prelados que iban en el tren especial y a la gente que vino
para despedirlos:
-Los
festejos de los 1025 años del Bautismo de nuestro pueblo es un
acontecimiento significativo para toda la Rusia histórica. Lo más
importante es que se hayan reunido en torno de la cruz sagrada
representantes de todas las quince iglesias ortodoxas locales para rezar
recordando la gran acción del príncipe Vladímir. Lo hicimos también
para agradecer a Dios por todo ese camino tan difícil y espinoso de la
Iglesia Ortodoxa Rusa y dirigir nuestra ferviente oración a Él, para que
envíe su gracia a nuestros pueblos. Hemos iniciado las festividades en
Moscú, con una gran afluencia de la gente y del clero, ahora comenzamos
nuestra peregrinación a Kíev, la madre de las ciudades rusas. Y de allí
iremos a Minsk.
Por su aspecto exterior “el tren
de los patriarcas” prácticamente en nada es diferente a otros. Sólo que
al principio, en el tercer vagón, se ubica un templo. Fue así justamente
como fue transportado de Rusia a Ucrania el objeto sagrado: el arca con
la cruz en la que había sido crucificado el apóstol Andrés. El
vagón-templo no es una novedad en los trenes que circulan por las vías
ferroviarias rusas, explicó Vladímir Yakúnin, director de los
Ferrocarriles Rusos:
-Ese
vagón realmente es un templo, tiene un altar, desde luego ahí está el
ícono de Cristo Crucificado. Hoy lleva también la cruz de Andrei
Pervozvanny que está sujetada de forma especial. El vagón es un pequeño
templo, muy cómodo y discreto. No es la primera vez que se utiliza el
vagón-templo. Precisamente éste pertenece al patriarcado. No tenemos
muchos de esos templos en los Ferrocarriles Rusos, menos de diez, esos
vagones requieren de cuidados especiales. Pero, si no los tuviésemos,
así, de buenas a primeras, habría sido difícil hacerlos.
Contrariamente
a la opinión común, el vagón en el que viaja el Patriarca Cirilo no
tiene nada de particular, continúa Vladímir Yakúnin:
-Representa un vagón normal de los que utilizan los directivos de las empresas ferroviarias cuando realizan inspecciones obligatorias de la infraestructura para controlar el estado en que se encuentran.
Lo único que distingue dicho vagón es que está acondicionado para
estadías largas de la gente. Cuenta con compartimientos donde uno puede
descansar, tiene un pequeño cuarto donde se prepara la comida, cuenta
con todo tipo de comunicaciones necesarias. El vagón no es blindado.
Los
primeros jerarcas no piensan descansar en el camino. Varias reuniones y
conversaciones están programadas para las horas del viaje. Y desde
luego, el rezo común ante la cruz de Andrei Pervozvanny. Después de que
“el tren de los patriarcas” sea recibido en Kíev, la cruz será
trasladada al Monasterio de la Laura Kíevo-Pechérskaya.
vg/sk/er
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