Es simbólico que estas festividades comiencen
justamente en el día de la Santa Princesa Olga, Igual a los Apóstoles,
que adoptó en secreto la religión cristiana en Constantinopla treinta
años antes del Bautismo de Rusia. Esa opción confirmada posteriormente
por el príncipe Vladímir determinó el destino histórico de Rusia, opina
el patriarca Kiril:
—La
fiesta del Bautismo de Rusia tiene suma importancia para todos los
pueblos de este país, así como de Ucrania y Bielorrusia. Ese acto dio
inicio a nuestra singular civilización y si nos mantenemos fieles a
nuestros orígenes espirituales y conservamos nuestra identidad, vamos a
ser realmente felices. Porque no pueden ser felices los pueblos que
renuncian a sí mismos, no son libres y espiritualmente dependen de
otros.
El programa de solemnidades se centra
principalmente en el último cuarto de siglo de la historia de la
ortodoxia rusa. Con razón porque la recuperación de la fe ortodoxa en
este país comenzó justamente por la celebración del milenio del Bautismo
de Rusia, dice el jefe del Departamento de Información Sinodal,
Vladímir Legoida:
—En
1988 se produjo un giro sorprendente para muchos, cuando de repente se
hizo posible hablar de la Iglesia en términos positivos. Cambió la
actitud hacia los valores espirituales que durante muchos años eran
considerados negativos y estaban prohibidos. En los últimos veinticinco
años nos hemos acostumbrado a respetar el postulado general de que el
Bautismo de Rusia predeterminó el destino histórico de los pueblos que
viven en el llamado espacio postsoviético. Consideramos muy importante
esta fiesta porque nos hace reflexionar sobre temas vitales de quiénes
somos, de dónde venimos y adónde vamos.
Los
festejos en Moscú culminarán con un gran concierto de gala al aire
libre, en la Plaza Roja de Moscú, en la noche del 25 de julio, con
participación de intérpretes de la música clásica, rock y pop. Delegados
de todas las quince iglesias ortodoxas del mundo asistirán al evento en
calidad de invitados. Ocho de ellas estarán representadas por sus
máximos jerarcas, incluida, por supuesto la Iglesia ortodoxa rusa.
El
26 de julio, las delegaciones patriarcales abordarán un tren especial
para viajar a Kíev donde celebrarán el Día del Bautismo. El 28 de julio,
en el día del Santo Príncipe Vladímir, Bautista de Rusia, el patriarca
Kiril celebrará la Divina Liturgia en el Monasterio de las Cuevas de
Kiev, acompañado por el clero ortodoxo de diversos países. La oración
conjunta de los jerarcas debe mostrar la unidad y la fortaleza de la
ortodoxia mundial. La última etapa de las festividades tendrá lugar en
Minsk, capital de Bielorrusia, adonde los representantes de las iglesias
ortodoxas del mundo se trasladarán después de visitar Ucrania.
En
el “tren de los patriarcas” también viajará una gran reliquia
cristiana, la cruz en la que murió crucificado uno de los discípulos de
Cristo, el apóstol Andrés. La presentación de la cruz es parte de las
actividades por la fiesta del Bautismo de Rusia y una muestra de la
unidad espiritual de los pueblos hermanos, dijo a La Voz de Rusia
el secretario de Relaciones Interortodoxos del Departamento de
Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú, el
arcipreste Ígor Yakimchuk:
—La
Iglesia ortodoxa rusa cree que fue justamente el apóstol Andrés quien
predijo la gloria de la ortodoxia en Rusia. San Andrés siguió la llamada
“ruta de los varegos a los griegos”. Las crónicas dicen que de camino
al norte acampó al pie de las colinas donde posteriormente surgiría
Kiev. El apóstol puso una cruz en aquel lugar y vaticinó un gran futuro
que tendría ese territorio y la religión cristiana en el mismo. Por eso,
Rusia siempre ha tenido una actitud especial hacia el apóstol Andrés.
La
cruz de la ciudad griega de Patras, en la que murió San Andrés, fue
llevada inicialmente a San Petersburgo y luego expuesta en varios
templos de los suburbios de Moscú. Desde el 19 de julio, la reliquia se
exhibe en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú. Ya más de
cuatrocientos mil devotos han pasado a verla y venerarla en Rusia.
nv/as
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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